“Nos impulsaba el entusiasmo de compartir un propósito: abrir un canal emocional hacia el espectador de un modo directo. Veníamos de un período de mucha represión y nos sentíamos revolucionarios del arte. Eso le daba mucho carácter al Descueve, una voluntad de romper con el lenguaje más establecido de la danza contemporánea”.
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“Siempre hemos trabajado con lo que cada uno aporta como identikit, como seña particular, y a la vez tendemos a cierta abstracción de todo material que aparece. Finalmente, cada uno hace de sí mismo, pero también hace otra cosa. Siempre hemos trabajado con la asociación libre y probablemente este viaje sea mucho menos conducido que otras veces”.
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“En 1990, Carlos Casella, Mayra Bonard, Ana Frenkel, María Ucedo y Gabriela Barberio formaron el grupo El Descueve. La primera criatura escénica se llamó Criatura. La última hermosura que montaron se llamó Hermosura. Durante una década se las ingeniaron para dejar una marca, una impronta propia, una forma de hacer danza contemporánea que formó público, amplió fronteras”.
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