Por Lucila Gregoire, licenciada en Sociología por la UNSAM

Hoy celebramos la finalización de un largo proceso de aprendizaje, cargado de emociones de todo tipo. Por eso, me pareció pertinente repasar algunas de las tantísimas enseñanzas que me dejó la Universidad.

La primera enseñanza es que el éxito depende de muchos factores, pero principalmente de la constancia. Estamos acá porque nos esforzamos, pusimos empeño y sacrificamos horas, reuniones sociales y paz mental con el objetivo de llegar a la meta final. Este título es, en primer lugar, un reconocimiento a la determinación.

La segunda enseñanza que me llevo de la vida universitaria es que, para vincularte, tenés que llevar tu equipo de mate o sentarte cerca del que ceba mate. Cursé por la mañana, por la tarde y por la noche, y puedo asegurar que no existe mayor armador de redes sociales que el mate. Gracias al mate conseguí apuntes, logré quedarme estudiando toda la noche y pude generar lazos personales y profesionales duraderos.

La tercera enseñanza es que la salida es colectiva, nadie se salva solo. En mi caso, pude militar en la Universidad: fui parte del Centro de Estudiantes de la Escuela IDAES, que no lo armamos desde cero, pero casi. La UNSAM es una universidad del conurbano, recibe estudiantes de diferentes territorios y con diversas maneras de pensar y de sentir. Esta institución nos acoge, nos educa, nos contiene y, a su alrededor, se genera un sentimiento de pertenencia, una identificación individual respecto a un grupo. Sentirme parte del estudiantado, saberme parte de un colectivo, concebirme en sociedad me impulsó a buscar una experiencia universitaria que fuera justa y democrática para todes.

Para la cuarta y última enseñanza repito el precepto anterior. De nuevo, la salida es colectiva, nadie se salva solo. El logro que hoy estamos celebrando depende principalmente de la constancia… sí, pero que solo fue posible gracias a nuestras redes de contención. Familia, amigues, pareja, compañeres o profesores, ellos fueron quienes nos permitieron, nos apoyaron y nos empujaron a no rendirnos. En el cuarto año de la carrera cursé una materia junto con tres compañeros más, así que la dinámica fue más relajada. Al día de hoy tengo grabada en la memoria una clase en la que el profesor nos transmitió con pura convicción la importancia de finalizar la cursada, de entregar la tesina, de continuar con la sociología, del valor que había detrás de ello. Ese día me fui pensando que tenía que recibirme sí o sí. No le quería fallar.

Este título es la culminación de una etapa, pero también el comienzo de lo que se viene: como graduados, tenemos la responsabilidad de utilizar las herramientas y las habilidades que aprendimos para contribuir a nuestra comunidad y construir un futuro mejor,  reivindicando así la educación pública universitaria como un derecho, pero también como un valor.

¡Felicitaciones, graduades!

Link a la cobertura del 43.º Acto de Colación UNSAM, acá.