Más allá de los papeles, los sellos y todas las formalidades, en 1994 la UNSAM se puso en funcionamiento en el Patio Esquiú del Liceo Militar de San Martín con una serie de cursos de Economía que en total reunió a 300 estudiantes. De ahí derivó la primera promoción de la futura Escuela de Economía y Negocios (EEyN). Hoy, dos décadas después, son más de 5000, entre el 30 y el 35 por ciento de la matrícula total de la Universidad.

“Trabajar por la inclusión y la calidad educativa es un orgullo”, dijo en el festejo del 19 de mayo el contador Marcelo Paz, decano de la Escuela desde 2011. “En una universidad históricamente formulada por filósofos, hoy nuestro compromiso es con la aplicación de la economía en la gestión del día a día. Por eso, lo que más nos interesa es afianzar el vínculo con los alumnos. Algo que profundizamos a través del área de extensión, y aportando mucha apoyatura académica durante el primer año de cursada, para que los alumnos puedan sostener sus carreras hasta el final. Porque los estudiantes no son números, son personas cuyo futuro depende en gran medida de nuestras decisiones. Y lo único que no nos puede pasar es tener la sensación de que no hacemos todo lo posible para facilitar el cambio en esas vidas”.

Con una historia de logros que incluye la creación de un Observatorio Regional de PyMEs Industriales del Conurbano Norte, un Departamento de Empleos y Desarrollo de Talentos (DET) y varios Centros internacionalmente reconocidos como el de Investigación y Medición Económica (CIME), el de Investigación y Desarrollo del Turismo (CIDeTur) y el de Análisis de Riesgos Financieros y Económicos (CARFE), la Escuela de Economía y Negocios de la UNSAM sigue creciendo.

“El gran desafío es sumarnos al proceso de integración que la Universidad propone en términos de vinculación tecnológica y de compromiso social, algo que en la Escuela no estaba tan asentado como parte de su estrategia institucional”, dice Paz, que en lo que va de su gestión ya proyectó mejoras a partir de los recursos existentes, con puesta en valor de los títulos emitidos, modificación y ampliación de los espacios físicos e incorporación de profesionales para acercar la comunidad a la Escuela. “Lanzamos cursos de extensión para promover la inserción laboral, cursos cortos para aumentar la competitividad de empresarios y mandos medios, y un departamento de empleos que permite a los alumnos encontrar su primer trabajo, al tiempo que asiste a las empresas en sus incorporaciones de personal”. Además, se impulsó el Centro de Apoyo y Desarrollo de Empresas, que brinda consultoría especializada a las empresas de la zona, asesorándolas para una producción más eficiente y competitiva.

La EEyN dicta en total 14 carreras, de las cuales cuatro son licenciaturas, cuatro diplomaturas, una tecnicatura y cinco posgrados, que abarcan las áreas de Administración y Gestión Empresarial, Políticas Económicas Responsabilidad Social Empresaria, Marketing de PyMES y Turismo, entre otras. Uno de los programas diferenciales, creado en 2012, fue la Maestría en Desarrollo Económico: “Estamos más que orgullosos de la implementación de este posgrado, con el que logramos la tan ansiada participación y vinculación empresa-universidad”.

Entre las novedades de este año, se destaca la organización en la parte académica de una escuela de formación de auxiliares docentes, que podría ser modelo en la Universidad y un Departamento de búsqueda de talentos y selección de personal para que los alumnos puedan insertarse laboralmente en el territorio y tengan, además de una integración regional  un mejor rendimiento académico: “Es muy notorio el desgaste de los alumnos que deben viajar todos los días al centro.”

En el festejo se entregaron distinciones a los mejores rendimientos académicos desde 1994: Daniela Thiell Ellul, Susana García, Silvana Faiad y Julieta García. A su vez, el decano distinguió a profesores que acompañaron el crecimiento de la Escuela desde sus inicios: Mario Oyhanarte, Jorge Aromando, José Ficarra, Horacio Fuster, Roberto Giachino, María Giammateo, Antonio Jarazo, José Rodríguez Pagani, y Jorge Rumbo; y a personal auxiliar, de administración y servicios, que cuentan con una larga trayectoria en la institución: Karina Bujan, Ana María Florio, Graciela Texido y Laura Torrez.

Además, como parte de la celebración se inauguró una muestra de arte, con participación de pintores y fotógrafos y la donación de dos esculturas por parte del artista plástico Francisco Cabestany Piñol. “Somos universidades jóvenes, que estamos construyendo un pasado por el que nos recordarán”, dijo el secretario general de la Universidad, Carlos Greco. “La Universidad Nacional de San Martín es una organización cuya mayor fortaleza es el capital humano y su vocación de servicio social”.

También participaron del encuentro la secretaria académica de la Universidad, Silvia Bernatené; el secretario de Vinculación Productiva, Hugo Nielson; el decano de la Escuela de Arquitectura y presidente de FUNSAM, Fabián de la Fuente; y la esposa del ex decano Val, Telma Alú.