A partir de la necesidad de las mujeres que están presas, en el marco del programa “Alfabetizar para la libertad” del Voluntariado Universitario de la Escuela de Humanidades, se realizó en el Complejo Penitenciario de José León Suárez un taller para fabricar productos de gestión menstrual.
“Seamos cada vez más las que gritemos que en la cárcel también se menstrua y el derecho a la salud es algo urgente”. Este es uno de los posteos recientes que las integrantes del programa “Alfabetizar para la libertad” del Voluntariado Universitario de la Escuela de Humanidades (EH) de la UNSAM subieron a su cuenta de Instagram. Ellas son responsables de la formación de alfabetizadoras en la Unidad 46 del Complejo Penitenciario de José León Suárez. El texto en las redes sociales lo escribieron luego de participar en un taller de confección de toallitas de tela y protectores para que las mujeres privadas de su libertad puedan utilizar durante el periodo menstrual. “El taller surge por la necesidad que las alfabetizadoras, mujeres presas, nos plantearon, ya que no cuentan con los mínimos recursos necesarios para sus días de menstruación, con la consecuente vulneración del derecho a la salud”, señala la profesora y psicopedagoga Liliana Berenstein, quien está a cargo del Programa.
En el programa “Alfabetizar para la libertad”, que funciona desde hace diez años, participan estudiantes avanzados de psicopedagogía, antropología y de la diplomatura de la EH en Intervenciones Pedagógicas en Contextos de Encierro. Capacitan y acompañan a personas privadas de su libertad que alfabetizan a sus compañerxs en contexto de encierro. “La alfabetización es algo más complejo que solamente enseñar a leer y escribir, es hacer circular la palabra y es estimular un pensamiento crítico”, acota la docente.
A partir de la necesidad planteada por las alfabetizadoras, una de las estudiantes de psicopedagogía que participa en el Voluntariado consiguió que una amiga suya que se dedica a la producción de insumos para la gestión menstrual aceptara dar el taller en el penal con la idea de que las mujeres puedan fabricar sus propias toallitas. Las telas utilizadas fueron donaciones conseguidas por las mismas docentes. Además de las alfabetizadoras de la Unidad 46 también participaron estudiantes de la Unidad 48 del Complejo, que es donde funciona el Centro Universitario San Martín (CUSAM), que cuenta con un taller de costura. Las mujeres, pero también algunos varones, se mostraron interesados en la posibilidad de poder fabricar en el futuro un producto que es factible vender y de esta manera generarse un ingreso mediante la manufactura artesanal.
“Lo interesante es que esta experiencia del taller sirve para un montón de cosas -comenta Berenstein-, para el uso personal, como salida laboral, para la dignidad humana de ellas, pero también a través de esta problemática podemos trabajar en alfabetización, con las palabras e ideas que surgieron buscamos materiales para desarrollar actividades de lectura y escritura, y para abordar el tema de los derechos humanos, entre ellos el de la salud”.
Alfabetizar para la libertad, Educación en contextos de encierro, Salud menstrual