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Diplomatura en Género, Ambiente y Territorio: “Cuando terminé el secundario, veía la universidad como algo re lejano”

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Cada martes, entre 35 y 40 mujeres del Área Reconquista de San Martín asisten al Campus de la UNSAM y a otras sedes del territorio para intercambiar saberes teóricos y populares con profesoras, estudiantes, becarias y compañeras de distintas organizaciones que integran la red migrante del área. ¡Conocé la nueva propuesta de formación de la Escuela IDAES y Migrantas en Reconquista en la voz de sus protagonistas!

Fotos: Evelyn Schonfeld

“Cuando terminé el secundario, veía la universidad como algo re lejano, algo que no era para mí porque yo era de Libertador, porque yo era una mujer de barrio. No era para mí. Yo no encajaba y nunca iba a encajar. Pero a través de las políticas de inclusión que tiene la UNSAM, la universidad llegó al barrio, y era eso lo que necesitábamos. Era y es muy difícil para los pibes, para los papás, poder llegar hasta acá. Pero que la universidad vaya al barrio, eso fue una transformación del 100 %. Gracias a eso, nosotras, mujeres del área, estamos sentadas acá, debatiendo y hablando de todo esto”.

La reflexión de Erika, egresada del Bachillerato Popular La Esperanza de barrio Libertador, condensa el momento: la experiencia conjunta y el compromiso que la Universidad sostiene en su territorio desde su formación y que hoy, con la nueva Diplomatura en Género, Ambiente y Territorio de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (EIDAES) alcanza un punto clave. Cada martes, entre 35 y 40 mujeres de los barrios del Área Reconquista (AR) de San Martín desbordan la sala para intercambiar saberes teóricos y populares con profesoras, estudiantes, becarias y compañeras de distintas organizaciones que integran la Red Migrante del área.

La Diplomatura —que en esta primera edición se desarrolla del 19 de abril al 12 de julio— es el resultado de muchos años de trabajo de enlace con las organizaciones del área. Se trata de un trayecto educativo que instala el diálogo de saberes como premisa para construir conocimiento. La organiza el equipo de Investigación Acción Participativa Migrantas en Reconquista y la dirige Natalia Gavazzo —investigadora del CONICET y docente de la UNSAM— junto con las coordinadoras Romina Rajoy —anfibia, vecina del AR, activista, educadora popular y graduada de IDAES– y Debora Gerbaudo Suárez —becaria doctoral del CONICET y docente de educación media del partido de San Martín—.

El proyecto estudia los efectos de la crisis climática global de manera situada en la cuenca del río Reconquista —el segundo más contaminado de América— y en los alrededores del basural más grande del país (el CEAMSE) y, principalmente, el impacto desigual de esos problemas socioambientales sobre mujeres, infancias y juventudes. Al mismo tiempo que genera información ante la escasez de datos y conocimiento científico, el proyecto busca colaborar con la transformación de las desigualdades mediante la coproducción de herramientas de gestión pública y comunitaria para amplificar y potenciar el liderazgo femenino en este territorio. El objetivo final, como señala Natalia Gavazzo, es que ellas puedan “mejorar el acceso a derechos de estas comunidades que lideran”.

Los contenidos se dividen en dos módulos: el módulo Género —que incluye temas de migración, redes e interseccionalidad; juventudes y violencias; trabajo, feminismos y economía popular; cuidados comunitarios; identidades de género y políticas hacia la población trans— y el módulo Ambiente —que repasa problemáticas vinculadas con el cambio climático; el agua, el aire y la basura; el hábitat y las problemáticas urbanas; y la salud comunitaria. Con perspectiva de géneros, la oferta trabaja sobre la acción ambiental con mirada local, y es ahí en donde el elemento territorio entra como eje transversal en todos los encuentros. La propuesta se complementa con encuentros en la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM del barrio Lanzone, con la que se coproducirán diversas herramientas artísticas, políticas y pedagógicas que irán desde el recurso del Teatro del Oprimido junto con el Colectivo Osadía hasta la confección de mapeos participativos con el Laboratorio de Comunicación Social Iconoclasistas.

Con esta diplomatura, Migrantas en Reconquista busca compartir y cotejar con las mujeres protagonistas de los barrios los resultados de la indagación producida desde 2019 por el equipo interdisciplinario que vincula a la EIDAES con las escuelas de Hábitat y Patrimonio (EAyP), Política y Gobierno (EPyG) y Humanidades (EH), siempre guiados por el Programa de Articulación Territorial que, desde hace años, viene tejiendo una red de organizaciones sociales en el municipio de San Martín. En ese sentido, esta actividad constituye una propuesta educativa singular con sede en la UNSAM que une organismos internacionales como el Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional de Canadá (IDRC) con diversos ámbitos estatales y con organizaciones territoriales de la Mesa Reconquista y de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP).

Enmarcado en la declaración de estos barrios como Territorio Educativo de la Universidad, el cual reconoce y valoriza la importancia de los saberes locales, prácticos y de la experiencia, “buscamos validar ese conocimiento, mejorarlo y modificarlo para ver si realmente lo que nosotras investigamos y tenemos como convicción tiene sentido para estas mujeres que trabajaron a la par nuestra durante todos estos años”, dijo Gavazzo en la primera clase. Estos vínculos creados con anterioridad a la pandemia fueron lo que permitió mantener las acciones del equipo UNSAM en el área durante los momentos más difíciles de la emergencia sanitaria.

La Diplomatura se basa en una propuesta pedagógica que pone en cuestión las jerarquías y busca generar un encuentro de saberes. Al respecto, Nancy Salvatierra —integrante del programa de Articulación Territorial, profesora de la Escuela Secundaria Técnica y del Centro Universitario San Martín (CUSAM), además de vecina del área e integrante del colectivo de mujeres Osadía— se explaya sobre la importancia de ser un Territorio Educativo: “Comemos de la basura, sí; transformamos la basura, sí; y la transformamos nada menos que en un trabajo. Y ese trabajo nos dignifica y también nos hace formarnos, educarnos, generar arte. Cuando decimos territorio educativo hablamos de que nuestros saberes también educan”. La Diplomatura entiende que las justicias social, ambiental y de género implican necesariamente un diálogo de saberes académicos con los saberes locales —en este caso, de las mujeres migrantes del AR—, que combine lo teórico y conceptual, lo situado y lo concreto.

Como afirma Inés, vecina y profesora de cerámica de la Biblioteca Popular La Carcova, “nosotras traemos la experiencia de la casa al barrio”. Alicia, de la Asociación Diego Duarte de Costa Esperanza, agrega: “A través de este curso, nosotras traemos lo práctico y adquirimos lo teórico”. En los encuentros se discute la naturaleza misma del conocimiento científico y el rol de las universidades en la sociedad. “¿En cuántas aulas hay tantos estudiantes?”, se pregunta Ernesto Lalo Paret, director del Programa de Articulación Territorial de la UNSAM, y reflexiona: “Es muy bueno que este espacio de Migrantas interpele así, porque la academia también puede ser expulsiva, y a la universidad no la piensen solamente los científicos”. Teresa Pérez, coordinadora de la Red Migrantas y articuladora del equipo de EIDAES, además de integrante de la Mesa Reconquista, agrega que “si bien la universidad está para certificar los saberes que las mujeres traen, desde el proyecto también se busca fortalecerlos”.

En el segundo encuentro, que se enfocó en juventudes y violencias, Nora —de la cooperativa de reciclado de basura Bella Flor y del Centro Comunitario 8 de mayo del barrio del mismo nombre— comenta: “La mayoría sabe que venimos desde abajo de la tierra. Yo no fui mamá biológica nunca, pero sí fui mamá de corazón de 8 chicos. Muchas veces nosotros nos preguntamos… porque yo escucho que nosotros tenemos que enseñarles a los pibes o mandarlos al colegio turno completo… ¿estamos haciendo bien?, esa es la pregunta. ¿Cómo estamos educando a nuestros hijos? Hablamos mucho de drogas, es importante y es la problemática en general que hay, pero ¿cómo les estamos enseñando a los pibes? Nosotros como organizaciones territoriales, aparte de sostener y contener a las familias, ¿qué oportunidades le ofrecemos a los pibes? Porque nosotros también somos responsables de darle oportunidades a los pibes. ¿Cuáles les tamos dando?”.

Estas preguntas resonaron tanto en los debates del campo de estudios académicos como en el resto de las compañeras que aprenden-enseñan. Al respecto, Erika reflexiona: “Para nuestros pibes ¿quién se va a proponer soñar? Porque la salida es una educación, pero una educación que venga con contención, con oportunidades. Por eso están nuestros centros culturales, nuestras biblios, nuestros bachis, por eso están todos nuestros espacios. Y por eso se llenan de adolescentes. Entonces no podemos decir que a los pibes les gusta estar en la calle, porque nuestros espacios se llenan de pibes”. La idea se completa con la intervención de Tamara: “El tema es cómo manejamos eso. Yo las escuchaba a todas y pienso que a mí me educaron diciéndome ‘así no, no hagas esto, no hagas aquello’. Y yo no quiero decirles a los pibes eso, pero sé que es necesario en cierto punto. Es como un balanceo: lo que ustedes quieran hacer, pero con el cuidado de nosotros, de la familia, de las organizaciones, del barrio”.

En el tercer encuentro, que se centró en el trabajo autogestivo de las cooperativas de San Martín, con el ejemplo de las empresas recuperadas, Gisela Bustos —del programa de Articulación Territorial de UNSAM, abogada de la recuperada 19 de Diciembre y actual funcionaria del INAES— entregó las certificaciones a nuevos emprendimientos de las trabajadoras del área que acompañamos desde Migrantas en Reconquista. Al respecto Rosa, la referente de Colectividades Unidas sin Fronteras del barrio de Costa Esperanza, dijo cuando tuvo en sus manos la carpeta con el pliego de su cooperativa: “Feliz de tenerlo, sinceramente. Me llena de emoción porque esto es algo esperado por muchos años, muchos años de trabajo. Tenemos muchas ganas de trabajar con la sociedad, de capacitar a los chicos, a los grandes, a todo tipo de edades. De hecho, la cooperativa se llama Nuevos Horizontes y se va dedicar a la fábrica textil, con capacitación. Así que cuando guste y quieran van a tener diseño, van a tener costura, para a aprender todo lo que necesiten”.

La relación con las instituciones, la mediación con el Estado y el acceso a derechos atraviesa las discusiones y planteos puestos en juego. Tal como comenta Sandra, “a Costa Esperanza le decíamos la villa, el asentamiento. Y ahora le decimos Barrio Costa Esperanza. Y eso fue sumando un poco al área Reconquista porque estaba todo en blanco, buscábamos y estaba todo en blanco en el catastro donde están los barrios. Y con el transcurso del tiempo ahora ya tenemos nombres en nuestras calles. Si bien es cierto que direcciones no, tenemos nombres en nuestras calles. Por ejemplo, cuando nos vamos hacer el documento sale con la dirección, aunque no con la numeración, sale el nombre y las entrecalles y ya lo tenés en tu DNI. Entonces eso es algo satisfactorio”. Verónica, de la cooperativa Flor de Loto de Villa Hidalgo, completa: “Por una cuestión de vergüenza o por una necesidad de que no me estigmaticen para poder encontrar un trabajo y no ser discriminado en distintos lugares, en la escuela. Entonces es más que solamente una cuestión de si me siento orgullosa o pertenezco a un lugar, sino que tiene que ver con una inclusión a la sociedad en general. Con la inclusión y con el acceso a derechos”.

Al finalizar la Diplomatura, los materiales propuestos serán completados, aumentados y puestos a disposición con los contenidos que surjan de manera colectiva, con lo que aporten las participantes y con lo que se construya como herramienta durante la cursada.

Nota actualizada el 16 de junio de 2022

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