Dirección de Género y Diversidad Sexual
Con motivo del 8M, la titular de la Dirección de Género y Diversidad Sexual habla sobre las principales formas de desigualdad de género en el ámbito laboral y las herramientas que han elaborado en la UNSAM para atender situaciones de discriminación.
La Dirección de Género y Diversidad Sexual (DGyDS) forma parte de la Secretaría Académica de la UNSAM y se creó en 2018 con el objetivo de promover políticas institucionales de prevención y erradicación de las violencias a partir de dispositivos de intervención y acciones pedagógicas. Además, busca fortalecer la perspectiva de género y diversidad sexual mediante acciones de capacitación, sensibilización, investigación y articulación con otros espacios dentro y fuera de la Universidad.
En el marco del 8M y el Paro Internacional de Mujeres, conversamos con Ludmila Fredes, directora de la DGyDS, para conocer cuáles son las principales brechas de género que aún quedan por saldar y qué acciones se están implementando desde la Dirección para lograr un ámbito universitario más equitativo.
¿Qué herramientas y recursos han elaborado en la DGyDS para atender las problemáticas de género en el ámbito universitario?
La institucionalización del espacio de género y diversidad sexual en UNSAM nos permitió fortalecer políticas de igualdad en la gestión universitaria entendidas como políticas institucionales que promueven oportunidades para todxs. Diseñar e implementar estas políticas es fundamental para incidir positivamente en toda la institución, lograr transversalizar a las diferentes áreas y sostener el proceso de transformación de manera continua y progresiva.
Una de las herramientas construidas durante este tiempo tiene que ver con el tratamiento de las situaciones de violencia y discriminación a partir del Protocolo, que brinda pautas, dinámicas y procedimientos para prevenir e intervenir ante situaciones de violencia basadas en la identidad de género y/o la sexual. Otras herramientas importantes han sido el dictado de las capacitaciones de la Ley Micaela (N.° 27.499) y la adecuación a la Ley de Identidad de Género (N° 26.743), que afirma el derecho a que cada persona sea reconocida por su identidad de género autopercibida. Se adaptaron los registros para todos los claustros y aprobamos la emisión de títulos no binarios reconociendo los pronombres “ella”, “él”, “ellx” y “elle”. También obtuvimos la aprobación por Consejo Superior de la promoción del uso inclusivo del lenguaje y elaboramos la guía para incorporarlo.
Por otra parte, podemos mencionar la adhesión a la Ley 27.636 de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero Diana Sacayán – Lohana Berkins, y el régimen de licencias estudiantiles con perspectiva de género, incorporando situaciones relacionadas a la gestación, parto y posparto, y de cuidado de personas a cargo, entre otras.
En los últimos años, con movimientos como Ni Una Menos o las marchas por el aborto legal, parece haber más conciencia sobre desigualdades que estaban invisibilizadas, aunque todavía quedan muchas otras por combatir. ¿Cuáles considerás que son los principales desafíos hoy?
La desigualdad en el mundo del trabajo aún persiste. Las mujeres y disidencias continuamos teniendo los índices más altos en las tasas de desocupación, subocupación, informalidad, precariedad y pobreza. Muchxs no logran acceder a un trabajo remunerado y quienes lo hacen están más expuestxs a trabajos precarios sin acceso a la seguridad social: aportes jubilatorios, obra social, aguinaldo, ni al resto de los derechos laborales.
Además, mujeres y disidencias participamos menos en el mundo laboral. La Encuesta Nacional de Uso del Tiempo 2021 del INDEC mostró que las mujeres destinan 6:31 horas diarias al trabajo no remunerado, lo que implica una duración cercana a la jornada laboral, mientras que los hombres dedican solo 3:40 horas. Claramente, esto es una gran desventaja que impacta en las posibilidad de ingreso y permanencia de las trayectorias laborales. Y acá aparece otra problemática: los techos de cristal. La segmentación vertical evidencia las dificultades de acceso a puestos jerárquicos y que también impacta en los ingresos. En nuestro país, la brecha de ingresos sigue estando arriba de los 20 puntos.
Las condiciones de vida de personas Trans tampoco han variado mucho. Según el último Relevamiento Nacional de Condiciones de Vida de la Diversidad Sexual y de Género (2023), las personas trans tienen el doble de tasas de desocupación que las personas cis.
Si bien en los últimos años hubo una avanzada en materia de derechos tanto en el orden legislativo como en el desarrollo de políticas públicas que ha permitido trabajar sobre la problemática estructural de la desigualdad, esta avanzada se ve interrumpida en la actualidad ante la ausencia del Estado, sumado a un notable crecimiento de los discursos de odio.
En general, suele haber más estadísticas acerca de la desigualdad de género entre varones y mujeres, pero no tanto sobre personas LGBTI+. ¿Cómo manejan este aspecto ustedes?
Los registros universitarios se relevaban de manera binaria mediante un legajo que se construía a partir del documento de identidad de la persona, sin tener en cuenta la identidad autopercibida. Esta forma de registro hizo que no contemos con información estadística que permita analizar las trayectorias a los fines de pensar políticas focalizadas. Pero en 2021, a partir de un trabajo colectivo desarrollado entre los ministerios de Educación, de las Mujeres, Géneros y Diversidad, y de Ciencia, Tecnología e Innovación, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, y la Red Universitaria por la Igualdad de Género y contra las Violencias del CIN se pudieron construir los Lineamientos para la Incorporación de la Perspectiva de Género y Diversidad en los Sistemas de Información Universitarios. Esto permitió trabajar sobre el Ecosistema SIU para la incorporación de las diversas categorías vinculadas a la identidad de género.
¿Cómo puede hacer una mujer o persona LGBTI+ para acercarse a la Dirección o solicitar el servicio de la Consejería?
Pueden acercarse a la DGyDS, que funciona en el cuarto piso del Edificio de Containers (Campus Miguelete) o escribirnos por mail a generoydiversidad@unsam.edu.ar. Para temáticas vinculadas a situaciones de violencia y/o sexualidades el correo es consejeria@unsam.edu.ar. Y quienes estén interesadas en conocer más en profundidad sobre nuestras líneas de trabajo o las actividades que desarrollamos pueden ingresar a nuestra página o Instagram.