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El test serológico permitirá afirmar si una persona estuvo infectada con el virus SARS-Cov-2, aunque ya esté recuperada. Ya está listo un primer prototipo y el próximo paso es validar su eficiencia diagnóstica con cientos de muestras de pacientes, proceso que demandará algunas semanas.
Ante la presencia de un cuerpo extraño, como el virus SARS-Cov-2 que causa la enfermedad COVID19, el organismo de los seres humanos reacciona generando anticuerpos que lo atacan. Cuando una persona es infectada, puede tener síntomas o no, pero su recuperación depende en buena medida de la generación de los anticuerpos. Si se recupera, el virus es eliminado y los anticuerpos permanecen en el torrente sanguíneo. Respecto al diagnóstico de la infección hay dos alternativas. Si la persona tiene síntomas, lo ideal es utilizar un diagnóstico que mida la presencia del virus, que es lo que se hace actualmente en Argentina. Si la persona no pudo hacerse ese test y ya está recuperada, o si atravesó la infección sin síntomas, la única forma de saber que estuvo infectada es con un test que mida la presencia de los anticuerpos. Esta segunda estrategia diagnóstica aún no está disponible en Argentina y es la que está desarrollando en conjunto un grupo de investigadores de la UNSAM y la Fundación Instituto Leloir (FIL).
“Es bueno ser cauto, porque se trata de un tema que genera muchas expectativas. Probablemente desarrollemos un producto, pero lo importante es cuán bueno sea ese producto”, explica Diego Álvarez, director del grupo de Virología Molecular del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas de la UNSAM e investigador del CONICET. En ese sentido, Álvarez menciona los test de diagnóstico rápido comprados por España a una empresa china con una eficacia del 30%. “De diez pacientes infectados, habían siete que eran diagnosticados como no infectados. Para que sean útiles tienen que tener una alta sensibilidad, es decir que de diez personas infectadas, pueda diagnosticar al menos a ocho o nueve. La puesta a punto que estamos haciendo es para tener un test que tenga la mejor sensibilidad y desempeño”, asegura.
El proyecto del desarrollo de este test es liderado por Andrea Gamarnik, jefa del Laboratorio de Virología Molecular de la FIL. Con Álvarez se conocen hace años: fue su directora de tesis de doctorado. Recientemente, Garmarnik contó los avances del proyecto en su cuenta twitter y fue noticia en numerosos medios nacionales. “En tiempo récord logramos producir y purificar proteínas del nuevo coronavirus que serán empleadas para producir test serológicos en Argentina”, escribió.
Consultado sobre el detrás de escena de esa noticia, Álvarez cuenta que están trabajando sobre un desarrollo que empezó en Estados Unidos. “Estamos probando distintas proteínas o fragmentos de proteínas del virus y comparando cuál sirve mejor para reconocer a los anticuerpos. Los vectores que usamos para obtener esas diferentes proteínas y fragmentos de proteínas los obtuvimos del Centro Mount Sinai, en Nueva York”, cuenta Álvarez. “Para empezar el desarrollo accedimos a fragmentos de ADN del virus, que nos proveyeron estos colegas en Estados Unidos, y a partir de allí pudimos recuperar las proteínas que ahora estamos usando para detectar a los anticuerpos”.
Consultado sobre cuánto tiempo falta para que se haya comprobado la validez del test, Álvarez asegura que varias semanas y plantea que probablemente antes se anuncie otro test hecho en Argentina. “El desarrollo de un test serológico puede llevar más tiempo que el desarrollo de un test molecular. Juan Ugalde, Diego Comerci y Andrés Ciocchini, también investigadores del CONICET en el IIB, están trabajando en uno molecular, en conjunto con un grupo de la Universidad de Quilmes. En Argentina actualmente se utilizan test importados de este tipo, molecular. Ugalde, Comerci y Ciocchini introdujeron una variación en el procedimiento que tiene algunas ventajas como dar el resultado en menos tiempo y utilizar un mayor porcentaje de insumos locales”, cuenta Álvarez. “De todas formas, el test serológico es un test complementario”, sostiene Álvarez.
Sobre los próximos pasos en el desarrollo, Álvarez cuenta que “para lanzar un nuevo test son recomendables dos cosas: poder compararlo con otro test del mismo tipo y contar con un número representativo de muestras. Actualmente se está trabajando en la importación de los test que servirán para comparar y se calcula que llegarán en las próximas semanas. Respecto de las muestras, necesitaremos muestras de cientos de pacientes, pero no de cualquier paciente infectado, sino de pacientes que se hayan recuperado porque garantizan la presencia de anticuerpos contra COVID19. Eso puede estirar un poco los tiempos”, dice. “Ahora estamos concentrados en obtener mayor cantidad de estas proteínas y en validar la eficacia diagnóstica. Para que este test sea utilizado para diagnosticar pacientes después faltaría escalar la producción y que obtenga la aprobación del organismo regulador correspondiente”, explica.
Junto a los grupos de Álvarez y Gamarnik, también participan de este proyecto los laboratorios de la FIL liderados por Marcelo Yanovsky y Julio Caramelo. El desarrollo cuenta con financiamiento de la Unidad Coronavirus Covid-19, creada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (Mincyt), el CONICET y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación.
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