El Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo, dirigido por Carlos Tomada, presenta el cuarto Boletín de Coyuntura Sociolaboral: “Incertidumbres vs. Expectativas”. En esta edición del Boletín también se incluyen los resultados del Monitor Sociolaboral de Opinión Pública —una encuesta de periodicidad trimestral que el CETyD realiza junto con Ibarómetro— con datos de febrero de 2017.
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En los últimos meses se ha instalado un falso debate sobre la actualización de los convenios colectivos. Los impulsores de la discusión sostienen que los convenios tienen un efecto negativo sobre el empleo y postulan la existencia de un mundo donde los cambios tecnológicos afectan la dinámica de los sistemas productivos —mientras que los convenios colectivos permanecen “obsoletos”—. No hay convenios “viejos” o “nuevos”. Los convenios colectivos deben estar vivos para poder regular adecuadamente las relaciones laborales y aportar así al equilibrio necesario entre los intereses del capital y del trabajo.
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Crece la incertidumbre laboral: el 60 % de los argentinos percibe que se han reducido las posibilidades de encontrar un trabajo mientras que el 58 % declara conocer a alguien que perdió su empleo en los últimos meses. Las mediciones provienen del Monitor Sociolaboral de Opinión Pública desarrollado por el Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CETyD) de la UNSAM e Ibarómetro.
La paritaria nacional docente es un instrumento de regulación del conflicto sindical que favorece los procesos de mediación entre los actores del sistema educativo. Se trata de un espacio de diálogo para el diseño y la implementación de políticas públicas en el que lo salarial es una condición necesaria pero no suficiente.
Un año atrás, Mauricio Macri asumió la presidencia en un país que había atravesado doce años y medio de reconstrucción del trabajo y con un proyecto que lo había puesto en el centro de sus políticas públicas. El triunfo de la alianza Cambiemos abrió un interrogante: ¿buscaría reconfigurar las relaciones entre capital y trabajo? Desde el 10 de diciembre de 2015, miles de trabajadores del sector público y privado perdieron sus empleos, los salarios reales sufrieron una notable caída y la distribución del ingreso se ha vuelto más regresiva.
La herramienta desarrollada por el Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CETyD) e Ibarómetro busca aportar evidencia empírica sobre un conjunto de actitudes y percepciones de los argentinos referidas al mundo del trabajo y a la coyuntura sociolaboral.
El viernes 25 fue el primer encuentro de esta iniciativa conjunta de SEPTeSA, el IDAES y el CETyD. Participaron dirigentes sindicales, investigadores y estudiantes.
Hoy algunas voces señalan la existencia de un elevado nivel de ausentismo entre los trabajadores argentinos, cuyos índices serían más altos en la Argentina que en otras partes del mundo y habrían aumentado de manera desmedida en los últimos años. La referencia básica para la medición del ausentismo es el marco institucional que regula la jornada de trabajo. De acuerdo con las estadísticas oficiales disponibles, cada trabajador faltó —en promedio a lo largo del año 2015— menos de un día por mes (0,83 día/mes). Analizando las razones de las ausencias, el panorama nuevamente se aleja de la visión que considera que los trabajadores argentinos faltan a su lugar de trabajo por causas totalmente injustificadas.
El gobierno ha planteado una falsa disyuntiva: empleos o salarios. No se trata de un discurso novedoso: son las políticas que fracasaron en la década de 1990. El aumento de la productividad es un deseo de todos. La cuestión es definir cómo llegar a ese punto.
Miembros del gabinete nacional han hecho referencia a la supuesta necesidad de reducir el costo laboral y de flexibilizar el mercado de trabajo para “equilibrar” la justicia laboral a favor de los empresarios. Experiencias previas en la Argentina y en otras regiones indican que estos procesos empeoran la distribución del ingreso.
Desde diciembre de 2015 hasta junio de 2016 el salario medio real se redujo un 11,5 %. Esta contracción es la más profunda desde el 2001-2002. En el mismo período se registraron alrededor de 137.000 trabajadores que perdieron su ocupación principal en el sector privado.
Los datos publicados recientemente por el Ministerio de Trabajo demuestran que el número de puestos registrado en empresas privadas entre noviembre de 2011 y noviembre de 2015 no cayó, sino que experimentó un crecimiento del 3 %, en franca contradicción con el informe que se refiere a caídas y estancamiento para ese mismo período. A su vez, la participación del empleo público en el total del empleo pasó del 31 % en el año 2008 al 34 % en 2015, lo que implica un crecimiento del 3 % (y no del 10 %, como expresa el documento de la Casa Rosada).