Temporadas de Jack Ryan, Narcos, The Man in the High Castle y Occupied fue el material que incorporaron Luciana Gil y Maximiliano Vila Seoane -investigadorxs del área de Estudios Internacionales de la EPyG- en la materia Introducción a las Relaciones Internacionales. A raíz de esta experiencia, publicaron recientemente un artículo en una revista científica que cubre un vacío en la literatura de relaciones internacionales: la (auto) reflexión sobre el uso de diferentes métodos pedagógicos en la enseñanza de la disciplina.

Aquí, Luciana y Maxi nos cuentan la utilidad de las series como contenido pedagógico, así como los desafíos y posibles problemas de su implementación (relación con los contenidos, tiempo de dedicación, sesgos).

¿Cómo surgió la idea de incorporar series de ficción como material pedagógico de Relaciones Internacionales?

La idea surgió como parte de un Proyecto de Reconocimiento Institucional de la UNSAM que llevamos a cabo varios docentes del Área de Relaciones Internacionales. El objetivo del proyecto fue usar diferentes métodos pedagógicos complementarios a las lecturas tradicionales, adaptando experiencias similares realizadas en  universidades del exterior. Por ejemplo, los docentes del proyecto usaron series, películas, simulaciones, análisis de videojuegos e imágenes.

En nuestro caso, optamos por las series. La mayoría de los estudios previos habían usado películas de ficción o documentales; pero había muy poco sobre series de plataformas, ¡que es el tipo de contenido que actualmente más se consume!

FIGURA I

Respuestas de los estudiantes a una encuesta previa a la cursada, que indagó sobre su consumo de artefactos culturales audiovisuales.

Jack Ryan, Narcos, The Man in the High Castle y Occupied… ¿A qué se debió esta selección? ¿Cuáles ejes de la materia de Introducción a las Relaciones Internacionales abordaron a través de estas series?

La elección no fue sencilla. Primero obtuvimos un listado de unas 20 series que estaban vinculadas a temas de Relaciones Internacionales. Esta lista la armamos en base a sugerencias de estudiantes de cursadas previas y a series que nosotros habíamos visto. Luego tuvimos que evaluar cuáles de ellas se ajustaban mejor para ejemplificar y explicar algunos de los temas de las cuatro unidades del curso.

Por ejemplo, The Man in the High Castle es una serie que narra una historia alternativa donde la Alemania Nazi y el Imperio del Japón ganaron la Segunda Guerra Mundial. Este escenario distópico nos sirvió como contraste para conocer las características del  orden internacional liberal tras 1945 y, sobre todo, generar preguntas sobre ellas.

Con respecto a Jack Ryan, elegimos la segunda temporada porque la trama aborda una intervención estadounidense en Venezuela, un tema de ficción muy ligado a la coyuntura política del momento, que generaba interés en los estudiantes y que nos permitía ilustrar los problemas en torno a las cuestiones de seguridad internacional; por ejemplo, en torno a la Responsabilidad de Proteger.

La serie Narcos, que aborda el tema del narcotráfico en Colombia, nos permitió ilustrar otro eje de la materia: el papel de los actores no estatales, desde una perspectiva de economía política internacional.

Por último, Occupied es un thriller político noruego que describe un futuro ficticio donde su primer ministro decide terminar la producción de gas y petróleo a causa del cambio climático. Esta decisión desata una ocupación rusa del país nórdico. Elegimos esta serie porque aborda cuestiones vinculadas a la crisis ambiental, que era otra de las unidades del curso.

¿Cómo fue la recepción inicial de lxs estudiantes al trabajo con estos contenidos audiovisuales? ¿Los resultados de la participación en clase y de las evaluaciones fueron satisfactorios?

En líneas generales, la mayoría de los estudiantes mostró entusiasmo con el trabajo de series de ficción, incluso algunos ya habían visto aquellas que proponíamos. De todas maneras, como incentivo, el análisis de este contenido audiovisual también formaba parte de la evaluación: los dos exámenes incluyeron preguntas a las que los estudiantes debían responder conectando contenido de las series con aquel de los textos obligatorios. Los resultados fueron muy buenos:  Alrededor del 50% de las notas finales fueron satisfactorias (obteniendo una nota de 7 u 8 sobre 10); y casi el 27% fueron sobresalientes (obteniendo 9 o 10 sobre 10).

 

FIGURA II

 

Porcentaje del grado de acuerdo de los estudiantes en ambas encuestas con una afirmación sobre la utilidad de las series de ficción para aprender sobre Relaciones Internacionales.

¿De qué manera esta experiencia sirvió para generar nuevos comentarios, preguntas y críticas en el diálogo entre el material y la teoría?

Sirvió para ilustrar mejor conceptos y problemas que pueden resultar abstractos, aún cuando la bibliografía mencione ejemplos. En una encuesta que realizamos después del curso, varios estudiantes nos respondieron que las series les sirvieron para profundizar en su aprendizaje sobre temas del curso y que les despertó mayor interés, que los llevó a buscar más información al respecto.

Nosotros notamos esto en el hecho de que mayoría de los estudiantes se mostraron activos en las discusiones de la clase y del foro virtual, varios inclusive agregando contribuciones más allá de lo solicitado por los profesores. Esto no siempre es así en cursos donde solo se emplea bibliografía como material de clase.

Las cuatro series que eligieron tienen los sesgos propios de plataformas mainstream. ¿Fueron identificados? ¿Qué críticas surgieron?

Las series, que son de producción estadounidense o noruega, efectivamente tienen sus sesgos, aunque no siempre fueron evidentes para los estudiantes a primera vista.

La excepción fue la serie de Jack Ryan, ya que la representación de Venezuela y su líder como un estado maligno que justificaba la intervención estadounidense era muy parcial. Dado que este fue un tema de debate público en Argentina, a los estudiantes les resultó muy fácil  identificar los sesgos.

En cambio, frente al resto de las series, en líneas generales, mientras menos conocimientos tenían los estudiantes sobre el tema en cuestión, menor fue su identificación de los sesgos. El caso más evidente fue el de Occupied, que acontece en un contexto muy poco conocido por nuestros estudiantes. En ese caso, casi el 90% no pudo detectar sesgos.

Con Narcos, para nuestra sorpresa (porque ciertos prejuicios eran bastante evidentes), a varios estudiantes —particularmente a los más jóvenes— les resultó muy difícil identificarlos, principalmente debido a su falta de conocimiento de la historia del narcotráfico en Colombia.

FIGURA III

Percepciones de los estudiantes sobre los sesgos en cada una de las series de ficción vistas durante el curso.

Esta experiencia pedagógica la volcaron luego en un artículo publicado en la Revista de Relaciones Internacionales de la UNLP. ¿Cómo contribuye la misma a la literatura de relaciones internacionales?

Contribuye con una experiencia local. A diferencia de la literatura en inglés, aún hay pocos artículos o libros en español que reflexionen sobre el uso de diferentes métodos pedagógicos en la enseñanza de las Relaciones Internacionales. Nuestro artículo contribuye a esa incipiente literatura, en particular sobre el uso de series de ficción como elementos complementarios a la bibliografía.

¿Volverían a repetir esta experiencia?

En base a los resultados pedagógicos alcanzados, la respuesta es sí. Y de hecho, hemos repetido la experiencia en algunas de las cursadas posteriores. Sin embargo, también es importante sopesar que este tipo de actividades demanda mayor dedicación y recursos de los alumnos y de los docentes, así que no siempre es fácilmente replicable.

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