Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental
En el Día Mundial del Agua, María Mar Areco, investigadora y docente del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la UNSAM, habla de su trabajo al frente del Laboratorio de Microalgas y Remediación.
Como si su nombre de pila le hubiera marcado un camino, María Mar Areco tiene un vínculo fuerte con el agua. Durante su infancia y adolescencia practicó deportes acuáticos, es timonel y viajó para bucear en distintos lugares del mundo. Hoy es doctora en Ciencias Biológicas por la UBA y se desempeña como investigadora y docente del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) de la UNSAM. Allí dirige, junto con Gustavo Curutchet, el grupo del Laboratorio de Microalgas y Remediación. Pareciera que el agua es una especie de hilo conductor en su vida, y así lo siente.
“Lo que nunca me imaginé es que, de la fascinación por los mares y la biología marina, pasaría al tratamiento de aguas contaminadas”, dice María Mar. “En el laboratorio del 3iA estudiamos técnicas de remediación de aguas alternativas a las ya existentes. El objetivo de la remediación es que los efluentes disminuyan la carga de contaminantes y cumplan con la normativa vigente para su descarga”.
María Mar y sus becarixs trabajan con microalgas del río Reconquista, cuyo curso de agua tiene graves problemas de contaminación. “Tomamos muestras de sedimentos y aguas para analizar las condiciones fisicoquímicas y saber en qué condiciones viven las microalgas. En el laboratorio aislamos la biomasa microalgal y evaluamos su potencial de biorremediación, sobre todo de metales pesados”, explica. “Algunos de los efluentes que descargan en el río Reconquista provienen de la industria de la galvanoplastía y contienen zinc, níquel, cromo y cobre”.
La investigadora explica que, una vez aplicada en los efluentes del Reconquista, la biomasa de algas podría colaborar con la remediación de metales pesados y/o nutrientes. “Este tipo de tratamiento es ideal para los efluentes con grandes volúmenes y bajas concentraciones, dados sus requerimientos de métodos más costosos”, dice.
La línea de investigación de María Mar requiere de una línea desarrollo propia de la ingeniería. “El trabajo interdisciplinario es imprescindible: cada paso que damos abre campos vinculados con otras disciplinas específicas”, cuenta.
Las algas contribuyen con la remediación y, al mismo tiempo, generan sustancias de interés comercial como los lípidos, que son útiles para la producción de biodisel, además de proteínas y colorantes. “Si con las microalgas podemos remediar y con la biomasa podemos obtener lípidos, entonces cerramos un ciclo”, explica la bióloga.
Junto con investigadorxs de la CNEA, el INTI y el Instituto Balseiro, hoy María Mar trabaja en un PICT focalizado en la generación de energía a través de biopilas. “Las bacterias electrogénicas que aislamos del río Reconquista generan electrones que necesitan oxígeno. La idea es que este oxígeno lo produzcan las algas en el proceso de fotosíntesis. Para poder crecer, las algas necesitan un medio de cultivo con nutrientes y agua. ¿Por qué no utilizar un efluente contaminado para no tener que usar agua potable?”, dice la investigadora.
Durante su formación doctoral bajo la dirección de la doctora María dos Santos, quien la acercó al tema de la remediación, María Mar trabajaba con biomasa muerta y estudiaba el proceso en términos fisicoquímicos. “Trabajar con biomasa viva implica estudiar las condiciones en las que se genera interpretando miles de variables como, por ejemplo, si no le gustó la temperatura o si dejó de producir metabolitos por estar demasiado cómoda”, explica. “Trabajar con organismos vivos es un sistema más complejo, pero, a la vez, más interesante y desafiante. Ningún día es igual al otro en el laboratorio.”