Escuela Secundaria Técnica, Secretaría General Académica, Territorio Educativo
Unos días antes de empezar las clases, lxs maestrxs de la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM recorren los barrios del área Reconquista, visitan los hogares de sus estudiantes y organizan convivencias en la Escuela. Son acciones que amplían la inclusión y fortalecen el vínculo con el territorio.
Durante la primera semana de marzo, lxs maestrxs, coordinadorxs y directivxs de la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM trabajan sin descanso: planifican clases, reciben a lxs estudiantes que deben materias de 2019, visitan a lxs pibxs en sus casas y organizan convivencias en la Escuela.
Para todxs ellxs, el calor no es un impedimento: durante varios días, desde las 10 de la mañana hasta las 3 de la tarde, el equipo de la Escuela visita a sus estudiantes en los ocho barrios de Jose León Suarez. “La escuela no es solo para el barrio 9 de Julio, donde está emplazado el edificio. Es para los pibes y pibas de todo el área Reconquista”, dice Andrea Biscione, vicedirectora socioeducativa de la Escuela.
“La escuela fue creada por la UNSAM y el Ministerio de Educación junto con organizaciones sociales del territorio. Se trata de un espacio que fue y es pensado por todxs y para todxs”, amplía Biscione. “’Nosotros somos todxs’ es un lema que nos identifica”.
Desde la Secretaría Académica de la UNSAM acompañamos una de las visitas. Nos dividimos en dos grupos, uno va por la calle 4 desde el barrio 9 de julio —en paralelo al Camino del Buen Ayre— y el otro inicia su recorrido en la estación de trenes de José León Suárez ingresando por la calle San Martín. La elección de esos recorridos no es al azar: por ellos circulan lxs estudiantes para llegar a la Escuela y para conectarse con el “afuera” del área Reconquista.
Caminamos por el barrio bajo un sol intenso. Lxs profesorxs se organizan por grupos, llevan un mapita y un listado de los hogares que van a visitar. A veces no es fácil encontrar las casas. Además de los números de las calles, las indicaciones son pasillos, el color de alguna reja, el negocio de la esquina, el nombre del/a estudiante o de la mamá o papá a cargo.
Cuando entramos a las casas hay abrazos, lágrimas, cariño, ternura. Nos recibe una mamá o un papá, nos acercan sillas y nos ofrecen algo para tomar, a veces con bebés a upa y varixs hermanitos dando vueltas. Entonces lxs profes hablan con el familiar a cargo y con el/la adolescente que va a ingresar o vuelve la Escuela. Se les explican los horarios de la semana siguiente —cuando tendrán la convivencias— y el acto de inicio de clases. Se les deja una hoja impresa con esa misma información y un listado de los materiales —en su mayoría, herramientas— , que deberán ir consiguiendo a lo largo del año para trabajar en el taller. Se les aclara que si no pueden conseguir algo no hay problema, se verá cómo se soluciona desde la Escuela, pero que no dejen de ir por eso. Si alguno de los hermanxs mayores también va a la Escuela, se habla con ellxs y con los padres para contarles sus cronogramas de convivencias e inicio de clases, siempre en un marco de respeto y cariño.
Antes de irse, lxs profes le ofrecen al/la estudiante una caja llena de papelitos con los lemas de la Escuela para que elija uno y lo pegue en alguna parte de la casa. “Sacale una foto y mandánosla por celular”, le piden. De esa manera, profesorxs y estudiantes comienzan a vincularse. “Buscamos que las frases, canciones y lemas que habitan la escuela sean también parte de las casas. Mezclarnos, romper muros, tener palabras y sentidos comunes”, dice Biscione.
Durante la caminata, Gonzalo “Lalo” Orta, uno de los preceptores y coordinadores del grupo, cuenta: “Caer en las casas de las familias en esta época es fundamental. Es espectacular porque algunos chicos y chicas te esperan. La mayoría ya están cursando. Hay otro grupo que está yendo a la casa de los que ingresan a primer año para conocer también a sus familias”.
Y no solo lxs chicxs se nutren con las visitas. Para lxs profesorxs, los recorridos son indispensables porque les permiten conocer el contexto de lxs estudiantes y sus familias. “Somos varios y nos podemos dividir para ir a los diferentes lugares. Para los profes nuevos es fundamental, pero también lo es para los que ya conocen. Muchos de nosotros no vivimos en el barrio, entonces podemos entender cómo viven los pibes”, dice Lalo. “Estar atento a lo que le pasa cada pibe es básico. Hay una frase que Andrea siempre repite y es muy significativa para nosotros: ‘La cabeza piensa donde los pies pisan’. Por eso es fundamental estar atentos, entender la realidad de cada alumno”.
El coordinador habla de la importancia del fortalecimiento del vínculo entre estudiantes, familias y profesores para construir una escuela inclusiva y con acceso a todos los derechos. “Nuestra escuela es inclusiva a morir. Tratamos de que cualquier pibe o piba, más allá de cualquier moco que pueda llegar a mandarse, esté siempre adentro. Sí les llamamos la atención, pero siempre en el marco de la inclusión. Si se van, no hay otra institución que los reciba. Entonces quedan tirados en el barrio, y eso es muy difícil”.
En esa línea, Biscione cuenta que el objetivo de los recorridos va más allá de las visitas a las familias. “La visitas aportan al conocimiento que tenemos de la cotidianeidad de los estudiantes y sus familias. La idea es tener una representación ajustada del barrio: saber cómo se ingresa, cuáles son sus caminos. El objetivo es conocer el contexto, entender dónde pisan los pibes. Como educadores, el primer paso también es acercarnos. La escuela no solo los espera, también sale a buscarlos”.
Por la tarde fuimos al barrio Libertador. Allí recorrimos el “camino de la quema” y visitamos la Cooperativa Bella Flor dentro del CEAMSE. “Hacemos el camino que hacen los que viven en barrio Libertador para ir hacia las plantas de reciclaje. Un camino que pasa por debajo de la Autopista del Buen Ayre y que solo hacen los lugareños”, cuenta Biscione. “Desde sus orígenes, la quema del CEAMSE forma parte de la vida y supervivencia de las familias. Para nosotros es muy importante saber lo que pasa allí, porque está vinculado con sus economías diarias”.
Durante el recorrido nos acompañaron Daniela y Erika, referentes barriales del Comedor 8 de Mayo y la Cooperativa Bella Flor. Allí nos recibieron y acompañaron Toti, Bebe y Chaco, quienes nos organizaron una visita guiada por la planta.
Durante la primera semana de clases, lxs chicxs van sin mochilas para poder hacer las convivencias. Se lxs recibe con actividades recreativas para conocerse y transitar la escuela, que también sirven para hacer un diagnóstico. “Hay cuatro palabras clave que nos organizan: casa, taller, patio y escuela”, explica Biscione. “La idea es que lxs chicxs vivan la Escuela a partir de cada uno de esos conceptos. El patio identifica el juego con los recreos y la alegría. Las convivencias también tienen ese sentido: la de reconocerse como grupo a través del juego”.
El lema general para 2020 es “Caminando juntxs llegamos todes”. “Esa frase nos la dejaron lxs egresadxs 2019 como bandera. Son ideas que vamos construyendo juntos y nos sirven para fortalecernos como grupo”, cierra Biscione.
Del 9 al 13 de marzo se realizan las convivencias. El acto de apertura fue el 11 de marzo y el 16 inician las clases.
En un contexto de enorme complejidad social, económica, afectiva y cultural, el personal docente de la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM rema contra viento y marea ofreciendo a lxs jóvenes del área Reconquista un espacio de pertenencia y acompañamiento. Se trata de garantizar derechos y brindar mejores oportunidades de vida.
¡Buen comienzo!