Las siguientes reflexiones dan cuenta del antagonismo entre dos bloques que expresan visiones y proyectos distintos de país. El debate se retrotrae al inicio de nuestra historia. En el devenir de la tensión entre dos visiones antagónicas de país, hemos atravesado momentos de consensos, breves y circunstanciales, que lograron interrumpir y poner en tela de juicio la preeminencia y el predominio de la mirada neoliberal (en palabras actuales).

Los períodos donde se logró instalar una visión nacional y popular han sido pocos y esporádicos pero tienen el valor de demostrar que una alternativa justa es posible.

Si bien los dos modelos implementados alternativamente plantean algunas inconsistencias macro y micro económicas que obstaculizan su sostenibilidad en el largo plazo, la denominada corriente popular se ha mostrado como la única capaz de configurar un esquema productivo compatible con la idea de equidad e inclusión social (condición necesaria para sentar las bases de una verdadera democracia republicana).

Por lo tanto, la salida definitiva al movimiento pendular debería encararse a través de los lineamientos de la corriente popular, pero con una insistente vocación en la búsqueda de soluciones efectivas para las restricciones que limitan estructuralmente su viabilidad a largo plazo.

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