LICH - Laboratorio de Investigación en Ciencias Humanas
Esta semana estuvo de visita en UNSAM la socióloga de la Universidad de Cambridge Mónica Moreno Figueroa, especialista a nivel internacional en racismo y antirracismo en América Latina. En esta entrevista se refiere a los proyectos de blanqueamiento que todavía imperan en la región, el mestizaje y el racismo como forma de organización social.
En su presentación, antes de acreditar su cargo como profesora-investigadora en el Departamento de Sociología de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), Mónica Moreno Figueroa dice que es “mujer negra mestiza mexicana”. Esas cuatro palabras implican una toma de posición explícita del lugar en el que se quiere colocar tanto dentro como fuera de la Academia. “Hay esta exigencia continuamente de las personas que hemos sido racializadas en desventaja, de que nos autodefinamos. Entonces lo hago como un ejercicio, me voy a definir en mis términos, según mi experiencia, es una decisión política, pero no porque crea que yo soy sólo eso”, expresa en conversación antes de la charla “Racismo Anti-negro y Mestizaje: implicaciones para pensar el racismo en América Latina”, que ofreció esta semana en el campus de la UNSAM junto al investigador del LICH Ezequiel Adamovsky.
Reconocida a nivel internacional por sus trabajos, la investigación de Moreno Figueroa se centra en la experiencia cotidiana del racismo y el antirracismo en México y América Latina. Desde hace una década codirige el Colectivo para la Eliminación del Racismo (COPERA) dedicado a evidenciar el racismo en México y en la Universidad de Cambridge co-dirige el Grupo de Trabajo de la Descolonización de la Sociología. Dirigió el proyecto de investigación “El Anti-Racismo Latinoamericano en una Era ‘Post-Racial’ (LAPORA)”, sobre prácticas y discursos anti-racistas en América Latina comparando experiencias en Brasil, Colombia, Ecuador y México, del que recientemente se acaba de publicar el libro -editado con Peter Wade- Against racism: organizing for social change in Latin America (Pittsburgh University Press).
En la esta entrevista reflexiona acerca del racismo estructural en América Latina, la discriminación, los procesos de blanqueamiento en la región, el mestizaje y los desafíos para los movimientos antirracistas en una era en la que se supone que la cuestión racial es un tema superado pese al desfavorecimiento persistente de diferentes poblaciones que son racializadas con un signo negativo por su color de piel.
-¿De qué manera funciona la cuestión racial en América Latina, cómo define el racismo y el antirracismo en la región?
Estoy queriendo entender los fundamentos del proyecto racial en México y en América Latina. Y creo que se basa en el racismo anti indígena, anti negro y anti asiático para el caso mexicano. En México se crea la idea de que no hay gente negra y que nadie es racista, cuando la presencia y el discurso sobre lo negro está organizando a muchas personas todo el tiempo. Pero ahí hago una separación entre el trato a la gente negra que es desfavorecido, y es un maltrato en general, y el uso de la idea de lo negro, que son como cosas distintas. Simplemente el querer apoyar o sustentar la idea de blanquedad requiere algo de lo que se aleja uno, alejarse es lo negro. Entonces, el mestizaje dialoga con la blanquedad de una forma interesante. En México el mestizaje es un proyecto de blanqueamiento que quiere limpiar lo indio y lo negro para tener una población cada vez más blanca en muchos sentidos, culturales, pero también el color de piel, el color de piel tiene una función importante. Si lo vemos como si fuera un camino, el voltear hacia lo blanco es dejar atrás lo negro, y eso en la práctica lo vemos en tener muy clara la idea de a quién se favorece y a quién no, quién tienes cerca, con quién te casas, y quiénes son tus amigos.
-En una visita reciente a la UNSAM su colega Peter Wade planteaba que el mestizaje colabora con la negación del racismo. ¿De qué manera le parece que funciona el mestizaje en ese sentido?
El mestizaje, como proyecto racial específico para América Latina, es la manera en la que el racismo esta organizado, es la forma en la que el racismo se manifiesta en nuestra región. Esta basado en procesos de blanqueamiento y de asimilación, diferentes a los de Estados Unidos u otros lugares donde los proyectos raciales se organizan alrededor de la segregación, donde se mantienen ideas de pureza y se previene la mezcla. La fuerza del mestizaje, como ha escrito Peter, es que es un proceso de inclusión y exclusión simultaneo, promueve la idea de una confirmación homogénea nacional mientras que al favorecer el blanqueamiento promueve que no todas las mezclas sean bienvenidas y organiza a la población hacia esa dirección. Así, el racismo comprendido como la jerarquización racializada de las personas se vuelve confuso porque la promoción de la mezcla oculta la valoración interna de esa mezcla. Aún más, el racismo, como forma de organización social que distribuye poder y oportunidad, ventaja y desventaja, usa el discurso del mestizaje para mantener a la sociedad en una lógica racial aspiracionista lo cual la divide y despolitiza. Y como las definiciones del color de piel son relativas y contextuales y no pueden completamente fijarse en blanco, moreno/mestizo y negro, sino que hay un continuo de tonalidades, las personas se distraen buscando su proximidad a la blanquedad y su alejamiento de lo moreno/marrón y lo negro porque es en esa escala que se distribuyen los privilegios y oportunidades.
-El racismo es algo mucho más complejo que la discriminación. ¿Cómo lo ve usted?
El racismo yo lo veo distinto a la discriminación, estamos hablando de un sistema social que organiza la opresión y la distribución de recursos y oportunidades. Esa distribución de recursos y oportunidades, como el acceso al trabajo o a la atención en el hospital. No es lo mismo la discriminación, que es entender más el racismo como prejuicio, es un problema que veo en varios lugares, donde es más sencillo hablar de prejuicios y actitudes. De esta manera, se puede entender que es un problema de falta de educación, que con una intervención y una comprensión mejor del asunto se va a componer, y eso es difícil en un sistema que funciona con la premisa de la distribución desigual de los recursos. Entonces, hablar de discriminación, usualmente hace pensar que a una persona se le negó el acceso a algo, pero no necesariamente es la única forma en la que el racismo opera. El mestizaje entonces lo que hace es como complicar todavía más el asunto, como despolitizar la forma en la que el racismo opera en Latinoamérica, porque ahí está la gran confusión que tiene que ver con que el color de piel, con la oportunidad y con este proceso de blanqueamiento, de modernidad y desarrollo. Es algo muy interesante de tratar de entender, cómo funciona en estos países que tienen historias de colonización y de subsecuentes migraciones que complican más esa historia que ya estaba ahí.
-Se dice que estamos en una era “posracial” en la que hay racismo sin racistas. ¿De qué manera funciona esta situación?
Precisamente porque tenemos esta idea de que si dejáramos de hablar de razas y racismos, el racismo va a desaparecer. Entonces hay una sensación, sobre todo en lugares como Estados Unidos donde ya estuvo (Barack) Obama, ya hubo un presidente negro, ya no tenemos que hablar de raza porque ya está superado, ya se logró la oportunidad para cualquier persona. Y eso lo que hace es negar hablar de las formas en que se sigue manteniendo el racismo, porque finalmente el que haya ciertas personas en poder o haya ciertas oportunidades, que yo esté en (la Universidad de) Cambridge no significa que este sea el lugar más abierto para todas las personas. Pero eso crea una sensación de posracialidad, de que ya no tenemos que preocuparnos por ese tema. Entonces, en América Latina lo que decimos es que el mestizaje es, de alguna manera, una propuesta posracial antes de que se hablara de lo posracial. El mestizaje lo que hizo, con esta idea de la mezcla y de hacernos creer que todos podíamos ser parte del proyecto nacional y de que podíamos integrarnos, fue hacernos sentir que ya no teníamos que hablar de razas, que las identidades raciales ya no eran importantes y que más bien todos éramos una mezcla de todo. Pero esto lo que hace es quitarnos la oportunidad de hablar de cómo esta distribución de recursos y oportunidades sigue operando a través de procesos de racialización, de manera que siguen siendo diversamente crueles e indignas las formas en que a algunas personas se las maltrata y a otras se las favorece.
Antirracismo, Mestizaje, Negritud, racismo