#DecanosUNSAM, ICRM, Notas de tapa
Hace 15 años Hugo Rodríguez Isarn se hizo cargo del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento de la UNSAM. Además, es el director ejecutivo del Centro Asistencial Universitario, que atiende a pacientes de todo el país de forma gratuita.
Por Vanina Lombardi, Agencia TSS | Fotos: Pedro Roth
En 2001, después de 30 años de trabajo en la Universidad de Buenos Aires (UBA), Hugo Rodríguez Isarn, licenciado en Kinesiología y doctor en Fisiatría, decidió “tirarse a la pileta sin salvavidas”. La Universidad lo convocó para participar en un proyecto que recién comenzaba y, aunque recuerda que el Campus por entonces era solo un pastizal, no lo dudó. Al poco tiempo, se hizo cargo del Instituto de Ciencias de la Rehabilitación y el Movimiento (ICRyM), que hoy cuenta con más de ochocientos alumnos que cursan alguna de las 12 carreras que allí se dictan, como Kinesiología y Fisiatría, Rehabilitación Visual, Medicina Legal, Terapia Ocupacional y Ortesis y Prótesis. “Terapia Ocupacional y Ortesis y Prótesis —destaca Rodríguez Isarn— son las primeras carreras de esas disciplinas que se dictan en la Argentina en el nivel universitario”.
El Centro Asistencial Universitario (CAU) fue creado hace tres años. ¿Cuál es su función?
El CAU es un apéndice del Instituto. Tiene independencia total, pero, al mismo tiempo, es el lugar donde los alumnos hacen sus prácticas. Allí, los pacientes son atendidos por nuestros propios docentes, quienes, además de dar clases, cumplen con la parte asistencial. El CAU creció tanto que hoy incluso vienen a hacer sus prácticas estudiantes y egresados de otras instituciones nacionales y extranjeras.
¿Cómo resolvían antes la parte práctica?
Hacíamos convenios con hospitales, sanatorios y centros de salud, pero nos faltaba nuestro propio centro asistencial. Teníamos que tener algo nuestro para generar una identidad propia.
¿En qué medida era relevante generar una identidad?
Era clave para poder trabajar en determinados aspectos de la impronta que queremos dar. Una de las cosas más importantes que buscamos reforzar es la relación afectiva y la empatía con el paciente, sobre todo cuando los tratamientos son prolongados. En esos casos, la enfermedad biológica es como la sección de un iceberg que sale a la superficie. Lo más importante es lo que está debajo, lo que no se ve. Ahí aparece el componente familiar y afectivo, porque la problemática va más allá de la enfermedad biológica. Esa es la impronta que buscamos para la relación de nuestros egresados con cada uno de sus pacientes: queremos que los vean como una totalidad en la que las cosas no empiezan y terminan en ellos, sino que también están la familia y el entorno primario, que son igual de importantes.
¿Qué otros beneficios tuvo la creación del CAU?
Antes los alumnos cursaban en la Ciudad de Buenos Aires y no se identificaban con el Campus, donde más del 70 % de los estudiantes son primera generación de universitarios. Además, aquí hay muchas carreras vinculadas a la nuestra, como Ingeniería Biomédica, Electromedicina, Física Médica y Biotecnología. Cuando estaban lejos, los estudiantes no se relacionaban de la misma manera. Ahora, en cambio, pasan mucho tiempo acá, donde hacen la práctica clínica en un ambiente totalmente diferente y con perspectivas de crecimiento.
¿Qué actividades desarrollan actualmente en el CAU?
En este momento, como entidad pública, somos referentes en rehabilitación y somos la única universidad que tiene un centro de rehabilitación en su campus. El principal referente en este sector es la FLENI, pero es una fundación privada.
¿Para qué tipo de afecciones ofrecen rehabilitación?
Para problemas motrices provocados por todo tipo de enfermedades neurológicas, como alzhéimer, meningitis infecciosa y accidentes cerebro-vasculares (ACV), tanto en niños como en adultos. También atendemos amputados y les hacemos las prótesis, cosa que no es habitual. En todos los casos, los pacientes pasan por las especialidades que necesiten: kinesiología, terapia ocupacional, psicología, psicopedagogía y fonoaudiología. Atendemos los problemas neurológicos de una forma interdisciplinaria y transdisciplinaria. Es decir, el paciente es atendido por todas las disciplinas que están relacionadas con la rehabilitación en una mañana o en una media tarde.
¿Quiénes pueden utilizar esos servicios?
Este es un lugar público y siempre actuamos por derivación. No atendemos desde el inicio porque ninguna de estas patologías comienza su atención en un lugar ambulatorio, que es el tipo de asistencia que brindamos.
¿Hay que tener alguna obra social en particular?
No. Atendemos a quienes no tienen cobertura. Si vienen de PAMI o de IOMA, por ejemplo, los derivamos a centros que trabajen con esas obras sociales. De todos modos, a quienes tienen algún tipo de cobertura los atendemos si su obra social o prepaga cubre el tratamiento porque eso nos permite seguir atendiendo a quien no la tiene. Además, tenemos algunos convenios con coberturas como la de Medicus, a través de OSUNSAM —la obra social de los trabajadores de la UNSAM—; la Corporación Médica de San Martín; y OSMECON.
¿Cuántos pacientes se atienden hoy en el CAU?
Actualmente, atendemos cerca de cincuenta pacientes por día, lo que significan unas 1000 prestaciones mensuales, es decir, 12.000 anuales.
¿Cuáles son los planes de crecimiento?
El edificio está proyectado para crecer hacia arriba. Además, antes de fin de año, aquí en el CAU comenzará a funcionar el Laboratorio de Biomecánica, Análisis Funcional del Movimiento y Rendimiento Humano en el que podremos evaluar la marcha, el salto y cualquier tipo de movimiento de los pacientes mediante cámaras y sensores. Tendremos una plataforma tecnológica que nos permitirá hacer un seguimiento muy completo del paciente desde el inicio del tratamiento. Los equipos vendrán del Instituto de Biomecánica de Valencia (España), que es un lugar de referencia en este tipo de actividades. Con este laboratorio, se nos abrirá el espectro porque, además de brindar servicio a pacientes con problemas de base, también servirá para generar líneas de investigación en deportistas de alto rendimiento. El único lugar que ofrece este tipo de asistencia es el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CENARD), pero hay muchos deportistas que no están al nivel de la élite y no tienen un lugar donde realizar esas evaluaciones.
¿Cuándo consideran que una rehabilitación resultó exitosa?
Si rehabilitamos a una persona para que luego vaya a su casa a mirar televisión y a tomar mate, fracasamos. Nuestra terapia interdisciplinaria está para enseñar la infinidad de cosas que puede hacer el paciente en relación con las secuelas que tiene, cosas que a lo mejor nunca hizo y comienza a realizar después de su enfermedad. Nuestro objetivo es incorporarlo a la vida de la mejor manera posible, a sus actividades diarias y otras nuevas: deportivas, culturales y sociales. Por eso es tan importante concentrarse en la familia y no solo en el paciente, porque se trata de él y de quienes están a su lado.
¿Qué rescataría de estos años de trayectoria en la UNSAM?
Cuando me ofrecieron este espacio, mis compañeros de la UBA cuestionaban el hecho de que quisiera dejar mi cargo para venir acá, donde solo había un gran baldío. Esto lo hicimos entre todos, cada uno puso su grano de arena. Estoy orgulloso de pertenecer a la UNSAM y acá encuentro una identidad que no tenía. Aquí la puerta siempre está abierta, hay una relación entre todos y eso da un sentido de pertenencia.
Noemi contactate con Tel/fax. 4576-0450/ 51 / 52 / 55
icr@unsam.edu.ar
quiero contactarme con tal direc. ejecutivo o quien corresponda respecto de integrarme a las pasantías. Saludos.