Crédito foto: Revista 8,66

“¿Puede una gran obra de arquitectura convertirse en un motor de ascenso social para zonas tradicionalmente postergadas? ¿Pueden, a la vez, sus soluciones arquitectónicas y constructivas, despertar la admiración de colegas y profesionales de todo tipo? ¿Es posible, sin abandonar todo lo anterior, generar un conjunto de edificios que por sus características y su disposición estimulen el intercambio entre las múltiples y variadas disciplinas que conviven en una universidad nacional? Si alguien cree que todo eso es imposible, es porque aún no visitó el Campus Miguelete de la Universidad Nacional de San Martín que, desde su creación en 1992, no ha dejado de crecer y ser generatriz de un nuevo polo de educación y de investigación con trascendencia nacional y conciencia local. Con la adjudicación de 2,5 hectáreas pertenecientes a una antigua playa de cargas del Ferrocarril Mitre y el  fundamental apoyo de los ministerios de Educación, Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, y Ciencia y Técnica junto con la Jefatura de Gabinete, dependientes de la Presidencia de la Nación, comenzó el camino hacia la materialización de un campus universitario abierto, que hoy ya ocupa 8,5 hectáreas en las que proliferan numerosos edificios de soberbia arquitectura contemporánea con las más diversas actividades académicas y de investigación.”

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