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El dispositivo fue desarrollado por un estudiante y un investigador del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental y es el primer proyecto del nuevo Centro de Estudio sobre Patrimonios y Ambiente de la Escuela de Arte y Patrimonio de la UNSAM.
La boya diseñada y ensamblada por el estudiante Federico Cherny y el investigador Marcos Tascón fue probada con éxito en la laguna del Parque General Paz. Se trata de un dispositivo compuesto de sensores electrónicos que mide parámetros físicoquímicos del agua para determinar el estado de conservación del segundo cause más contaminado del país y uno de los más contaminados del mundo.
El dispositivo mide pH, temperatura, turbidez, conductividad eléctrica, oxígeno disuelto y velocidad lineal en el agua. Si bien hoy existen equipos capaces de medir estos parámetros, sus costos elevados dificultan las tareas de investigación y hacen que, en condiciones normales, solo puedan realizar un máximo de cuatro mediciones por año —una por cada estación del año—.
“En las primeras pruebas del prototipo logramos evaluar la flotabilidad, la disposición de los sensores, la autonomía energética y la distancia de comunicación por bluetooth, entre otras variables”, cuenta Marcos Tascón, investigador del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA). “Tras una hora de monitoreo continuo, pudimos relevar con éxito todas los parámetros del agua en distintas posiciones del lago con una frecuencia de 15 segundos, y también transferir de manera remota todos los datos recolectados al teléfono celular”.
La boya está integrada por sensores de bajo costo que permiten tomar muestras in situ y muchos datos, dado que puede flotar en el agua durante meses. Además, gracias a la reducción del volumen de energía a todo el sistema de censado, el dispositivo puede cargarse mediante un solo panel solar y alimentar la batería de litio sin necesidad de reemplazarla.
Federico Cherny, estudiante de Ingeniería Ambiental y beneficiario de una beca PEFI (ver recuadro), cuenta que la idea es colocar varias boyas a lo largo de la cuenca Reconquista. “Las características del diseño serán integradas a microcontroladores Arduino de código abierto para que cualquier persona con conocimientos de electrónica pueda fabricarlas”, detalla. “La ventaja de esta boya es que, al medir todo el tiempo, puede generar una línea de base del estado del río y detectar anomalías: de repente, puede cambiar algún valor específico y eso puede indicar que una industria está tirando efluentes que no están regulados”, ejemplifica.
Por el momento, la boya registra datos, los guarda en una tarjeta SD y los envía por bluetooth a los celulares de los investigadores, que pueden controlar la frecuencia de medición y las distancias, entre otras posibilidades. “La idea es que, en caso de encontrar algún valor que se dispare, la boya nos mande un mensaje o e-mail en tiempo real indicando si se produjo alguna anomalía”, explica Cherny.
El proyecto es incubado en el Centro de Estudio sobre Patrimonios y Ambiente de la Escuela de Arte y Patrimonio (EAYP) de la UNSAM, un nuevo espacio de investigación y formación que trabaja con una premisa clara: “No se puede disociar el patrimonio cultural del patrimonio natural”. Fernando Marte, director del Centro, explica la tendencia: “Nosotros nos formamos desde la mirada occidental clásica y moderna que dice que una cosa es la naturaleza y otra la parte cultural. Pero, cuando salimos al campo, esa postura se diluye. No se puede analizar un mural descontextualizado de todo lo que está sucediendo alrededor”.
El proyecto de la boya es el primero que encara el nuevo centro, inaugurado en octubre en el Campus de la UNSAM para recibir a lxs investigadorxs del viejo Taller TAREA de Barracas. “Lo más lindo de estar en el Campus es estar integrado a la vida universitaria y poder relacionarnos con gente de otras disciplinas”, celebra Marte.
Desde 2016, la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT) impulsa el desarrollo de las becas Plan Estratégico de Formación de Ingenieros (PEFI) como forma de complementar el trayecto formativo de los estudiantes en un ámbito de desarrollo, diseño y experimentación científica.
Destinada a estudiantes de la ECYT que hayan aprobado al menos 25 materias, la beca posibilita la formación en actividades de investigación en proyectos en desarrollo de la Universidad, organismos asociados o empresas con las que se desarrollen proyectos conjuntos.
Desde el inicio del plan, más de 60 estudiantes fueron becados.