Por Nadia Luna. Fotos: Agustina Badano

“Este título significa mucho para mí porque es un sueño que no creí que iba a llegar. A veces las cosas se complican y van quedando en el camino muchas personas que aprendés a querer. Hoy no estamos egresando todos, algunos faltan”, dice Magalí, egresada de 6°A de la Escuela Secundaria Técnica (EST) de la UNSAM, luego de recibir su título. Dice eso y frena unos segundos porque se le empañan los ojos y se le anuda la voz. Pero continúa: “Lo lindo es saber que tenés a los profes, a los coordis y a todos los directores que te apoyan, que siempre están ahí para darte una mano y nunca te dejan solo. La escuela nunca te deja solo”.

El Acto de Colación de la EST, realizado el viernes 20 de diciembre en el Campus Miguelete de la UNSAM, fue la prueba viviente de la última frase de Magalí. Un acto donde todo fue colectivo y multiplicado por mil: los llantos, los abrazos, los aplausos, las risas, los gritos de aliento, los llantos otra vez. Todo comenzó pasadas las 17, cuando los 31 flamantes egresadxs -23 correspondientes a la séptima camada del Bachiller en Ciencias Naturales y 8 a la tercera camada de Técnicas y Técnicos en Industria de Procesos- ingresaron al Auditorio Carpa, que estalló en aplausos de familiares, docentes y amigxs que lxs esperaban para celebrar el logro tan ansiado.

Si algo no hubo durante el acto fue silencio. Antes de que cese la algarabía, Alberto “Pepe” Palacio, director de la Escuela, les dedicó unas palabras emotivas a lxs egresadxs. Les recordó que cuando ingresan a la escuela, en primer año, lxs profes siempre les dicen que la escuela es un viaje y que van a ir recorriendo distintas estaciones hasta llegar a la que llegaron hoy: la última estación. “La secundaria es sin duda el tiempo recorrido más hermoso que vamos a hacer en nuestro viaje de la vida. Porque no solamente la escuela es un viaje, sino que la vida también lo es. En alguna estación quizás podamos sentirnos solos frente a los fuertes vendavales de la vida, pero cuando algún camino no sea lo que pensaban, acá estará la escuela y la universidad para acompañarlos”, les aseguró Pepe.

Luego, reforzó la idea de la vida como un viaje que se recorre para tres cosas: ser felices, amar y dejar huellas. “Sean felices siempre y amen profundamente. El amor es el sentimiento más profundo que podemos sentir por los demás. Compartan lo que tienen, lo mucho y lo poco, el compartir nos ayuda a vivir. Y dejen huellas, por la defensa de sus ideas y sus convicciones. No se queden nunca sin proyectos y no se callen ante la injusticia ni ante la violencia. Cuando vean a alguien que la está pasando mal, no se callen”, les pidió.

Además, el director dedicó una parte de su discurso a la memoria de Diego Duarte, el joven de 15 años que desapareció en 2004 bajo una montaña de basura cuando entró a cirujear al CEAMSE para llevarle zapatillas a su hermano, que al día siguiente empezaba el colegio. “Dieguito hubiera venido a esta escuela sin dudas, pero no lo dejaron. En su homenaje, las organizaciones, sus familiares y la UNSAM quisieron que la escuela esté en el lugar que está hoy. Lo que era un basural, hoy es una escuela pre universitaria”, puntualizó.

También estuvo presente en el acto el rector de la UNSAM Carlos Greco, quien les dijo a lxs egresadxs: “Ustedes ya forman parte de la UNSAM y es un orgullo que estén aquí en el campus. Sepan que esta es su casa, con las puertas y el corazón abiertos para seguir recibiéndolos. La Escuela Secundaria Técnica forma parte de un dispositivo muy importante para la universidad, que es el compromiso con el territorio educativo, igual que el CUSAM, la relación con las empresas y las organizaciones sociales. Es una red viva en la que el conocimiento es un factor de transformación”.

A continuación, con la banda sonora ricotera de “Juguetes perdidos”, ingresaron las banderas de ceremonia argentina, de la provincia de Buenos Aires y la Whipala, que marcó la presencia de las raíces latinoamericanas y de los pueblos originarios. Junto a ellas, enarboladas por estudiantes de diversos años, ingresaron también las banderas con los lemas que van dejando lxs egresadxs de años anteriores: “Caminando juntxs llegamos todxs”, “El abrazo y la presencia”, “No te salvas solx”, “Acá no se rinde nadie”, “Memoria, Verdad y Justicia”, “Nunca Más el Estado contra nuestrxs pibxs” y “Lo estamos logrando por aquellos que no pudieron”.

Después de entonar el Himno Nacional, tres egresadas les dedicaron unas palabras a sus compañerxs. Una de ellas fue Cande, del “Bachi A”, que con la voz entrecortada pero enérgica, dijo: “Nosotros, que ya nos queríamos egresar, desde hace una semana lloramos porque no queremos saber nada con dejar el colegio. Se me hace un nudo en la garganta al leer esto. Hoy nos duele el corazón, pero también nos morimos de alegría por un nuevo comienzo. Porque a pesar de las muchas diferencias que tenemos, siempre supimos estar unidos y cuidarnos como una familia”.

Así, llegó en anhelado momento de la entrega de diplomas. Cada egresadx tuvo su momento especial, ya que unx por unx subieron al escenario a buscar el pergamino luego de escuchar una dedicatoria personalizada escrita por los profes, mientras sonaba la canción elegida por cada unx de lxs graduadxs. El repertorio fue bien variado, reflejando la diversidad que siempre habita y compone lo colectivo: Wos, Los Redondos, Adele, Fito Paéz, Coldplay, Bad Bunny, James Blunt, Lady Gaga. Pero todxs compartieron algo en común: el llanto sostenido, los abrazos y, probablemente, el ver pasar por delante de sus ojos todas esas dificultades que atravesaron como estudiantes y como familias para poder llegar a ese desenlace soñado, a esa última estación del viaje.

Por si faltaba emoción, los profesores también quisieron dedicarles unas palabras a sus estudiantes. Una de ellas fue Sole, a la que Cande llamó en su discurso “la mamá del Bachi A”, quien expresó en nombre de sus compañerxs: “Para nosotros ha sido un privilegio acompañarlos estos años. Recordamos cuando algunos apenas distinguían un martillo de un destornillador y ahora los vemos como defensores de sus ideas, creadores de sus propios futuros, llenos de la energía inagotable que los caracteriza. ¡Y qué energía! En estos años compartieron mates, cumbias y bizcochitos, aprendiendo que la resistencia de la estructura es clave para la perdurabilidad de lo que creamos. Una lección que trasciende el taller y se aplica a la vida misma”.

La lección parece haber calado bastante en lxs flamantes egresadxs. Mariano, por ejemplo, comentó que para él, el título es el final de una etapa pero también el comienzo de algo nuevo. “Se lo dedico a mi familia que siempre me apoyó y a los profes que siempre estuvieron presentes diciéndome que siga para adelante. La verdad que me gustaría seguir estudiando, pero todavía no sé qué”, contó. Por su parte, Brisa afirmó: “Este título me emociona mucho porque pude terminar la escuela y ahora voy a venir a estudiar a la universidad. Voy a estudiar biología o cualquiera que haya acá”, aseguró. Luego añadió: “Yo le dedicaría este título a mi hermana que está en el cielo”.

Para finalizar el acto, los profes subieron al escenario para regalarles una canción escrita y musicalizada por ellos. “Quiero decirte quién soy / Ahora que puedo / Y que cuando te reís / Se esconde todo el gris / Que acecha a este pueblo”, les cantaron. Entre estrofa y estrofa, las vicedirectoras Alejandra Chaher y Andrea Biscione les fueron dedicando unas palabras que quedaron resonando en el auditorio, mientras lxs 31 nuevxs egresadxs de la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM hacían el clásico revoleo de sombreros negros hacia arriba: “Queremos que nos recuerden por los lemas y banderas que construimos juntos. Que caminando juntes llegamos todes y que no te salvás solo. No nos salvamos solos nunca más.”

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