Por Florencia Maseda

“Te vimos en YouTube y nos gustaría entrevistarte”, fue lo primero que le dijeron por teléfono. La llamaban de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Magalí Silva es estudiante de la Ingeniería en Energía de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT) de la UNSAM y en 2018 participó de un video que le cambió la vida. Después de ese llamado, se reunió con el entonces vicepresidente del Área de Gas y Energía de la empresa, que la había visto en el canal de la UNSAM y no dudó en contactarla a través de Salvador Gil, director de la carrera.

Desde los 21 años, Silva trabaja en el área de energía especializándose en eficiencia energética. Comenzó su formación profesional con las prácticas profesionales que gestiona la Universidad y fue durante ese período que descubrió su vocación. El interés por el cuidado del medioambiente fue inspirado, sobre todo, por su familia: sus tíos son referentes de la conservación de la naturaleza en la Argentina.

Sin embargo, trabajar en YPF no estaba en los planes de Magalí, que llegó a la entrevista con algunos prejuicios. “Pensaba que el interés de la empresa por las energías sustentables y el medioambiente era incompatible con la actividad de una petrolera, pero cuando me mostraron el potencial de trabajo que había, me fasciné. Me pareció una oportunidad única para unir esos dos mundos”, cuenta.

Magalí comenzó en YPF como coordinadora de un comité de eficiencia energética. Su tarea era convocar a referentes de áreas vinculadas con el tema que hasta entonces habían trabajado de forma aislada para diseñar e implementar políticas integrales. El comité creció: de 3 miembros pasaron a conformar un grupo de 15 personas.

Magalí Silva (derecha) en el Comité de Eficiencia Energética que coordinaba en YPF

Su capacidad e ingenio la hicieron crecer: gracias a una campaña de memes que realizó en las redes internas de YPF, se convirtió en la “Influencer del año”. “Fue una forma de mostrar cómo los jóvenes podemos crear nuevas formas de trabajar. Al principio tuve miedo de que me vieran como una persona poco seria, pero recibí una respuesta muy positiva por parte de todos”, dice Magalí.

Al finalizar el año, apareció una nueva oportunidad: postularse para el puesto de Jefe de Operaciones de la planta ASGN Diadema en Comodoro Rivadavia. Obtenerlo implicaría mudarse a Chubut desde Villa Urquiza, donde nació y creció, y comenzar a trabajar en un área más operativa, un terreno totalmente nuevo para ella. Hasta la fecha, solo se había desempeñado en tareas de manejo de equipos, comunicación y capacitación.

Magalí Silva en la planta ASGN Diadema en Comodoro Rivadavia

Su idea al postularse fue conocer el mundo al que llevaría sus propuestas, una vez recibida. “Desde el escritorio en Buenos Aires tal vez se tienen ideas geniales que después son muy difíciles de implementar en el campo o necesitan ajustes para ser realmente útiles. Entonces pensé: ¿qué mejor forma de aprender cómo es ese mundo que trabajando ahí?”, cuenta.

A fines de 2019, Magalí se enteró que había sido seleccionada para el puesto. En enero viajó a Comodoro Rivadavia para comenzar su capacitación y en febrero ya estaba trabajando en la planta. Marzo, en cambio, fue diferente: pasó de ser la nueva jefa de Operaciones a convertirse en personal esencial junto con otrxs 20 trabajadores de la planta. Debió elaborar un protocolo de medidas de prevención y coordinar un equipo nuevo en el contexto de una pandemia causada por un virus del que, en ese momento, poco se sabía.

En poco tiempo, Magalí Silva logró adaptarse a grandes cambios. Como la energía, que no se crea ni destruye: se transforma.

UNSAM