La secretaria de Coordinación Ejecutiva del Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural (IIPC-TAREA) habla del trabajo y la investigación pluridisciplinarios en el campo de la restauración y cuenta cómo abordó la curaduría de la reciente muestra en el MNBA, “La Seducción Fatal: Imaginarios eróticos del siglo XIX”.
Por Damasia Patiño Mayer / Gerencia de Cultura UNSAM. Fotos:
En estos tiempos, el trabajo de curador ha pasado a ocupar un rol indispensable como intermediario cultural entre el público y el arte. Su sello distintivo es determinante, si bien el lugar protagónico pertenece a la expresión artística. Este es el caso de Laura Malosetti Costa, secretaria de Coordinación Ejecutiva del IIPC-TAREA, co-directora de la Maestría en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano, co-directora y coordinadora de la Especialización en Historia del Arte del Doctorado en Historia del Instituto de Altos Estudios Sociales (IDAES) y curadora de la recién finalizada –y muy reconocida por el público y la crítica- muestra La Seducción Fatal: Imaginarios eróticos del siglo XIX, que convocó a miles de personas en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA).
-¿Cómo fue el trabajo de curaduría de la muestra del MNBA?
-La invitación a curar la muestra vino desde el Museo y la Biblioteca Nacional. Convoqué especialistas en las distintas áreas, especialistas en fotografía, en cine y en tango. Trabajamos un año y medio para presentarla pero tiene atrás más de veinte años de trabajo. Esta muestra resume la investigación que yo he hecho durante toda mi vida académica. Trabajé básicamente con la colección del museo, lo cual es un gran placer porque implica una recuperación del patrimonio.
-¿Cómo es el trabajo de restauración de obras de arte, esa tarea minuciosa que se lleva adelante desde el IIPC-TAREA de la UNSAM?
-Es una tarea fundamental para la recuperación y valoración del patrimonio: básicamente, se investigan las capas de pigmento radiológica y materialmente. Que haya técnicas de conservación asociadas a la investigación y que además tengan instrumentos para el estudio material de las obras, es importantísimo. En esta muestra lo que se hizo fue tomar obras de la reserva del Museo que estaban en muy mal estado y restaurarlas para exponerlas. Hay varias de esas obras que merecerían ser estudiadas en el IIPC-TAREA. Ojalá en el futuro podamos hacer convenios para estudiarlas radiológicamente, para investigar cosas que no sabemos. De hecho la obra de Évariste-Vital Luminais , el guerrero que se lleva a la chica, había comenzado siendo la imagen de un marinero salvando a una ahogado. Esto lo sabíamos por la prensa, pero fue un investigador del Instituto, Daniel Saulino, que maneja el reflectógrafo portátil, quien pudo mostrarnos el cuadro que había debajo. Eso fue muy especial.
-¿Hay muchos lugares como el IIPC-TAREA en la Argentina?
-Ninguno. Es único. Lo creó la Fundación Antorchas en acuerdo con la Academia Nacional de Bellas Artes para restauro y recuperación del arte colonial. Cuando Antorchas terminó su proyecto de diez años llamó a un concurso de proyectos para otorgar el taller al proyecto que ganara. Fue entonces cuando (José Emilio) Burucúa –profesor e investigador de la Universidad- y (Néstor) Barrio –el actual decano del IIPC-TAREA- crearon este instituto universitario que incluye restauro, investigación y docencia.
-La muestra aborda batallas culturales propias de la modernidad. ¿Están superadas? ¿Hay batallas nuevas?
-Por supuesto, siempre hay batallas nuevas. Pero el momento modernista, ese momento de invención de vanguardias y neovanguardias, creo que hoy pasó; incluso historiográficamente. Sin embargo, algunos siguen enseñando la historia del arte unilineal pasando sólo por las grandes batallas. Hoy, sobre todo gracias a la línea de los llamados “Estudios Visuales”, en los que esta muestra podría enmarcarse, se pueden discutir y valorar distintas zonas de la producción en relación con la sociedad.
Por ejemplo, en esta muestra, lo que se ve es el valor que tuvo la pintura orientalista en relación con el sistema de modas, con el sistema de divas, con el desarrollo de la fotografía erótica, con el nacimiento del cine; una economía visual en la cual las obras tuvieron un lugar. Y algunas tuvieron un lugar no menor. La pintura orientalista que sufrió descrédito por mucho tiempo, hoy está siendo revalorizada como una fuente de conocimiento nuevo sobre cuestiones que hasta hoy siguen vigentes, como el sistema de moda y la mercantilización del cuerpo femenino en la publicidad; un tema central. Creo que hay elementos que están en la muestra en forma de semilla o puestas en acto por primera vez y que nosotros podemos ver hasta el día de hoy. El uso del erotismo con fines publicitarios o de mercado es un claro ejemplo.
-En la Maestría que dirige en la Universidad, ¿también intentan llevar a cabo este enfoque más pluridisciplinario?
-Totalmente. Primero, tenemos un vínculo estrecho con IIPC-TAREA. Fijate que los que estudian posgrado de restauro allí también estudian Historia del Arte. Además contamos con investigadores que trabajan con la discusión historiográfica, por ejemplo: María Alba Bovisio, quien da Arte Prehispánico, no centra su materia sólo en reconocer si la línea tal pertenece a tal periodo sino que trabaja cómo la cultura moderna se alimentó de los motivos prehispánicos. Hay profesores como María Isabel Baldasare, quien hoy está dirigiendo la Maestría, que trabajan sobre temas como “coleccionismo y mercado” un tópico muy importante y en el que hay muchos becarios trabajando. La profesora de Historia del Arte Colonial trabaja sobre la materialidad de las obras, la sacralidad en relación con el material. Hay muchas líneas nuevas que se están potenciando gracias al vínculo de la historia del arte renovada y los estudios que se hacen en IIPC-TAREA.
-Acompañada de su explicación, la exposición refleja todos estos enfoques diferentes, pero desde un punto de vista feminista, ¿no cree que alguien puede pensar que la muestra coloca justamente a la mujer en ese único rol de objeto del deseo?
-Sí, pero es innegable que esa fue la mirada hegemónica del fin del XIX. Nosotros hicimos lo posible por anclarla en ese momento y acompañarla con una parte textual importante. La exhibición de las obras está acompañada de contextos que la resignifican. Además, al entrar a la muestra lo primero que se ve es una mujer mirando daguerrotipos eróticos. Esa imagen me parece muy emblemática porque pretende explicarle al que llega que nosotros queremos recuperar también la mirada de la mujer, la agencia femenina.
Hubo toda una corriente en los años 70 muy dura que tenía una reacción fuerte frente al fin de siglo como momento de misoginia y de mercantilización del cuerpo femenino. Pero hoy, a la distancia, podemos decir que en ese imaginario también está la agencia femenina; que hubo compradoras de obras, pintoras de este tipo de obras y que hubo una mirada femenina respecto del erotismo en esos cuerpos. No eran cuerpos sólo para la mirada de los varones, también eran cuerpos para ser mirados por las mujeres; para funcionar como modelo contra modelo, lugares de identificación, lugares de enojo, de lo que fuera. La propuesta es un poco la que hace Griselda Pollock: leer a contrapelo la historia del arte. Esa lectura trabaja con los materiales que están, entonces no podemos inventar cuadros que no están. Si hacemos una muestra de fin de siglo sobre la Belle Epoque lo que vamos a hacer es dirigir una mirada crítica sobre eso y ponerlo en escena para poder generar discusiones. De hecho, yo fui invitada al congreso de feminismo post-colonial que estaba coordinando Karina Bidaseca, hice una presentación sobre la muestra y fue muy bien recibida, o sea que pasó la prueba de fuego.
-¿Le parece que es en un momento propicio para este tipo de discusiones?
-Sí lo es, hace veinte años no sé si hubiera sido posible esta muestra. Sí hubiera sido posible tener este discurso en el campo académico, pero para ponerlo en escena para el gran público dentro del museo tuvo que pasar un montón de tiempo. Fue un buen momento y la evidencia es que ha tenido una recepción muy entusiasta por parte del público.