CRIP, Instituto de Investigaciones Biotecnológicas, Notas de tapa
El especialista en vinculación tecnológica y negocios dirige, junto con Fernando Goldbaum —expresidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica—, el flamante Centro de Rediseño e Ingeniería en Proteínas (CRIP) del IIB-INTECH. El laboratorio estará alojado en el Edificio I+D+i de Campus Miguelete y hará foco en proyectos biotecnológicos. “El Centro será un nexo permanente entre el mundo científico y el de las aplicaciones y la tecnología”, cuenta Vilariño.
Por Gaspar Grieco | Foto: Pablo Carrera Oser
En 1968, Jorge Sabato publicaba el ensayo La ciencia y la tecnología en el desarrollo futuro de América Latina junto con Natalio Botana. Allí planteaba la necesidad de consolidar una relación permanente entre el Gobierno, el progreso científico-tecnológico y el sector productivo, que más tarde sus colegas denominaron el “triángulo de Sabato”. Dicha estructura evidenció la necesidad de insertar la ciencia y la tecnología en la trama misma del desarrollo latinoamericano para saber dónde y cómo innovar. “La experiencia histórica demuestra que este proceso político constituye el resultado de la acción múltiple y coordinada de tres elementos fundamentales en el desarrollo de las sociedades contemporáneas: el Gobierno, la estructura productiva y la infraestructura científico-tecnológica”, sostenía Sabato.
A partir de la premisa de uno de los pioneros del pensamiento latinoamericano en ciencia y tecnología, la UNSAM creó el nuevo Centro de Rediseño e Ingeniería de Proteínas (CRIP) del IIB-INTECH, que, además de realizar investigación básica y aplicada, funcionará como nexo entre científicos y tecnólogos interesados en desarrollar empresas de base tecnológica y el sector productivo-empresarial.
El CRIP, que estará alojado en el Edificio de I+D+i del Campus Miguelete, está dirigido por los científicos Fernando Goldbaum —expresidente de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y exdirector de la Fundación Instituto Leloir— y Claudio Vilariño —bioquímico y administrador de negocios con una destaca trayectoria en el sector privado—. El Centro ya cuenta con más de treinta profesionales provenientes de diversas disciplinas y un consejo asesor de excelencia, integrado por el secretario de Investigación de la UNSAM, Aníbal Gattone; el decano del IIB-INTECH, Alberto Carlos Frasch; y el representante de la Cámara Argentina de Biotecnología (CAB), Esteban Corley.
“Nos sentimos muy cómodos en la UNSAM. Hemos recorrido muchas instituciones públicas y privadas, y acá sentimos que es fácil trabajar. Lo que la Universidad tiene para ofrecer no es solo un centro de biotecnología de excelencia, como el IIB-INTECH, sino un gran apoyo y una oferta interdisciplinaria de capacidades en todo su campus, tanto para los proyectos científicos como para los empresariales”, sostiene Vilariño.
¿Qué tipo de investigaciones se desarrollarán en el CRIP?
Haremos investigación en el área de ingeniería en proteínas; trabajaremos la modificación de la estructura de las proteínas para mejorar su resistencia y eficiencia. Con este tipo de técnicas y enfoques se pueden tratar temas relacionados con la salud humana y animal o con temas biotecnológicos que tengan impacto en las industrias de alimentos, biocombustibles y química fina, entre otras. Hay un menú de opciones en cuanto a aplicaciones bastante amplio.
Usted tiene una extensa trayectoria en el ámbito privado, y Goldbaum, en el ámbito público. ¿Cuál es la impronta que buscan darle al CRIP?
Buscaremos ser de utilidad para la industria. Tenemos claro que no vamos a producir; no vamos a ser una fábrica. Lo que haremos será trabajar en proyectos innovadores que concluyan en la puesta a punto de métodos a pequeña escala. Esos desarrollos son los que las empresas podrán tomar para producir.
¿Por qué eligieron la UNSAM?
Pensamos en el desarrollo de proyectos en forma multidisciplinaria, en principio, con un fuerte corte biológico, pero abierto a la integración con otras áreas. En la UNSAM hay un terreno fértil para eso: tiene una Escuela de Economía y Negocios, unidades de vinculación tecnológica, empresas que han sido incubadas allí dentro y todo un ecosistema que impulsa los proyectos. Es un medio enriquecedor.
¿El CRIP incubará empresas de base tecnológica?
Vamos a fomentar la innovación. Será un espacio de encuentro para todos los actores del sistema de I+D+i. La demanda y la oferta de capacidades podrán potenciarse y la innovación abierta será un hecho. Por supuesto, habrá un lugar para que algunas empresas, sea una start-up completa sea un laboratorio con un proyecto específico de una empresa grande existente, puedan instalarse y acceder a instrumental sofisticado, discutir con nuestros investigadores e interactuar con la industria, entre otras cuestiones. Pero no vamos a llevar adelante incubaciones de empresas, porque para eso ya hay estructuras de jerarquía en la UNSAM con quienes vamos a colaborar de manera permanente. La idea es ayudar a los emprendedores en todo lo que necesiten. Para los proyectos que requieran fondos, veremos cómo conseguirlos; para los que requieran una orientación de negocios, buscaremos quien pueda ayudarnos y tenga capacidades adecuadas. Nosotros entendemos tanto el lenguaje de la ciencia básica como el de las tecnologías y podemos oficiar de interfaz, de facilitadores.
¿Serán una especie de nexo entre el científico que se anima a emprender y el sector productivo?
La idea es acortar el camino entre el desarrollo científico del laboratorio y su incorporación a la cadena productiva. Muchas veces el científico y el empresario no logran comunicarse por una falta de comprensión de idiomas. Nosotros nos planteamos como una especie de interfaz: queremos ayudar a que se entiendan porque conocemos el mundo científico, el mundo productivo y el mundo gubernamental. Creemos saber cómo aplicar el “triángulo de Sabato” y esa es nuestra característica diferencial. En el país, no hay muchos centros que funcionen con esta impronta, no es habitual que desde el punto de vista ideológico uno se pare en esta posición de mirar la demanda, mirar qué herramientas puede aportar el Estado y tratar de interpretar qué necesita un industrial.
¿Van a formar recursos humanos?
Hay diferentes maneras de formar recursos humanos. La primera va a ser la formación de recursos a nivel de doctorado y posdoctorado. El grupo que tenemos conformado es de 35 personas, con amplia mayoría de investigadores y además todos somos docentes. En ese sentido, hoy nos ponemos a disposición de lo que la UNSAM necesite para incorporarnos a carreras existentes. Después, ya instalados, podremos sentarnos a desarrollar programas que lleven a cierto tipo de especialización nueva en la UNSAM.
¿Cómo es la situación actual de las empresas de base tecnológica en la Argentina?
Hay muy buenos ejemplos de empresas desarrolladas, pero hay diferentes tipos de empresas de base tecnológicas. Una cosa es desarrollar una aplicación para un celular, para la que el nivel de inversión y de tiempos es muy diferente que articular con una empresa que quiere trabajar con agrobiotecnología. En los últimos años, se construyó en el país una línea de apoyo a este tipo de proyectos y emprendimientos desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología, con posibilidades para postularse a pedidos de subsidios y créditos blandos para proyectos de más largo plazo.
¿Cómo se plantea el emprendedurismo desde el CRIP?
Buscaremos apoyar a las personas que tengan espíritu emprendedor para que puedan desarrollar proyectos que tengan un impacto en la vida. Esa es la visión que nosotros profesamos.
Maravilloso!!
Muchísimos éxitos para la consolidación del proyecto!