Corazón, cuerpo, tiempo. Los alumno de las escuelas secundarias de San Martín pusieron todo en las incontable horas de trabajo dedicadas a la segunda edición de la Feria. Con un alto nivel de compromiso, tendieron puentes de diálogo entre el nivel de educación medio y el universitario para darle vida a la feria. Un espacio que cuenta múltiples historias de la mano de sus protagonistas.
Por Alejandra Harraca. Foto: Pablo Carrera Oser
La II Feria de Ciencias Humanas y Sociales de la UNSAM dejó un tendal de historias y anécdotas que merecen ser contadas por sus protagonistas. Los estudiantes y profesores contaron el detrás de escena de meses de trabajo conjunto entre las 45 escuelas secundarias de San Martín que participaron y la Universidad.
Nancy Ortiz y Martín Oaco son alumnos de sexto año de la EES N.º 40 de Santos Lugares. Presentaron su cortometraje en base al proyecto de discriminación por orientación sexual. La idea surgió a partir de algunas experiencias que los participantes atravesaron en su colegio con un compañero homosexual y del análisis de la serie norteamericana 13 reasons why —drama adolescente cuya trama gira en torno a los trece motivos que pueden llevar al suicidio—.
¿Cómo vivieron el proceso de producción?
Fue un tema muy discutido, lo investigamos mucho. Pero le dimos vida a una historia con nuestra mirada. Tuvimos algunos problemas al momento de grabar; con el clima, por ejemplo, pero los pudimos ir resolviendo. Trabajamos con los profes de Arte, del Taller de Lenguajes y de Inglés. Hasta la directora nos ayudó. El tema de la música fue un lío porque había un montón de temas que nos gustaban pero queríamos elegir alguno que llamara la atención y fuera con la historia, y encima ¡cada uno con sus gustos! Fue muy loco porque, con esta experiencia, dos compañeros descubrieron que la actuación y la edición les interesan de verdad.
¿Con qué obstáculos se encontraron?
Tuvimos que ponernos de acuerdo y perder la vergüenza frente a la cámara. Por otro lado, al principio no teníamos equipos para grabar. Nos ayudaron un montón Eduardo y Zoe de la UNSAM, ellos fueron al colegio y nos prestaron las cámaras, movilizaron mucho y nos ayudaron en todo el proceso.
¿Qué les dejó la experiencia?
Creemos que está muy bueno hablar sobre la homosexualidad, porque ahora en el siglo XXI parece re común y no lo es. Dentro de las escuelas se sigue discriminando mucho.
Martín se pre inscribió para realizar la carrera de arquitectura en la UNSAM y Nancy va a estudiar abogacía en la UBA.
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Agustina y Milagros son alumnas de la Escuela Nº 44. Su corto trata sobre el secuestro de una compañera. Eligieron esta problemática para contar lo que sucede en la actualidad y el temor que eso les ocasiona diariamente. En el corto muestran la violencia hacia la mujer pero también hacen referencia al rol de la justicia.
¿Por qué eligieron este tema?
Porque nos asusta. Nos preguntamos qué son los derechos humanos y a quiénes pertenecen y, dentro de eso, quisimos hablar de la violencia de género, pero también de los derechos que tienen las personas privadas de su libertad. Nos dimos cuenta de que no importa que alguien esté preso, también tiene derecho a estudiar y a estar bien. Nos ayudaron mucho nuestros profesores y la gente de la UNSAM porque no teníamos recursos de cámara ni para editar.
¿Cómo quedó el corto?
La verdad, quedó muy real. Da ganas de llorar. Hicimos una marcha fuera del colegio y fue muy fuerte verlo. Nos quedamos muy contentas y conformes con lo que hicimos, es nuestra primera vez en esto y también la primera vez que venimos a la Universidad.
¿Qué sensaciones les dejó el trabajo?
Nos gustó y nos motivó. Nos reíamos cuando no nos salía algo y compartimos muchas cosas porque pasamos mucho tiempo juntos. La verdad que fue todo un desafío para nosotros. Nos preguntábamos ¿mirá si nos pasa? Nos da miedo caminar solas por la calle. Yo voy con mi hermana y, si ando sola, voy rápido y la gente se da cuenta. A veces tengo miedo de sacar el celular por si me lo roban. El corto fue una forma de contar nuestro miedo. La idea es que la historia cambie.
Ambas van a seguir estudiando: Mili para maestra jardinera y Agustina, Enfermería en la UNSAM.
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Verónica Paz es profesora de Ciencias Sociales en la Escuela Técnica Nº 2 de Villa Ballester y profesora de Historia en la UBA. Presentó con sus alumnos de primer año el proyecto de investigación El camino del temor, que trabaja sobre el vínculo entre los miedos medievales y los actuales buscando puntos de coincidencia y de diferencia de los sectores populares de ambos períodos.
¿Por qué este tema?
Porque queríamos hablar de los miedos, algo que atraviesa a todos los seres humanos sin importar la época ni la cultura. Por ejemplo, el miedo a la inseguridad hoy es muy común. Hicimos entrevistas con los vecinos acerca de los temores. Esto lo trasladamos y lo cruzamos con el texto del historiador George Duby que compara la Francia medieval con la actual. La inseguridad era el miedo instaurado en ese momento, pero relacionado con la represión de los señores feudales y sus abusos, y donde Dios representaba una protección a los campesinos. Hoy está esa sensación de desprotección, de no saber cómo ni cuándo se puede ser víctima de la violencia.
El temor a la miseria relacionado con el hambre en la época medieval se r vinculaba por ejemplo con la pérdida de cosechas. En la actualidad, y bajo el régimen capitalista, no podemos suponer que el hambre es consecuencia de los desastres climáticos sino de las decisiones políticas y económicas tomadas históricamente.
¿Cómo vivieron el proceso los alumnos?
Se involucraron mucho, sobre todo con el tema de entrevistar a la familia. Analizamos un artículo que salió hace poco en el diario que tenía que ver con el tema de los miedos y vimos la coincidencia con lo que veníamos trabajando en nuestra investigación. Nos dimos cuenta de que, muchas veces, no cambia el miedo, sino la forma y el argumento.
¿Cómo te modificó en tu rol como docente?
Me dio otra forma de enseñar mi programa. Ellos construyeron un conocimiento en base a un libro que describe lo que pasa en Francia, pero que les sirvió para estudiar la clase obrera en nuestro país. La palabra la fuimos a buscar, los miedos se charlaron, se analizaron. Se les dio voz a sus propias experiencias en un contexto educativo más flexible. Aprendimos todos. Construimos juntos, aprendimos y eso es invaluable y enriquecedor para ambos.
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Cintia Guzmán es profesora de matemática. Su trabajo surgió de la pregunta ¿Los derechos humanos son, para los humanos, derechos?
“Al principio querían abarcar todo. Los derechos humanos abarcan de todo, por eso investigamos en biblioteca, web, penales, comisarías y fuimos acotando. Estábamos solo en el lugar de la víctima, pero nos preguntamos entonces qué pasaba con las personas que cometen el delito y sus derechos. Era el lado “b” de la historia, que nos permitió ver cómo los medios influyen en esa construcción”, puntualizó la docente.
¿Cuál es tu balance de esta experiencia?
La verdad es que todo salió de ellos. Yo los acompañé y orienté trabajando en el colegio o en mi casa, leyendo, editando, investigando, tomando mate, trascendiendo las aulas. Trabajaron en equipo, investigaron, se unieron con chicos de otros cursos, se enfrentaron a obstáculos desde lo práctico y lo teórico. Verlo terminado emociona… La gente solo ve siete minutos, pero hay un enorme trabajo detrás.
¿En qué te cambió en tu rol como profesora y tu vínculo con ellos?
Fue una experiencia de crecimiento. Ellos se arriesgaron, aprendieron, investigaron, conocieron la universidad y la hicieron próxima, no es algo tan lejano ahora. Creo que faltan muchas actividades de este tipo, puentes que acerque a los estudiantes la posibilidad de un futuro universitario. Tienen ganas de seguir y eso es .
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