Notas de tapa, Secretaría I+D+i
La Real Academia Sueca otorgó el Premio Nobel de Física a los teóricos de la “partícula de Dios”, François Englert y Peter Higgs. En este artículo, el secretario de Investigación de la Universidad, el doctor Aníbal Gattone, analiza la noticia, cuenta la historia de este “descubrimiento” y explica de qué se trata.
Por Aníbal Gattone
El 4 de julio de 2012 los voceros de dos de los experimentos permanentes ubicados en el acelerador de partículas del Centro Europeo de Investigaciones Nucleares – ubicado en Ginebra y conocido por sus siglas en francés, CERN – anunciaron la existencia de una partícula subatómica cuya existencia había previsto la física teórica y a la que bautizó con el nombre de bosón de Higgs. La prensa mundial, que tres años antes había llenado títulos de cabecera con el encendido del Gran Colisionador de Hadrones del CERN, al que bautizó con el nombre de “máquina de Dios”, no escatimó centímetros para hacer saber que finalmente se había descubierto la “partícula de Dios”.
¿Por qué se la llama en la jerga científica “el bosón de Higgs? El nombre proviene del escocés Peter Higgs quien fue único autor de un artículo publicado en Physical Review Letters en octubre de 1964 que predijo, por primera vez, la existencia de una partícula elemental responsable de que las demás adquieran masa. Pero la ciencia, sobre todo la de frontera, no surge aislada totalmente del entorno; las ideas están en el aire y eran varios los científicos que estaban madurando el mismo tipo de ideas. Más aún, hubo un predecesor del trabajo de Higgs que fue el publicado en la misma revista en agosto de ese año por los belgas Robert Brout y François Englert que demostraron el mecanismo por el cual se produciría este bosón; no le adjudicaron la característica de partícula como lo hizo Higgs pero sin dudas dejaron la idea sembrada. Para terminar, un mes después del trabajo de Higgs siempre en la misma revista los ingleses Dick Hagen, Gerald Guralnik y Tom Kibble publicaron las mismas conclusiones que Higgs, sin tener idea del trabajo de éste y, abierto a debate, en forma más clara y detallada.
El martes 8 de octubre de 2013 la Fundación Nobel anunció el otorgamiento del Premio Nobel de Física del año 2013 al belga François Englert y al inglés Peter Higgs. Robert Brout había muerto en mayo de 2011. Los ingleses del Imperial College de Londres no fueron reconocidos.
¿Por qué se la llama comúnmente la “partícula de Dios”? El físico americano Leon Lederman, también premio Nobel en 1988, es el responsable. En 1993 publicó con Dick Terecki un libro con ese título donde cuenta que le dio ese nombre por dos razones. La primera era que su editor no los dejó llamarla “la partícula maldita” (“the Goddammed Particle” en versión inglesa) que era lo que ambos pensaban que era porque tardaba en ser descubierta a pesar de lo necesaria que era para sostener toda la teoría y, particularmente, porque en el momento de escribir el libro el congreso norteamericano había aprobado una suma exorbitante para la época para construir un Colisionador aún más grande que el de CERN que finalmente fue cancelado unos años después por razones de presupuesto. La segunda razón, dice Lederman, es para que se pareciese a otro libro “mucho más viejo…”.
Interesante la mención a este relevante suceso. Pero hay una omisión que me resultó significativa. Me refiero a lo manifestado por Higgs con motivo del premio: “Espero que este reconocimiento de la ciencia fundamental ayudará a concienciar sobre la importancia de la investigación imaginativa”. Estimo que el análisis de lo dicho, supondrá desafíos y replanteos para la Secretaría de Investigación de nuestra Universidad.
Muy buena nota. Un lujo contar con la opinión del Dr. Gattone.