Centro de Estudios de Hermenéutica
Falleció Arcadio Pardo, pero, a decir verdad, lo seguimos viendo y escuchando, también leyendo, y celebrando su “senecta” juventud.
Quien ha plasmado su vida en su poesía y su obra en su propia existencia, como Arcadio Pardo lo ha hecho con la suya, no se nos va. Falleció Arcadio Pardo y los que integramos el Centro de Estudios de Hermenéutica, el Seminario Permanente de Poética estamos tristes, pero, a decir verdad, lo seguimos viendo y escuchando, también leyendo, y celebrando su “senecta” juventud.
Varios de nosotros supusimos que ya habíamos perdido todos los padres, que solo nos quedaban algunos hermanos mayores: pero hoy nos invade una tierna sensación de orfandad. Arcadio nos ha acompañado y alentado en cada uno de nuestros proyectos y actividades.
El año pasado contamos con su lectura de poemas, una selección de su obra en proceso de completud titulada: Ardimientos, ajenidades y lejanías, publicada por UNSAM EDITA en 2018. Este año compartió con nosotros la lectura de su último libro: Presente y cercanías del presente, editado por la Universidad de Valladolid.
Podemos decir que Arcadio, y por ello también su poesía, es un manso curso de generosidad. Presenciarse de la vida en la cercanía del poema. Nos sigue diciendo Arcadio:
“… el presente es lo estante en trance,
huyente y sucesivo, incapturable.
Las cercanías son asentamiento,
estancia, arraigo, testimonio”.
Desde el Centro de Estudios de Hermenéutica celebramos su existencia y la amistad que Arcadio nos enseñó a cosechar y lo seguimos escuchando, y leyendo:
“Yo estaré en mi después
con este mi hoy y este mi sitio,
mi inmaculada soledad de dios,
mis legajos, mis ellas transparentes,
mi linde que es de a solas y no a solas,
con mis manos palpando capiteles,
y mi lujuria intacta de recibir la vida
cada cuando amanece”.