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A propósito del Día de las Infancias, las integrantes del Programa de Estudios Sociales en Género, Infancia y Juventud reflexionan sobre la creciente precariedad en la que viven la mayoría de lxs niñxs en nuestro país. Su análisis se desprende de los datos de una encuesta presentada recientemente por UNICEF, pero también de historias como la de Maylén, la alumna de una escuela de CABA que falleció esta semana por presunta desnutrición.
Este Día de las Infancias nos encuentra con datos —pero también con historias de vida, experiencias y afectos— que dan cuenta de la creciente precariedad en que la mayoría de les niñes viven y crecen: más de un millón de niñas, niños y adolescentes (NNyA) en Argentina se salteó alguna comida —desayuno, almuerzo, merienda o cena— por falta de recursos materiales. Esta situación también afecta a 3 millones de adultos que prefieren darles a sus hijas e hijos un poco de comida antes que alimentarse ellxs.
Las cifras se desprenden de una encuesta presentada a principios de agosto por UNICEF que refleja, a su vez, que la insuficiencia en los ingresos también genera que los alimentos más consumidos sean carbohidratos: se redujo en un 67 % el consumo de carnes y en un 40 % la ingesta de frutas, verduras y lácteos. Son números, pero también nombres propios. El 15 de agosto, Maylén, de 11 años, alumna de una escuela de la Villa 21-24, falleció por presunta desnutrición. Esto obliga a preguntarnos: ¿cuáles son las condiciones de posibilidad de esta muerte? ¿De qué redes institucionales se dispone (o no) para afrontar experiencias de infancia en extrema vulnerabilidad? Si la muerte de Maylén emergió como un suceso disruptivo y extraordinario, ¿qué nos dice de las vidas ordinarias de miles de niñes y adolescentes pobres del país, y de las agencias estatales responsables? Su historia encarna con crudeza la creciente infantilización de la pobreza que atraviesa a nuestra sociedad, pero también las problemáticas estructurales de los sistemas de protección de derechos de niños, niñas y adolescentes.
En ese marco, otro de los aspectos que quisiéramos subrayar, y que la encuesta de UNICEF relevó, es la participación de NNyA en tareas de cuidado. De acuerdo a la encuesta, el 10 % queda a cargo de hermanos menores de 18 años. La cifra aumenta al observar los hogares monomarentales. Por un lado, esto nos habla de la necesidad de continuar problematizando visiones hegemónicas y normativas sobre las infancias, que las conciben exclusivamente como receptoras de protección y cuidado por parte de les adultes, para avanzar en enfoques relacionales, atentos al carácter recíproco, continuo y dinámico de cuidar, sin por ello dejar de considerar las formas asimétricas y, en ocasiones, opresivas que éste puede asumir. Por otro lado, estos datos también son elocuentes respecto del modo en que las condiciones materiales de existencia constriñen y tensionan las posibilidades del cuidado —en particular, del cuidado infantil— y ponen de relieve los soportes institucionales y públicos que este requiere.
El 21 de agosto se celebra en Argentina el Día de las Infancias, desde una perspectiva de derechos y de reconocimiento a la diversidad. Este día se presenta como una oportunidad para reflexionar sobre la situación de los niños, las niñas y les niñes en el país, y para problematizar tanto los modelos universalizantes de infancia que continúan prevaleciendo como los complejos procesos de desigualdad y exclusión que la atraviesan.
Compartimos las palabras de Sandra Carli —extraídas de La memoria de la infancia: Estudios sobre historia, cultura y sociedad—para seguir pensando la relación entre clase social e infancia a propósito del análisis que realiza sobre uno de los personajes más significativos de la obra del pintor, grabador y muralista argentino Antonio Berni. El origen social de Juanito Laguna —la pobreza— no es una condición esencial que borra la singularidad de su infancia, pero sí una cualidad que permite dar cuenta de las maneras complejas en que se funden “elementos biográficos, locales, específicos de la infancia como experiencia de edad y generales o globales ligados tanto al territorio latinoamericano como a la cultura contemporánea”.
Desigualdad y pobreza, infancias, Vulneración de Derechos