#ComunidadUNSAM, Notas de tapa

Se inaugura la muestra audiovisual “La Potencia del Talento”

Durante más de dos años el fotógrafo y artista plástico Pedro Roth se dedicó a capturar con su cámara las imágenes y puntos de vista de 60 integrantes destacados de la Universidad. La Carpa del Campus Miguelete alojará los más de 400 retratos. La muestra se inaugurará el lunes 16 de marzo, en ocasión del acto de inicio del año lectivo 2015, y estará abierta al público hasta el viernes 20 de marzo.

Por Damasia Patiño Mayer.

 

Las fotografías captan escenarios impensados—un ring de boxeo, una fábrica de maniquíes—pero ofrecen al espectador pizcas del costado más humano e íntimo de sus protagonistas. Los referentes académicos que normalmente se pasean por los pasillos de la UNSAM se muestran ahora reflexivos, sensibles, casi expuestos.

La actividad artística de este húngaro radicado en Buenos Aires ocupa las 24 horas de su día. Cuando no está exponiendo, compartiendo una mesa con artistas o en el estudio de fotografía que lleva adelante con sus hijos, viaja a dar conferencias y mostrar su arte.

-Venís del éxito de la película La ballena va llena. ¿Cómo fue eso?

-Yo trabajo en un colectivo que se llama Estrella del Oriente. Juntos hicimos esta película que tardamos ocho años en filmar. Ya habíamos hecho otra más chiquita, que se llamó el Caíd nos cambió la cabeza, y ahora estamos trabajando para hacer una nueva. La Ballena Va Llena ya se dio cinco meses en el MALBA, fue un éxito en el BAFICI y estuvo cuatro semanas en el Gaumont.

-Valorás el trabajo en grupo.

-Sí, añoro eso. Toda mi vida he trabajado con grupos.

-¿Qué pensás del rol de la universidad pública?

-Yo soy recibido en La Plata y creo que tener universidades en el conurbano es muy, muy, muy importante porque es crear ámbitos nuevos para gente que nunca tuvo la oportunidad de ir a una universidad. Yo creo que eso es fundamental. Además se ha diversificado lo que se estudia. Lo que sí sentí al charlar con la gente es que falta interacción entre los diferentes referentes, cada uno está como encapsulado. Yo creo que sería bueno abrir foros para que la gente se conozca más, una especie de club de intercambio de ideas.

Eso en mi época pasaba en la calle Florida. Estaba el Jockey Club, es decir,  “los clientes”. Estaban las galerías de arte, la universidad de Buenos Aires, Borges y todos nosotros. El Bar Moderno. Todos circulábamos por esa “vuelta al perro de los intelectuales” y eso creaba un mestizaje muy especial.

Con el tema de la tecnología uno se enfrasca adentro de una pantalla y pierde esa posibilidad de lo que nos está pasando ahora: que yo te conozca, que vos me conozcas. Incluso la calle se ha vuelto adversa, la gente tiene miedo. Ya no es hospitalaria como en ese entonces cuando salíamos temprano y terminábamos a las tres de la mañana en el Pipo. Yo no sé si la gente lo necesita, pero yo lo extraño.

Quizás no lo necesitan porque nunca lo vivieron. Nosotros tuvimos esa suerte. Yo lo ayudé mil veces a (Jorge Luis) Borges a cruzar la calle, todos tienen la anécdota de haber cruzado la calle Maipú con Borges o haber estado en el Instituto Di Tella. Había todo un mundo, y la gente que estaba interesada en la cultura tenía acceso.

-¿Pensás que las universidades pueden cumplir ese rol?

-Sí, cumplir ese rol que se ha perdido.

-¿Cuál es el estilo de esta época?

-Yo diría que en esta época no hay “el otro”. Es sólo uno, el otro no está más. De alguna manera ahora está volviendo un atisbo de lo que fue una militancia. El año 2001 fue una bisagra donde la gente se empezó a preguntar qué nos está pasando. Nos tocaron el alma, nos tocaron el bolsillo… nos tocaron todo. Entonces la gente quería saber qué habíamos hecho mal para que nos pasara esto. El egoísmo de la época de (Carlos) Menem no dio resultado, se pagó carísimo.

-Y ahí se empezaron a generar más las comunidades.

-Comunidades y comunicaciones, pero yo aún no conozco muchos colectivos de artistas, creo que faltan.

-La fuerza hoy parece no estar en el grupo sino en poder venderte bien a través de tu Facebook, etc.

-Claro, estamos viviendo en el mundo del mercado. La otra vez me preguntaron si yo querría estar en el mercado y yo digo: si no estoy en el mercado no soy contemporáneo. Esto no tiene nada que ver con el dinero, es ser o no ser contemporáneo. Si vos no participás de ArteBA estás fuera de la contemporaneidad y no podés no estar, porque no estar significa ser un antiguo. Como los políticos que dicen “volver”. Volver es imposible, no hay dónde volver. Se puede tener nostalgia pero no se puede volver. Si uno está en esto, tiene que estar en la contemporaneidad. Después podés estar en el medio o en el borde. No es una línea, es un círculo.

-Leí que comparás la división internacional del trabajo con el hecho de que hoy día, como argentinos, exportamos cerebros baratos e importamos cultura cara. 

-Eso es tremendo… Nosotros somos periferia y el imperio es modelo. Yo creo que hay un cuerpo de la cultura al que todos pertenecemos. Para hacer cultura tenemos que participar de él. Por ejemplo, Sarmiento escribe el Facundo sobre un burro, cruzando la cordillera en 1840, y dice “sombra terrible de Facundo”. Está refiriendo al fantasma del padre de Hamlet. Marx y Engels, en el Manifiesto Comunista escriben: “Un fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo”. Tanto ellos como Sarmiento refieren al mismo fantasma, al mismo cuerpo de la cultura. Marx no sabían ni siquiera que existía Sarmiento.

Para que haya un fantasma tiene que haber una sombra, y para que haya una sombra tiene que haber un cuerpo. Acá (apoya la mano sobre mi tablet) no hay ni sombra ni cuerpo ni nada, es simplemente una virtualidad, entonces nosotros confundimos esta virtualidad con la cosa tridimensional del fantasma, de la sombra y del cuerpo, el tema de la virtualidad es un cambio fundamental.

-En esta exposición, retomás el cuerpo al fotografiarlo.

-Un retrato es una relación, lo dicen todos los fotógrafos. No es sólo sacarle una foto… no es un objeto: es la persona y la fotografía que surge es una relación. En la época de la guerra mundial, Churchill necesitaba sacarse un retrato. El fotógrafo quería una foto de Churchill enojado y éste último era obsesivo con la puntualidad: el fotógrafo llegó 15 minutos tarde. Luego, en el momento de fotografiarlo, le arrancó el cigarro de la boca y así logró la foto con el seño fruncido. La famosa foto de Churchill. Después pidió disculpas, pero ya había logrado lo que quería. Y acá nosotros de alguna manera hemos buscado eso, que no sean fotos solamente.

-¿Cómo es para vos el diálogo de la tradición con la novedad?

-Yo creo que uno es todo eso, uno no puede dejar atrás las raíces. Yo soy sobreviviente del Holocausto. Nunca hablé de eso y de golpe me encargaron una muestra: iban a hacer algo sobre el Holocausto y me preguntaron qué me gustaría hacer. Yo dije: voy a hacer 600 dibujos, uno por cada 10000 muertos. Yo no vi el Holocausto en una película, es parte de mí.  A mi padre lo mataron en Auschwitz. Es una parte de mi vida y no voy a renegar de eso para ser moderno. Todo es parte del bagaje que traigo.

-¿Cómo te marcó esta experiencia y con qué imagen te quedás de la UNSAM?

-Yo me sentí muy cómodo, sentí que me dejaron hacer todo lo que yo quise y sentí que aporté algo. Esta idea de preguntarles a todos lo mismo, a todas las 61 personas, dio un perfil de un pensamiento nacional. Porque las preguntas eran muy generales: qué es el talento, etc. Además era espontáneo, no conocían las preguntas de antemano.

-¿Qué es para vos la potencia del talento?

-¡Esto! Que yo pueda charlar con vos, y que nos podamos entender, que vos puedas entender lo que yo digo. Como toda colaboración, entre lo que yo digo y lo que vos decís se crea una cosa nueva. La idea no es que cada uno luzca algo, sino crear una nueva plataforma, colaborar y crear conocimiento, sin necesidad de copiar.

 

 

 

Nota actualizada el 12 de marzo de 2015

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