#DecanosUNSAM, Escuela de Arte y Patrimonio, Notas de tapa
El decano del TAREA-IIPC sostiene que la valoración social de la investigación en patrimonio cultural creció mucho en los últimos años. En esta entrevista, destaca la necesidad del trabajo multidisciplinario y detalla la oferta educativa del instituto, que tiene una flamante carrera de grado en conservación y restauración.
Por Matías Alonso – Agencia TSS | Fotos: Pedro Roth
La Fundación Taller TAREA fue inaugurada en 1987, producto de un acuerdo entre la Academia Nacional de Bellas Artes y la Fundación Antorchas. El vínculo duró una década, lapso en el que la fundación se abocó a rescatar y restaurar el núcleo central del arte colonial argentino, que se encontraba en estado de abandono.
En 1997, la Academia Nacional de Bellas Artes se retiró del proyecto y el Taller TAREA cerró temporariamente sus puertas. Por entonces, la Fundación Antorchas inició un ciclo de formación mediante un convenio con el Instituto Smithsoniano de Washington, Estados Unidos, que incluyó cursos internacionales de conservación del patrimonio cultural. En 2003, la Fundación llamó a un concurso internacional para continuar con el proyecto de TAREA; allí, la UNSAM fue seleccionada como ganadora. El acontecimiento dio lugar a la creación del Centro de Producción e Investigación en Restauración y Conservación Artística y Bibliográfica TAREA (CEIRCAB TAREA), dirigido por José Emilio Burucúa, y a la reapertura del Taller TAREA, a cargo de Néstor Barrio.
Si bien la transición preveía un comodato con auditorías anuales durante tres años, tras la primera auditoría se resolvió que las metas fijadas se habían cumplido con creces y se formalizó la cesión definitiva del Taller a la Universidad.
Hoy Barrio es el decano del Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural (TAREA-IIPC), que actualmente funciona en Barracas —a la espera de la finalización del nuevo edificio que lo albergará en el Campus Miguelete—. En esta entrevista, el especialista en restauración habla sobre la evolución del Instituto, su oferta educativa y el trabajo interdisciplinario que exige la investigación sobre patrimonio cultural.
¿Qué significa para usted el Taller TAREA?
Es el fruto del trabajo de tres generaciones: Héctor Schenone (exdirector de la Fundación Antorchas), José Burucúa y los que hoy tenemos la responsabilidad de conducirlo. Los objetivos de aquella primera etapa de la Fundación TAREA fueron ampliados por la universidad, que aceptó nuestra propuesta de un proyecto educativo complementario a los trabajos de restauración, conservación e investigación. Tenemos una carrera de grado —la Licenciatura en Conservación y Restauración del Patrimonio Cultural— y dos de posgrado —la Especialización en Conservación y Restauración de Bienes Culturales y la Maestría en Conservación-Restauración de Bienes Artísticos y Bibliográficos—, y con el tiempo hemos incorporado también áreas nuevas que se suman a la restauración de artes plásticas: intervención y conservación de archivos especiales, de libros, de bibliotecas y de patrimonio arqueológico. Ampliamos nuestros horizontes e intentamos hacer crecer el proyecto mediante la participación de otras unidades académicas de la UNSAM en nuestros trabajos de investigación. Esto es un trabajo interdisciplinario real. Aquí trabajan, todos los días y bajo el mismo techo, restauradores, historiadores, químicos y físicos.
¿Por qué es tan importante el trabajo multidisciplinario?
Si tomamos, por ejemplo, una pintura convencional, además de tener un valor estético, de pertenecer a una época, a un autor, y de denotar un determinado estilo, también es un documento material, de modo que la información que contiene respecto de los pigmentos y de los soportes resulta esencial para conocer cuándo y cómo fue hecha, qué relación hay entre los materiales usados en esa época por el artista o qué tipo de intercambios había con otros artistas de la época. La ciencia nos ayuda a determinar los materiales constituyentes y el estado de conservación. Acá tenemos un laboratorio de rayos X muy avanzado, tenemos reflectografía infrarroja y estamos incorporando otros elementos bastante sofisticados, como un cromatógrafo gaseoso que nos va a permitir identificar los ligantes de la pintura para saber si es al aceite, a la cola o al huevo. De modo que aquí se trabaja todos los días junto con la ciencia y las humanidades. Poco a poco, estamos logrando interesar a los jóvenes por el patrimonio y estamos promoviendo que hagan doctorados. Ya tenemos a tres o cuatro jóvenes científicos iniciando su doctorado y carrera en el CONICET para que se dediquen a esto, ya no en sus ratos libres, sino como su principal actividad.
¿Qué perfil tiene cada una de las carreras que dictan?
En la Licenciatura en Conservación y Restauración, que empezó este año, todos los alumnos se encuentran becados. Es un sistema parecido al de los institutos Sabato y Balseiro. Queremos crear un grupo de excelencia que pueda, el día de mañana, asumir las responsabilidades de conservación y restauración del patrimonio nacional, para lo cual no hay otra forma que dedicarse de lleno al estudio. En general, hemos tratado de privilegiar a gente joven para que tengan un marco temporal hacia adelante lo suficientemente amplio como para confiar en que van a poder transmitir el conocimiento que adquieran. En el caso de las carreras de posgrado, en este momento, estamos en plena transformación. , Queremos cambiar los objetivos que teníamos para las primeras cohortes y hacerlas más especializadas, sobre todo en aspectos que no son muy investigados, como la fotografía y los archivos digitales. La noción de patrimonio es relativamente nueva en los términos en los que se entiende hoy en todo el mundo. Por etimología, el patrimonio es lo que heredamos de los padres, pero, hoy en día, se ha transformado en una especie de derecho colectivo relacionado con los derechos humanos.
¿Cómo es el proceso de admisión a la Licenciatura?
El postulante debe haber cursado en alguna universidad por lo menos un año en alguna carrera afín, como Historia, Museología o Química. Luego nosotros hacemos un plan de equivalencias personalizado que corresponde al primer año de cursada. Concretamente, son tres años de cursada aquí, más uno que se hizo afuera. Se trata de una carrera muy personalizada: el cupo es de 15 estudiantes. La conservación y restauración de bienes culturales no es una carrera masiva porque es un área donde no se puede armar una carrera con un pizarrón y 20 bancos, sino que estamos hablando de una carrera con obras invaluables e instalaciones muy sofisticadas y de muy alto costo. Hemos intentado que algunos gobiernos provinciales nos ayuden a pagar las becas que forman personal para atender en el interior, donde a veces el patrimonio está muy desprotegido y no hay posibilidades de formación de alto nivel en esta especialidad.
¿Qué proyectos tienen para el futuro?
Mudarnos al nuevo edificio que está en construcción en el campus de la UNSAM, algo que tendrá un impacto simbólico muy grande. Es un proyecto que atiende una necesidad del patrimonio de la Argentina y es el primer edificio que se construye específicamente con este objetivo, con laboratorios y talleres que lo convertirán en un gran centro de restauración. La internacionalización y la federalización son aspectos que nos tienen muy atentos y queremos hacer un laboratorio móvil para poder ir a trabajar o investigar en distintos lugares sin tener que volver a Buenos Aires para la etapa de análisis. Esto sería una gran contribución a la investigación y a la conservación del patrimonio en todo el país. Pero no todo lo podrá hacer la Universidad. TAREA necesita el apoyo del Estado porque esto no se puede concebir como si fuera una empresa privada, a pérdida o ganancia. Acá todo es inversión en algo intangible, que es el patrimonio que nos pertenece a todos. El Estado debe darle los recursos a TAREA, que ha sido la única institución que ha demostrado continuidad y excelencia. Hemos ganado diversos premios y también hemos recibido, recientemente, un gran subsidio de la Fundación Getty para investigar a los artistas de las décadas de los 40 y los 50 de la Argentina que fundaron el movimiento concreto, que tuvo tanto impacto en el mundo. En el último tiempo, también tuvimos la visita de un científico italiano especializado en restauración, Francesco Taccetti, que está instalando aquí un escáner de fluorescencia de rayos X con la idea de hacer un convenio para instalar en TAREA un centro regional de investigación para toda América Latina. También nos encantaría poder interactuar más con otras unidades académicas de la Universidad, como el Instituto de Nanosistemas, el Instituto de Investigaciones Biotecnológicas y el Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental. Cuando estemos en el campus, después de haber esperado tanto tiempo, eso será algo cotidiano y vamos a poder encontrar proyectos en común.
Como ex integrante del personal de planta de TAREA, felicito por la labor que día a día llevan adelante, formando profesionales idóneos en la materia.
Un sueño que crece cada día, tener la posibilidad de formar conservadores en el NEA.
Cordiales saludos.