Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental, Notas de tapa
El programa regional de la Fundación Humedales busca potenciar la conectividad social, ambiental y económica del sistema de humedales de los ríos Paraná y Paraguay. Rubén Quintana, investigador del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental de la UNSAM y presidente de la Fundación, habla de esta iniciativa que comenzó a implementarse en 2017 y ya está por iniciar su segunda etapa.
Desde el Gran Pantanal brasileño hasta el Delta del Paraná argentino, el sistema de humedales Paraguay-Paraná recorre 3400 kilómetros. Por su extenso flujo de agua libre y continua, libre de represas, se trata de uno de los mayores complejos de humedales fluviales del mundo.
“La primera etapa de implementación de Corredor Azul tuvo un alto componente de investigación básica”, cuenta Rubén Quintana, investigador del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) de la UNSAM y presidente de la Fundación Humedales, que desde 2017 impulsa este programa orientado a mejorar la conectividad social, ambiental y económica del sistema de humedales de los ríos Paraná y Paraguay.
“En esta segunda etapa del programa haremos foco en la transferencia. La investigación quedará restringida al análisis de algunos aspectos ecológicos y productivos de la ganadería de búfalos, que es la opción ganadera más promocionada en el Delta del Paraná por su adaptación a ese ecosistema y su bajo requerimiento de obras de manejo de agua”, dice Quintana.
Durante la primera etapa del programa (2017-2019) se elaboraron informes y documentos fundamentales para la conservación de la zona en colaboración con la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación y otros organismos nacionales y provinciales. El Plan de Manejo del Sitio Ramsar Delta del Paraná, el Inventario de Humedales de la región, el Análisis Ambiental del Territorio y el Corredor de Biodiversidad Delta del Paraná dan cuenta del trabajo de los dos últimos años. La segunda etapa comenzará en abril de 2020 y tendrá una duración aproximada de tres años.
“El objetivo será lograr que los productores minimicen el impacto ambiental aplicando mejores prácticas productivas”, adelanta Quintana. “Para eso implementaremos un programa de monitoreo de la zona basado en indicadores ambientales y socioeconómicos que den cuenta de los cambios en un corto plazo”, dice Quintana, que cuenta con la ayuda de un equipo integrado por lxs investigadorxs y becarixs del 3iA Claudio Baigún, Patricia Kandus y Priscilla Minotti, entre otrxs.
El trabajo de Quintana está orientado a la mejora de las prácticas de la producción ganadera en los humedales, que en los últimos años impactó mucho sobre la biodiversidad y las economías locales. “Además del monitoreo, en esta segunda etapa buscaremos que las buenas prácticas se sostengan a largo plazo. La idea es que el productor involucrado pueda sostener esas prácticas una vez finalizado el programa”, cuenta el biólogo.
Para encauzar esa idea, el equipo diseñará propuestas ecológicamente amigables, pero también redituables desde el punto de vista económico. “Los productores podrán acceder a certificaciones que avalen que la carne que comercializan se produce bajo ciertas normas ambientales, lo que les permitirá colocar sus productos en nuevos mercados, más sensibles a la protección del ambiente”, adelanta Quintana. En este sentido, el Programa prevé el trabajo con economistas y certificadoras regionales e internacionales.
“También estudiaremos la ecología de los búfalos para evaluar nuevos lineamientos de ganadería sustentable, dada las experiencias negativas en otras regiones del planeta en donde esta especie fue introducida con fines productivos”, dice Quintana.