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Investigadoras del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental presentaron el informe preliminar sobre el estado ambiental de los barrios de José León Suárez. El trabajo enmarcado en el proyecto “Migrantas del Reconquista” midió la calidad del agua, el aire y el volumen de los residuos.
Lxs vecinxs de los barrios linderos al río Reconquista se acostumbraron a vivir en un paisaje contaminado. Un afluente de agua verde-amarronada del que emergen bolsas, desechos, electrodomésticos e incluso autos viejos contrastan a la perfección con la montaña de basura del CEAMSE, el basural a cielo abierto más grande del país. Allí se estima que viven unas 110.000 personas con una predominancia de mujeres jóvenes, niñas y adolescentes de familias migrantes.
Migrantas del Reconquista es un proyecto de investigación-acción participativa que reúne los saberes académicos y barriales en un diálogo permanente. Coordinado por la Escuela IDAES, la iniciativa se focaliza en las 60.000 mujeres que viven en esos barrios del municipio de San Martín, en particular en las 2000 que desarrollan su trabajo en el basural en los márgenes del río. Cuenta con la participación de varias unidades académicas de la UNSAM, las voces de lxs vecinxs y referentes sociales de los barrios del Área Reconquista y autoridades provinciales y municipales.
Luciana Nejamkis, docente e investigadora de la Escuela IDAES y codirectora del proyecto, explica que “las migrantas llegan desde territorios deteriorados por cuestiones ambientales y se instalan en un lugar urbano que también está deteriorado” y destaca la importancia de la investigación: “No solo buscamos obtener información en relación al ambiente sino que también se busca transformar realidades. Trabajamos directamente con la gente del territorio, lo que nos permite poder realizar la coproducción de conocimiento, que no es algo que solo se produce desde la Universidad sino también con las personas que son parte de estos procesos”.
El viernes 20 de agosto, investigadoras del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) presentaron el informe preliminar del proyecto en el que midieron calidad del agua, el aire y el impacto de los residuos en el Área Reconquista. Griselda Polla, investigadora y miembro del Equipo de Vinculación y Transferencia del 3iA, presentó la “pata ambiental” de Migrantas. “Es importantísimo evaluar el riesgo ambiental que tienen las migrantas del Reconquista. Estuvimos en un momento de parate industrial y vehicular muy importante y tomamos muestras de agua y residuos para comparar con una actividad normal. Esas muestras fueron guardadas hasta que se pudieran analizar porque la pandemia dificultó todo”, contó.
Vera Mignaqui, investigadora y directora del Equipo de Vinculación y Transferencia del 3iA, presentó el informe en el cual se realizó una comparación ambiental entre los datos suministrados por los municipios del AMBA sobre tres ejes fundamentales: espacios verdes, calidad de agua y calidad de aire. “Solo CABA y Lanús no cumplen con el requisito mínimo de 10 m² de espacios verdes por habitante”, dijo Mignaqui y señaló la falta de datos en relación al agua y el aire por parte de todos los municipios.
Existe muy poca información disponible de monitoreos ambientales en los municipios del AMBA. En el caso del agua solo San Martín y Vicente López informan monitoreos de calidad. “Los resultados obtenidos indican que, por un lado, predomina la falta de información y, por otro lado, en el caso de existencia de información, predomina el incumplimiento de la calidad de agua necesaria para protección de biota y uso recreativo dispuesta por ACUMAR, indicando niveles de contaminación relevantes”, cuenta la investigadora y explica que en el caso del aire solo tres municipios presentan datos de acceso público: “Se compararon los datos de monitoreo atmosféricos con los límites de concentraciones para la calidad de aire de acuerdo a la normativa vigente de la Ley 1356 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Se concluyó que, por un lado, predomina la falta de datos y, por el otro, en el caso de existencia de datos, predomina el incumplimiento”.
Vanesa Salomone, investigadora del 3iA, presentó los estudios sobre calidad de agua para consumo y aguas superficiales en los arroyos José Ingenieros y Carcova del Río Reconquista, uno de los más contaminados del mundo y el segundo más contaminado del país. “El crecimiento de los barrios en las zonas linderas al Río Reconquista ha sido bastante desorganizado y no planificado. Esto hace que muchos de estos barrios se ubiquen en zonas inundables y no tengan servicios básicos mínimos como el agua de red, cloacas o recolección de residuos”, señala Salomone.
En la investigación se analizó el agua subterránea para consumo bajo indicadores de temperatura, conductividad, pH, olor, color, carbono orgánico total, sólidos totales disueltos, nitrato, nitrito y amonio. Los valores encontrados se ajustaron a los parámetros dispuestos por el Código Alimentario Argentino para agua de consumo, pero “se registró la presencia de coliformes y valores de algunos metales que pueden a largo plazo ocasionar problemas de salud en aquellos que la consumen”, dijo Salomone.
En relación al agua superficial de los arroyos Carcova (barrio La Carcova) y José Ingenieros (Barrio 9 de Julio) se registró una alta carga orgánica y la presencia de distintos elementos tóxicos, como arsénico, cadmio, cromo y plomo, entre otros; con un mayor impacto sobre el Arroyo José Ingenieros. También se registraron altas concentraciones de compuestos nitrogenados y la proliferación de bacterias coliformes, parámetros indicadores de presencia de materia fecal.
La investigadora Soledad Villaverde presentó un relevamiento sobre los residuos en el Río Reconquista y las implicancias del CEAMSE. Durante las visitas a la zona encontraron todo tipo de residuos sólidos urbanos, electrodomésticos e incluso autos en las aguas de los arroyos Carcova y José Ingenieros. “El saneamiento ambiental va de la mano con la urbanización de los barrios y formalizar las actividades económicas de los vecinxs que trabajan con la basura, porque si bien están resguardados por medio de cooperativas, trabajan de forma completamente informal y sin reconocimiento estatal”, reflexionó la investigadora.
Con la propuesta de “dejar algo en el territorio”, el investigador del 3iA Ignacio Borón presentó el Sistema de tratamiento integral de agua para la Cooperativa Bella Flor -planta de reciclaje que funciona dentro del predio del CEAMSE- que desarrollaron junto a las organizaciones civiles Cosecha de Agua, CoSensores, Yakumama y Bosque Urbano. Se trata de un dispositivo de filtrado de agua de pozo para que lxs trabajadorxs de la cooperativa cuenten con agua bebible segura cuando se les acaba el agua potable que les brinda CEAMSE. El filtro fue fabricado en forma artesanal con arcilla, caolín y arena que es capaz de retener metales y residuos del agua.
Por las condicionantes impuestos por la pandemia, las mediciones de calidad de aire no pudieron realizarse, pero el equipo del 3iA pudo acceder a los dispositivos necesarios para medir el particulado atmosférico y la presencia de compuestos orgánicos volátiles, por lo que los testeos se realizarán en los próximos meses.
Migrantas del Reconquista
El proyecto Estrategias socio-ambientales para fortalecer la resiliencia de las mujeres trabajadoras migrantes en la cuenca del río Reconquista es una iniciativa de investigación-acción dirigido por la Escuela IDAES y con la participación del 3iA y el Instituto de Arquitectura de la UNSAM. Es financiado por la International Development Research Centre (IDRC) de Canadá desde 2019 y se trata del único proyecto latinoamericano que ganó la convocatoria impulsada por la agencia de cooperación de ese país.
“El proyecto trabaja tanto con migrantes mujeres de países limítrofes, como con emigración interna, que viene de provincias de la Argentina y que muchas veces también está vinculada con el modelo de acumulación capitalista neoextractivista. Las mujeres terminan llegando al Área Reconquista que es un territorio que también está muy degradado, con el segundo río más contaminado del país y en medio de un basural a cielo abierto”, cuenta Luciana Nejamkis, codirectora del proyecto.
El proyecto se originó en 2019 y ya evidencia ciertos logros compartidos, como la articulación de una red de mujeres del territorio y un diálogo permanente entre organizaciones barriales, la Universidad, la Municipalidad y el Estado en varios de sus niveles. Se realizaron más de 100 entrevistas, más de 100 observaciones de campo, 500 encuestas, informes de territorio, planos y cartografía, cinco informes de arquitectura sobre el territorio, un archivo documental que sigue avanzando articulado con la Biblioteca Central de la UNSAM y festivales culturales, entre otras actividades.
Si bien la pandemia dificultó el proyecto, no lo detuvo. “Hubo cosas que se potenciaron y cosas que tendremos que dejar para el próximo año. Cambió su esencia, porque fuimos directo a resolver problemas urgentes como la alimentación. Se tuvo que cortar la encuesta que estábamos haciendo, los análisis del 3iA estuvieron prácticamente parados un año porque no se podía ir a los laboratorios ni a tomar las muestras. Pero seguimos trabajando porque tenemos la suerte de tener el equipo que armamos”, concluye Nejamkis.