Llegó de Jujuy hace cuatro años, estudió Enfermería en la UNSAM y se recibió en 2019. Hoy trabaja como enfermera en Espacio Azul, la unidad sanitaria de la Municipalidad de San Martín instalada en un club del territorio que atiende a pacientes diagnosticados con COVID-19.
Cuando tenía 25 años, Juana Zumbay recorrió los 1490 kilómetros que separan a Jujuy del partido de Gral San Martín en el noroeste del conurbano. Dejó El Carmen, el pueblo donde había nacido y crecido, buscando trabajo y nuevos horizontes, y se instaló en el barrio Villa Coronel José María Zapiola, a pocas cuadras del campus de la UNSAM.
Juana nunca imaginó que sus primeras experiencias profesionales en el campo de la Enfermería serían en la trinchera de una lucha contra una pandemia mundial. Hoy tiene 29 años y es primera generación universitaria: estudió la carrera de Auxiliar de Enfermería en Jujuy. Eligió la carrera cuando se enfermó su abuelo y ya que era ella quien lo asistía. “Además siempre me gustó ponerme en el lugar del otro y ayudar en lo que más pueda”, cuenta.
“Por cosas de la vida”, dice, no pudo terminar la carrera en Jujuy. Cuando llegó al Gran Buenos Aires se abrió -ese mismo año- la carrera de Enfermería en la UNSAM. “Rendí el CPU (curso de preparación universitaria), me fue bien, entré y ya me quedé”. Se recibió en 2019 de enfermera profesional y ahora está cursando el primer año de la Licenciatura.
Juana trabaja en el “Espacio Azul”, un espacio que la Municipalidad de San Martín abrió dentro del Club San Andrés para el aislamiento comunitario. Día por medio, desde las 21 horas hasta las 7 de la mañana, trabaja en el área de pacientes con COVID-19 . En esta área los pacientes cumplen el aislamiento durante un período de 14 días una vez que son diagnosticados con positivo. “Mis vecinos saben que soy enfermera. Si bien tengo poca relación por el horario que tengo de trabajo, no sufrí discriminación por mi profesión”, cuenta.
Juana trabaja en Espacio Azul junto con otros siete compañerxs egresadxs de la UNSAM. “El lugar entre los pacientes está separado por biombos. Se les da una cama y una mesita para que tengan sus pertenencias. Además les enseñamos todo el tiempo cómo hacer para que lleven adelante medidas de prevención, como el lavado de manos y la utilización de los elementos personales”
“Todo el tiempo es algo nuevo, va cambiando a diario. Hasta los de limpieza tienen miedo y nos preguntan mucho a las enfermeras sobre cómo actuar y cómo trabajar”, dice. Los protectores faciales que Juana y sus compañerxs utilizan a diario fueron donados al Espacio Azul como parte de las acciones que llevó adelante un grupo de más de 100 voluntarios, coordinados por la UNSAM. En respuesta a la emergencia sanitaria generada por Covid-19, la Universidad convocó a voluntarixs con capacidad para diseñar y fabricar protectores faciales, a partir de materiales que fueron donados por empresas locales. Los Centros de Atención Primaria de San Martín recibieron las primeras máscaras, según las prioridades fijadas por el área de Salud de la Municipalidad.
Incertidumbre, falta de conciencia y el día después
Juana vive constantemente esa dualidad de verle la verdadera cara al Covid-19 y predicar a diario para que la gente tome real dimensión de la pandemia. Quienes están aislados y diagnosticados con Covid-19 le preguntan a Juana qué otros síntomas pueden tener y cuánto tiempo van a estar internados. “Tienen mucha angustia porque de repente les dan un diagnóstico y ellos no sienten nada. Yo les explico que son asintomáticos y por eso están estables pero sí se les puede manifestar fiebre, tos y lagrimeo entonces tienen que mantenerse aislados para no contagiar. Están muy angustiados porque además permanecen separados de su familia y todo se hace más difícil”.
Muy distinta es la actitud que Juana percibe en muchos vecinos. “Veo que afuera la sociedad no toma conciencia de lo importante que es cuidarse porque la mayoría con quien converso no cree y hasta me han dicho que es un invento del gobierno”.
Juana cree que esa dualidad, entre quienes tuvieron o tendrán coronavirus, y quienes no experimentaron en carne propia o en gente cercana la enfermedad impactará en la toma de conciencia cuando lo peor de la pandemia haya pasado. “Quienes vieron de cerca la enfermedad van a entender la importancia de tomar las medidas de prevención necesarias para ir volviendo a una vida normal”.
“Nunca me imaginé pasar una situación así. Es muy fuerte todo. Yo creo que de esta pandemia saco una experiencia increíble y sobre todo de la importancia del vínculo con el paciente , con los pares y las otras disciplinas”, cuenta Juana. Y continúa: “Esta pandemia me está enseñando a valorar las cosas, a entender lo importante que es escuchar a la gente a detenerse y dedicarle un minuto de atención. Con la vorágine de la rutina uno no se para a escuchar al otro. Esta situación nos humaniza porque se ve a flor de piel la empatía por el otro y la importancia de tratar de escuchar lo que le pasa al paciente”.
Sobre la carrera
La Licenciatura en Enfermería tiene una duración de 4 años y medio y está acreditada por la CONEAU. La carrera, que se cursa en el Campus de la UNSAM y en centros de salud del Municipio de San Martín, da respuesta al déficit de enfermeros y enfermeras que hoy tiene la Argentina. Desde su apertura en 2016, el número de ingresantes se triplicó: la primera cohorte reunió 50 estudiantes y la cuarta, 140.
Las prácticas con supervisión docente se realizan en el Hospital Interzonal de Agudos Eva Perón y en otros centros de salud del municipio de San Martín. Allí, muchxs de lxs estudiantes establecen vínculos con el personal médico y de enfermería que luego se mantienen. Durante esa formación práctica, que no se agota en la adquisición de habilidades técnicas y procedimientos, lxs estudiantes articulan los contenidos teóricos con casos concretos.