“Los hechos no hablan por sí mismos; la realidad es una operación”. Con frases como estas fue que Gianni Vattimo marcó la dirección de la discusión de la que participaron Enrique Corti, decano de la Escuela de Humanidades; Guillermo Schweinheim, de la Escuela de Política y Gobierno; Ricardo Ibarlucía, del Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural; y Arnold Spitta, del Programa de Estudios Alemanes y Europeos, entre otros.

Con citas y menciones de Aristóteles, Heidegger, Nietzsche, Kant y Lacan, el profesor italiano habló sobre su postura respecto de la realidad, la política, la crisis europea, el comunismo, la iglesia, los vampiros, las brujas y la moral.

“No hay hechos, sólo interpretaciones. Todo pasa lejos de nuestra existencia inmediata; sólo hay interpretación y mediación. Por ello la realidad me interesa como lo no contestado”, dijo Vattimo para luego agregar que “la realidad no puede difundirse porque aún no ha sido discutida. Es una hipótesis corriente que no se falsificó”.

El filósofo italiano se definió como un pragmatista, un hermeneútico que entiende que todo funciona si funciona: “El término realidad es mucho más circunstancial que absoluto”. A su vez, indicó que la interpretación, lo que a su entender define a la realidad, requiere siempre de un acto de aceptación o rechazo y que el sentido común es un horizonte compartido que no se pone en discusión.

Respecto a su postura política, indicó ser “moralista, chavista y castrista” y desear la revolución comunista, aunque no la ve como algo posible en el corto tiempo. Sobre la crisis que vive Europa y que afecta con fuerza a Italia, dijo que las medidas que intentan calmarla son opresoras y que aumentan el conflicto social. “Los economistas que están en Europa se pretenden neutrales pero la ciencia que practican no lo es, porque la estudiaron en escuelas capitalistas. Es el sistema económico el que tiene que cambiar”, aseguró.

Para finalizar la charla, Gianni Vattimo contó cuál es su Italia ideal: “Es la de los años 50 y 60, cuando había una fuerte oposición comunista a la democracia cristiana que gobernaba”.