Invitada por el Programa Lectura Mundi, la periodista y escritora italiana visitó por primera vez la Argentina y presentó su último libro, El silencio de los hombres, en el Campus Miguelete.
“Los hombres no pueden hablar. Nunca como ahora, los hombres parecen no tener las palabras para ‘contar’ su miedo y su pérdida, su fragilidad y sus deseos. Aquellos que durante milenios fueron los gobernantes del mundo, desde hace un tiempo no lo son más, y hoy oscilan entre la inédita libertad que se les ofrece a las mujeres y la nostalgia de los viejos privilegios”. Desde esta hipótesis parte El silencio de los hombres, el último libro de la periodista y escritora italiana Iaia Caputo, que el jueves 5 de julio dio una entrevista pública en el Campus Miguelete.
El encargado de presentarla fue Mario Greco, director del Programa Lectura Mundi, quien hizo un repaso por el extenso curriculum de la autora: periodista de Il Matino, la Rai, Marie Claire, Flair y La Repubblica, entre otros medios nacionales; ha publicado ensayos sobre temas como el amor, el paso del tiempo en las mujeres y el abuso sexual de menores en el ámbito familiar; y recopiló entrevistas a escritoras italianas y extranjeras en Conversazioni di fine secolo.
Luego la periodista Verónica Gago comenzó con la presentación del libro: “Leyendo el libro de Iaia, pensé que podría haberlo titulado Radiografía de la Italia misógina. Porque logra, a través de la incorporación de distintos registros como teoría, recuerdos personales e investigación periodística, rastrear y explicar cómo se ha construido esta cultura misógina que aún opera en su país”, dijo y le dio la palabra a Caputo.
Según el análisis de la escritora, en la base de la misoginia italiana se mezclan, por un lado, una suerte de primitivismo político histórico que aún perdura, y por otro la decadencia del género masculino. Explicó que ya desde antes de Berlusconi, Italia excluyó concretamente a las mujeres de casi todos los ámbitos de decisión: “Hay una doble pobreza: en la representación, porque las mujeres conforman menos del 20 % de l parlamento, y en el modo en que se representa a las mujeres mediáticamente”.
Sin medias tintas ni rodeos, la autora definió la contradicción actual de los hombres como parte de la “condición trágica masculina”, que por la desmesura de una sexualidad incapaz de evolucionar, toma el preocupante atajo de la violencia. “En Italia el año pasado una mujer fue asesinada a manos de su pareja o ex pareja cada tres días. Y este año ya hay un aumento de un 30 %: o sea, una mujer asesinada cada dos días”, reveló. Y explicó: “Hoy la relación de fuerzas entre hombres y mujeres está completamente invertida. Ya no es el hombre fuerte y la mujer débil. Hoy, estamos frente a un hombre que como sujeto es débil porque se relaciona con una mujer que es percibida como un sujeto fuerte, capaz de autodeterminación, que puede decidir libremente, frente al que no solo no es potente sino que es impotente. Y como no pueden procesar el sentimiento de abandono, pérdida y fragilidad que sienten, porque no tienen las palabras para hacerlo, entonces el único sentimiento que pueden reconocer es la rabia y, sobre ese sentimiento, es que deciden asesinar a una mujer”.
A lo largo de una exposición de casi dos horas, Caputo abordó la transición en el rol del hombre como padre producto de la combinación de las crecientes libertades y poder de decisión de las mujeres con las tecnologías de reproducción asistida. Y dejó una frase para la polémica: “En términos reales, hoy el hombre es absolutamente prescindible como padre”. También se refirió al modelo de mujer que impuso el “berlusconismo, sobre todo en su etapa agónica, cuando parecía que el país era Sodoma y Gomorra. Se impuso un régimen ético y estético evidentemente ofensivo para las mujeres, de una sexualidad masculina famélica, compulsiva y totalmente desvinculada del deseo”. Para la autora, que los hombres no se hayan interpelado a sí mismos como género y que no hayan reaccionado contra eso, “es una muestra de su incapacidad para expresarse, pero también de la naturalización de cierto tipo de sexualidad como un rasgo intrínseco del género masculino”.
Por último, Caputo habló de la necesidad de garantizar un cupo femenino del 50 % en todos los ámbitos estatales como una medida para empezar a modificar desde lo real y material las condiciones de las mujeres. “Todavía son una minoría las mujeres en lugares de poder y, por lo tanto, al estar en una posición de vanguardia, tienen incertidumbres e inseguridades. Pero veremos como será cuando podamos ser la mitad. Ahí podremos ver cuánto aprendimos a cambiar las mujeres”, concluyó la escritora.
Caputo llegó por primera vez a la Argentina invitada por el Programa Lectura Mundi de la Universidad Nacional de San Martín, junto a su marido -y colega- Bruno Arpaia, quien dictó un seminario de tres jornadas sobre Ciencia y narración. Además de presentar su libro, el viernes 6 realizó un coloquio con investigadoras del Centro de Estudios de Democratización y Derechos Humanos de la Escuela de Humanidades, Círculo de Estudio de Pensamiento Feminista Contemporáneo y el Programa de Estudios sobre El cuerpo, entre poder e impotencia.