En el marco del Seminario Internacional “La cuestión social de los jóvenes: Contexto, problemática y políticas”, se llevó a cabo en la Biblioteca del Congreso de la Nación el panel Juventud y Cultura. Participaron por la UNSAM Alí Mustafá, Fernando Peirone y Mónica Pini.
En el último día del seminario organizado por la UNSAM, el Instituto Di Tella (ITDT) y el Círculo de Legisladores de la Nación, en el marco de la Cátedra UNESCO sobre las manifestaciones actuales de la cuestión social, siete especialistas en distintas materias brindaron conferencias abiertas al público sobre cómo la juventud se relaciona con la cultura.
Pese a no haber tenido un corte en ningún momento, el simposio estuvo divido en dos partes. Primero hablaron los que aportaron conceptos teóricos y citas de intelectuales como los filósofos franceses Michel Foucault y Jacques Rancière (quien esta semana visitó la UNSAM) y la antropóloga Rossana Reguillo, y más tarde fue el turno de los que aportaron conocimientos prácticos respecto de esta interacción.
El primero en hablar fue Guillermo Pérez Sosto, coordinador general de la Cátedra UNESCO y profesor de la UNSAM, quien ejemplificó con cifras la situación general de los jóvenes: más de dos millones de los casi siete que viven en la Argentina presentan entre media y alta vulnerabilidad; el 59 por ciento es fuertemente precario y casi un millón no trabaja ni estudia ni busca trabajo. Además indicó que la juventud precaria y desafiliada entiende su cuerpo como única propiedad. “Todo lo que tienen en su vida lo llevan en el cuerpo, tatuajes, peinados, gorras, relojes; sus propiedades se desplazan con ellos. Y en el caso de la mujer, el cuerpo es para la reproducción”, dijo Pérez Sosto.
A continuación tomó la palabra Fernando Peirone, director académico del Programa Lectura Mundi y profesor de Pensamiento Contemporáneo: “Voy a hablar de los jóvenes depositarios de un cambio que comenzó con nosotros y que hoy no sabemos conducir. Voy a hablar de los jóvenes como agentes de una cosmovisión que ha empezado a tensionar con la nuestra”. Entonces indicó que la juventud es el principal modelo de la sociedad actual y que como tal son los principales damnificados de la crisis económica mundial, situación que ejemplificó con los movimientos que se registraron es España, Grecia, Chile y los Estados Unidos.
Luego fue el turno del director de Cultura de la Secretaría de Extensión de la Universidad, Alí Mustafá, quien se definió como un anfibio: “Los que venimos de la gestión cultural así nos sentimos porque respiramos dos ambientes distintos, el de la gestión y el de la academia”. Además definió lo que entiende como cultura: “Todo lo que el hombre hace, cómo se viste, qué come, cómo festeja, cómo entierra a sus muertos, cómo se relaciona”, y agregó que la juventud es una construcción social que prepara para la vida. “Es muy difícil gestionar la cultura y sobre todo la del joven, porque es algo dinámico, cruzado por los medios de comunicación y donde la educación a veces llega tarde”, dijo. Antes de finalizar su ponencia, recitó una frase del poeta uruguayo Mario Benedetti a modo de reflexión: “Si el mundo está gobernado por adultos y está como está, es hora de prestarle atención a los jóvenes”.
Tras Mustafá realizaron sus ponencias el sociólogo y profesor de la UNSAM Marcelo Urresti, quien identificó a los jóvenes como una población en transición, “la edad de la transición en transición”, dado que es el estado menos definitivo de todos los que atraviesa el ser humano; y la docente de la Universidad Mónica Pini, quien presentó un estudio de campo cuyo propósito era comprender las características, las formas de comunicación y socialización, y las necesidades de los adolescentes. “Los jóvenes están marcados por la incertidumbre y por la vulnerabilidad, pero en los distintos contextos emergen subculturas por lo que no corresponde hablar de juventud sino de juventudes”, dijo al respecto.
Luego fue el turno de los periodistas, que fueron convocados para discutir la forma en que los medios de comunicación influyen en la cultura de los jóvenes. Silvina Marino, subeditora del suplemento Sí! del diario Clarín, dijo que en los medios de comunicación ya hay una exclusión de ciertas clases por defecto o falta de acceso a ciertas tecnologías. Indicó que “en un suplemento de cultura joven hay una intención, una necesidad de que el lector se identifique”. Asimismo explicó que en los últimos años, debido a la extensión de la franja etaria joven, el suplemento fue cambiando e incorporando nuevas temáticas. Tras ella, Luis Javier Paz, del suplemento No de Página 12, aseguró que la juventud no es más una generación que necesita entrar en conflicto con sus padres: “Hoy hay otro nivel de permeabilidad porque por ejemplo ya hay chicos que tienen padres con tatuajes; por eso son muchas las categorías que hay que redefinir”. Para concluir, dijo: “El rock es el gran exponente de las ideas de la juventud”.
La última disertadora del encuentro fue la politóloga Romina Bianchini, que presentó el informe de consumos culturales de los jóvenes de Iberoamérica y resaltó la “autonomía que se da en los colectivos juveniles, que ya no dependen de un estado paternalista o intervencionista sino que están ellos mismos produciendo”.
El encuentro me lleva a preguntar ¿cómo la cultura del consumo hace que los adultos se consideren jóvenes y piensen como “adolescentes” categoría mutada en juventud?. Obviamente el conflicto jóvenes-adultos es casi inexistente frente a debatir sobre la infantilización de la sociedad argentina que podría mostrar algo sobre el maremagnum de la realidad globalizada.
Así como en los ’70 se perseguía a las ciencias sociales en el cuerpo de los jóvenes, hoy las ciencias sociales parecen estar al borde de la funcionalidad del sistema de la globalización y son los jóvenes de los moviemientos sociales los que reclaman en contra de ese proyecto y luchan por un mundo más justo;.dan debate contra esa forma de consumo que disfrutan los “jóvenes” consumidores incluidos del sistema de la cirujía estética y el viagra.
Por mera coincidencia para los amantes de la conspiranoia, muchos de los jóvenes de los movimientos sociales de hoy y que estaban en la universidad fueron asesinados: Mariano Ferreyra, Miguel Bru…
Así los reclamos por los recursos naturales que son propiedad de todos, por ejemplo, son descalificados en nombre de la sabiduría que viene enlatada con la etiqueta de “desarrollo sustentable” y que son otra forma de alimentar el infantilismo que parece imponerse con globitos de colores amarillo naranja -porque los espejitos tienen mala fama- o la pseudoliberación basada en la explotación primaria de los recursos naturales a cambio de nada. Y se puede seguir con otros ejemplos: la ampliación de la participación política, la trata de personas, las luchas de género, el reclamo por educación técnica, contra agrotóxicos, etc lo hacen jóvenes. Me hubiese gustado leer un poco más sobre la interacción de los jóvenes con la cultura.