Para festejar los primeros 30 años de la Universidad, estudiantes, docentes, investigadorxes y no docentes se animaron a proyectar el mundo, sus mundos, dentro de tres décadas. Por qué la formación y la investigación permiten imaginar un futuro en una época donde la propia idea de “futuro” entró en crisis.
¿Cómo te ves dentro de 30 años? ¿Con un título universitario? ¿Con una nueva familia? ¿En otra ciudad? ¿Qué imágenes se te vienen a la cabeza cuando proyectás tu futuro personal? ¿Y el futuro de tu profesión, oficio, actividad, campo de estudio e investigación? La UNSAM cumplió sus primeros 30 años y como parte de esa celebración invitamos a investigadorxs, estudiantes, docentes, no docentes a #ImaginarFuturo, un ejercicio de reflexión colectiva y escucha, un relato coral y polifónico en el que la comunidad universitaria se propone traer el futuro al presente.
La Comunidad UNSAM imaginó futuros tan arriesgados como diversos, donde la ampliación de derechos, las desigualdades y las injusticias conviven con aventuras espaciales, adelantos tecnológicos y desafíos ambientales. Rodrigo Díaz dejó volar su imaginación a bordo micronaves espaciales recorriendo exoplanetas. “Dentro de muchos años vamos a tener la capacidad de mandar pequeñas naves hacia otras estrellas”, dice el astrofísico de la Escuela de Ciencia y Tecnología (ECyT). Gabriel Sança, director de la Ingeniería Electrónica de la misma Escuela, coincide con esta visión y la flashea en grande: “Podemos imaginar estar por primera vez en marte o incluso en planetas más lejanos”. Ambos científicos destacan que el mundo que se viene estará atravesado por la ciencia de datos y la inteligencia artificial.
En esa línea, Diego Comerci, biotecnólogo y subsecretario de Desarrollo e Innovación de la UNSAM, anticipó que en el futuro la ciencia de datos y la biotecnología estarán tan vinculadas que se producirá un aumento del tiempo de vida del ser humano. “Los desafíos serán biopolíticos y bioéticos. La tecnología avanza mucho más rápido que el pensamiento humano y creo que la tensión fuerte va a estar ahí”.
¿Y qué pasará con la cuestión industrial? Verónica Robert, economista especialista en innovación de la Escuela Interdisciplinaria de Altos Estudios Sociales (EIDAES), dijo que “la industria del futuro es la que hoy está en transformación” y uno de los principales “desafíos” será dilucidar “cómo entran la información y los datos en la gestión del proceso industrial y el proceso productivo”.
Pero un tópico tan amplio como la ciencia de datos y la inteligencia artificial no podía estar exento de controversias. Rocío Annunziata, politóloga e investigadora de la Escuela de Política y Gobierno (EPyG) imagina dos futuros posibles, uno muy parecido al descripto por Aldous Huxley en Un mundo feliz (1932), donde las decisiones políticas son tomadas por algoritmos y los representantes elegidos por redes sociales: “De a poco comienza a aceptarse que la política no puede resolver los problemas e incluso que éstos nunca se resolverán. Solo queda entretenerse, apasionarse, tomar partido, juzgar, ungir cada noche a la top rated celebrity”. Para la académica, el otro mundo posible, menos distópico, estará signado por una participación “conectiva” en el plano político: “La participación no será un derecho sino un insumo informativo para los gobiernos, imitando el modelo de las investigaciones de mercado de las empresas y tratando los aportes ciudadanos con Inteligencia Artificial”. Tachá la opción que te resulte más dolorosa.
Si bien es innegable el gran peso que tendrán en toda la sociedad, no todas las preocupaciones pasan por los datos y las tecnologías. Varios miembros de la Comunidad UNSAM pusieron el acento en resolver (o al menos intentarlo) las desigualdades estructurales para lograr una verdadera ampliación de derechos. Lucía Vincent, politóloga y secretaria de Investigación de la Escuela de Economía y Negocios (EEyN), dice que no puede haber un futuro provechoso sin encarar el desafío de las desigualdades en todos sus niveles. “La Universidad puede ser motor de cooperación. Tenemos que trabajar de manera colaborativa con el sector privado para el beneficio de la sociedad”. Diego Tejerina, trabajador no docente de la Secretaría Académica, visualiza una universidad anclada en el territorio formando profesionales comprometidos con sus barrios para mejorar las condiciones de vida de todos sus habitantes. En esa línea se expresó Ludmila Fredes, directora de la Dirección de Género y Diversidad Sexual: “El desafío que tenemos como universidad es ver cómo garantizamos esos derechos que ya se encuentran plasmados en un ejercicio para que realmente no exista violencia, discriminación y desigualdades en torno a los géneros y las diversidades”.
En la pandemia los equipos de la Escuela de Bio y Nanotecnología (EByN) y la ECyT se destacaron por sus desarrollos. Hoy un equipo trabaja en la fase clínica de una vacuna contra el covid, un verdadero hito para la ciencia argentina. La inmunóloga Juliana Cassataro, directora del proyecto vacuna Arvac-Cecilia Grierson, y su equipo imaginaron un futuro con vacunas orales desarrolladas desde la Argentina en forma interdisciplinaria y al alcance de toda la sociedad.
Para imaginar el futuro ¿qué mejor que preguntarle a los futurxs profesionalxs? Al igual que sus profesorxs, lxs estudiantes brindaron visiones tan diversas como comprometidas del mundo que les tocará moldear (o intentar mejorar). Celeste Pueblas, estudiante de doctorado en la EByN es contundente: “Mi objetivo profesional y el objetivo de la biotecnología está basado en poder devolverle a la sociedad lo que estudiamos”. Wanda Gómez, estudiante de Relaciones Internacionales de la EPyG, sueña con trabajar para seguir construyendo memoria colectiva: “Me gustaría mucho trabajar en políticas de Memoria, Verdad y Justicia para que todo lo que ocurrió en el pasado no vuelva a suceder porque estamos en un momento muy revolucionario de nuestra historia porque luego de la crisis de Covid todo se reconfiguró”.
Puede ser que el futuro haya llegado hace rato, puede ser que sea todo un palo, puede ser que mañana sea mejor… La única certeza es que tenemos que estar preparados para afrontarlo y Salir a jugar sin miedo.