En la Argentina cerca de un millón de personas perdieron su trabajo desde que empezó la pandemia, según estimaciones oficiales y privadas. Sin embargo, los últimos datos muestran una relativa estabilización del empleo y la actividad económica formal en mayo y junio. Matías Maito, investigador del centro Capacitación y Estudios sobre el Trabajo y el Desarrollo de la UNSAM explica la situación de la crisis económica más profunda desde la del 2002.
Desde que el coronavirus fue declarado pandemia, 409 mil trabajadorxs argentinxs del sector formal de la economía perdieron sus empleos, según datos del último Informe de la Situación y Evolución del Trabajo Registrado (SIPA) del Ministerio de Trabajo de la Nación. En tanto, el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) estimó que en el sector informal hay 650 mil nuevos desempleadxs.
¿Cómo continuó esa curva peligrosa? Durante el mes de mayo la contracción del empleo asalariado registrado se moderó respecto de lo sucedido en marzo y abril y la actividad económica creció. “En mayo, la cantidad de asalariados registrados se redujo en 6 mil, cifra que contrasta con la baja de 102 mil asalariados que tuvo lugar en abril y los 41 mil de marzo”, indica el informe En el camino de la recuperación. La situación del empleo en mayo y junio publicado recientemente por el centro Capacitación y Estudios sobre el Trabajo y el Desarrollo (CETyD) del IDAES de la UNSAM.
Matías Maito, investigador del CETyD, señala que la recuperación de mayo se explica por la flexibilización de la cuarentena. “En mayo tuvimos un crecimiento del 10% del nivel de actividad respecto de la situación del mes de abril, porque mayo es el momento en el que se empiezan a abrir actividades, lo que permite la reactivación económica y consecuentemente del empleo”, dice el investigador.
Aunque mayo muestre resultados positivos en relación a abril y marzo, con respecto al mismo mes de 2019 la economía cayó en 13,2%, según el INDEC. Al mismo tiempo, en resultados preliminares, mayo muestra un leve aumento (del 0,1%) del empleo asalariado en el sector industrial después de 29 meses de caída ininterrumpida (desde noviembre de 2017).
Si bien los datos del empleo industrial son positivos, desde el CETyD insisten en que debe tomarse con cautela. “En los últimos dos años la industria perdió empleo todos los meses. Esto demuestra que ahora hay políticas de sostenimiento del empleo que antes no había y existía una política económica de absoluta liberalización con un modelo de crecimiento económico que relegaba completamente la actividad industrial”, explica Maito.
Debido a la crisis económica, el Gobierno nacional impulsó tres políticas de sostenimiento del empleo: la prohibición de despidos, el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP) y la homologación del acuerdo CGT-UIA de suspensiones. Maito señala que estas políticas tuvieron efectos positivos: “Hoy los despidos están en los mínimos históricos y esa medida fue amortiguada por el apoyo del Estado a las empresas para que puedan pagar salarios. A su vez, el acuerdo CGT-UIA reglamentó la posibilidad de suspender trabajadores preservando el 75% de sus sueldos. Antes de ese acuerdo había muchos empresarios que estaban negociando suspensiones por montos mucho menores”.
Los datos del seguimiento de la situación laboral del CETyD muestran que en el 2002, año de la peor crisis económica y social de la historia argentina, por cada punto de caída de la actividad económica había 0,9 puntos de caída del empleo formal registrado. Hoy, por cada punto de caída de la actividad económica, hay 0,2 puntos de caída de empleo. “Esto quiere decir que, si bien el empleo baja, logra resistir mucho más la retracción de la actividad”, cuenta Maito.
Aunque aún no existen datos oficiales sobre la situación del empleo en el sector de la economía informal, el último informe de la UCA muestra que 650 mil personas perdieron su trabajo. “El sector informal es el más afectado porque muchos trabajadores no están exceptuados por las actividades que desarrollan y porque no corre la prohibición de despidos, ni los programas de gobierno de sostenimiento de empleos”, explica Maito.
Hay que aclarar que la situación del empleo en la Argentina antes de la pandemia estaba lejos de ser idílica. El país acarrea problemas económicos y de empleo desde 2014, los cuáles se agudizaron a partir de 2016. En los últimos cuatro años se registró un crecimiento de la desocupación del empleo formal amortiguado por un crecimiento de la informalidad. Además, entre 2015 y 2019 todos los trabajadores perdieron un 20% del poder adquisitivo de sus salarios.
En síntesis, la situación del empleo es compleja, pero los últimos datos de mayo y junio muestran una relativa estabilización de la caída que permite avizorar una salida en la llamada pospandemia. “Se va a dar de manera muy paulatina, porque el golpe es muy fuerte. Va a ser muy importante la participación de los actores sociales en la definición de los pasos de salida. El diálogo social debiera ser un componente central en ese proceso de recuperación largo que nos espera”, concluye Maito.