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El martes 27, Alberto Calabrese dará la conferencia inaugural de la novena edición de la Cátedra libre sobre consumos problemáticos de la UNSAM. El sociólogo especialista en prevención y tratamiento de adicciones disertará a las 18 en modalidad virtual. Actividad gratuita, abierta a todo público.
Por Daniela Barrera | Foto: gentileza Alberto Calabrese
La Primera Cátedra Libre e Interdisciplinaria para la Adecuada Atención de Personas con Consumo Problemático de Sustancias Psicoactivas de la UNSAM comenzó el martes pasado, con una inscripción que ya supera las 500 personas. Es gratuita, abierta a todo público y se dicta hasta noviembre inclusive de manera virtual.
Este martes 27 de abril, de 18 a 20 horas, hará la apertura del ciclo lectivo ofreciendo una clase magistral uno de los autores del Modelo Ético-Social aprobado en la Argentina por la UNESCO y en cuya teoría se basa esta cátedra. El licenciado en Sociología Alberto Calabrese dirige la Especialización en Adicciones de la Universidad Nacional de Tucumán y es profesor de la UBA y presidente de la Sociedad Argentina de Adicciones, organiza el Congreso Argentino de Salud Mental y ha desarrollado funciones públicas en el Ministerio de Salud de la Nación y actualmente en el Sedronar.
Sostiene que al problema de las adicciones se lo ha hecho complejo pero que no hay problema humano que no sea complejo; que el tema es la lupa que le ponemos encima. “Las adicciones como tal son una cosa moderna; antes se llamaban vicio, falta de voluntad, persistencia en las ganas de hacerse daño… son formas de no entender por qué una persona puede usar una sustancia u otras cosas que les sean satisfactorias”, explica.
-¿Cuándo comenzaron a considerarse un problema atendible a nivel internacional las adicciones?
-El problema surge a fines del siglo XIX y se consolida luego de la caída de la Ley seca en Estados Unidos. Hablar de adicciones se ha usado como una cuestión que obedece más a una iniciativa política que ha servido para controlar países, regiones, poblaciones y personas. Si las sustancias prohibidas no hubieran tenido una prohibición que se cataliza a partir de iniciativas como la Convención de Viena y la lucha contra las drogas de Estados Unidos a partir de la década del `60, entre otros, no tendríamos el problema que tenemos hoy. Hay, por ejemplo, dos sustancias estimulantes permitidas como la nicotina y el alcohol que tienen una universalidad que no tienen las sustancias prohibidas. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, hay 300 millones de personas en el mundo con prevalencia de consumo de sustancias psicoactivas prohibidas, esto significa que, con todas las drogas sumadas, los consumos problemáticos no están en los parámetros de las 50 grandes enfermedades que califica la OMS. Hoy, en las Naciones Unidas lo llaman “Problema Mundial de las Drogas”, una definición que no dice nada. No estamos diciendo “el problema mundial que originan las drogas”.
Calabrese se ocupa de aclarar que el encomillado corresponde a cómo denomina la ONU a este tema. Y con ese punto de partida, le da título a su exposición: “Problema Mundial de las Drogas”: Adicciones, Mitos y Exclusión.
-¿Cuáles serán los ejes de su clase magistral?
-Vamos a recorrer juntxs un camino para desentrañar un problema, darle la dimensión que debe tener y entender cuáles son sus verdaderos mecanismos de producción. En la Argentina, en este momento la mayoría de los casos de intervención de urgencia toxicológica en fines de semana es de personas que han consumido alcohol con psicofármacos o psicotrópicos (no cocaína, ni paco). Entonces, vamos a ver cómo descomponer, entender y manejar este “problema mundial de las drogas”.
–En esta Cátedra de la UNSAM se habla de consumos problemáticos: ¿cuándo lo son?
-Problemático puede ser alguien de una sola vez, que no consume habitualmente y la primera vez que lo hace, buscando un efecto X, toma demás pensando que así le va a pegar mejor y sufre una intoxicación aguda y va al hospital. Aunque haya sido la única vez en la vida, ese es un consumo problemático: es una situación causal o casual que puede definir el problema. Luego, se vuelve problemático cuando ya el consumo empieza a incidir en la capacidad del individuo al punto de considerar que lo necesita para regular algo en su vida temporal y espacialmente. Por ejemplo, aquel que antes de entrar a la oficina pasa por el bar y, con el pretexto de saludar a los amigos, va a tomarse una copa porque si no, no podría después enfrentarse a las exigencias cotidianas; o quien no puede dormir si no toma un psicofármaco menor y dice que lo toma naturalmente para dormir, cuando esa no es su función central, sino que consigue el relajo porque le induce el sueño. En cambio, el dependiente es alguien que vive para eso desde que se levanta hasta que se acuesta: viendo cómo consume, si consigue la plata para comprar y cómo lo hace. Adicto no se nace, se hace, pero para serlo se necesitan condiciones de diversos orígenes y un desencadenante, un hecho que lo golpea y lo hace incurrir en un consumo presente todo el tiempo. Muchos comportamientos -problemáticos, eventuales o totales-tienen que ver con esto y hay que ver qué tratamiento hacemos de estas cuestiones, porque un jugador compulsivo hace lo mismo, también una persona excedida gravemente de peso, entonces es necesario quitarle la carga que tiene el concepto de adicción: cualquier comportamiento humano puede devenir en una adicción.
-¿De qué se debería hablar cuando se habla de prevención?
-Prevención no es una palabra hueca. Decirlo sin decir cómo se hace es como decir “yo hago periodismo”, pero hay que preguntarse desde qué lugar, qué línea sigo, dónde me enmarco, etc. Una forma directa de prevención sería una serie de normas para evitar los problemas y anticiparse a eso y otra, indirecta, hacer actividades de interés para el individuo de manera que sus intereses primen como estilo de vida y así evite incurrir en cuestiones como consumos problemáticos. Lo importante es el sentido de la comunicación, de la pertenencia: qué ida y vuelta hay, cómo se enlaza el que enseña con el que escucha, cómo se enriquece el intercambio. Prevenir tiene muchas maneras, pero en especial es tener percepción del sentido del otro, capacidad para promoverlo y ser, a la vez, una forma no de eludir una condición adictiva sino de crear las mejores formas de desarrollo de una persona. La mejor prevención posible se da cuando una persona llega a la situación de proyecto. El adicto es una persona que no puede, no puede constituirse como una persona plena, con cierto grado de libertad y de posibilidades que le hagan sentirse mejor, útil, creativo, etc. La etimología de la palabra proyecto es “yo, el que puedo”: tenemos que lograr que esa persona pueda ser ella.
Las clases se dictan a través de Google Meet y se transmiten por el canal de Youtube del ICRyM.
Informes: catedraadicciones@unsam.edu.ar
Inscripción, aquí
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