Escuela IDAES, home, Territorio Educativo
La curadora del festival de arte del Proyecto Migrantas en Reconquista, que se presenta en el museo Casa Carnacini de Villa Ballester durante todo el mes de marzo, habla sobre las luchas históricas de las mujeres de los barrios de José León Suárez e invita a una muestra cargada del color de la resistencia popular.
El proyecto de investigación-acción Migrantas en Reconquista —un programa de la Escuela IDAES de la UNSAM que cuenta con el apoyo del Centro de Investigación para el Desarrollo Internacional de Canadá, la Mesa Reconquista y la Unión de Trabajadorxs de la Economía Popular— invita a la segunda edición del festival del área Reconquista que entre el 5 de marzo y el 3 de abril se presenta en el Museo Casa Carnacini con más de 200 obras de mujeres, jóvenes y adolescentes que viven y trabajan en el territorio.
Teresa Pérez, docente de la Escuela Secundaria Técnica UNSAM, educadora popular en el Área Reconquista hace 18 años y articuladora territorial del proyecto Migrantas, se desempeña como curadora general de la muestra y cuenta sobre las resistencias populares del “territorio educativo”, difundidas en la muestra cultural por medio del arte.
¿Cuál es la importancia del Festimigrantas?
Migrantas es un proyecto de investigación-acción que se desarrolla en el territorio, con las compañeras del territorio certificando todos los saberes. La acción garantiza que esos saberes sean compartidos entre las mismas compañeras y que sean amplificados y difundidos en ámbitos donde no circulan, como las academias. El corazón de esta red tejida desde el territorio existe mucho antes que Migrantas y este proyecto viene a fortalecerlo y a entrelazarlo con la Universidad. Las compañeras reciben muy bien esta propuesta porque la Universidad es muy querida y es parte de ese territorio desde la Escuela Secundaria Técnica y el CUSAM, que en el proyecto y en la muestra tienen una presencia muy importante. La muestra en sí es una curaduría de algunos trabajos que se hicieron en el marco del proyecto y otros que vienen desarrollando las organizaciones del territorio antes que nosotres llegáramos. Esta muestra expone la potencia política del arte comunitario en el territorio. Hay proyectos de grabado, cerámica, bordado, arpillera, escultura, proyectos audiovisuales, entre otras expresiones artísticas.
Dentro del cronograma de actividades, además de la presencia fuerte del arte, están presentes cuestiones vinculadas a la justicia social, económica y ambiental ¿Por qué decidieron trabajar sobre estos ejes?
El proyecto arranca encarando los temas de géneros, ambiente y trabajo entrelazado con el acceso a derechos, que es de donde sale la cuestión de la Justicia y Derechos Humanos. Nosotres nos instalamos en lo que denominamos el territorio educativo, donde planteamos que siempre José León Suárez aparece en la “crónica roja” y en realidad está llena de experiencias de organización y lucha en el territorio generando cuidado del medio ambiente, acceso a la energía, a la vivienda, al trabajo, a la educación. Hay bibliotecas populares, comedores barriales… Nada de eso se visualiza en los medios. Entonces, un poco el sentido del territorio educativo es difundir y potenciar ese territorio de saberes que es fundado por compañeres que en su mayoría vinieron de provincias o de países limítrofes como Paraguay, Bolivia y Perú y se instalaron en la cuenca reconquista de San Martín, al lado del registro sanitario más grande del país, en la segunda cuenca más contaminada del país.
También en el festival se da especial importancia a cuestiones vinculadas a violencia institucional, como la desaparición de Diego Duarte, la masacre de La Carcova y la lucha ciruja
Diego Duarte es un joven formoseño huérfano que viene al territorio en el 2003 con 14 años y que desaparece en un contexto de ir a buscar reciclables a la montaña de basura del CEAMSE para comprarse zapatillas para ir a la escuela en Loma Hermosa. En ese episodio se pone en juego cómo nuestra población campesina del interior del país viene al Conurbano luego de ser expulsada de su territorio por falta de trabajo y educación. Diego quería comprarse zapatillas para arrancar la escuela con dignidad, como todos nuestros pibes, con lo que implica que un pibe de 14 años quiera arrancar la escuela. Es esa lucha la que lo lleva a ir esa noche al relleno sanitario, enmarcado en una lucha ciruja histórica porque en ese momento los compañeros cruzaban el Río Reconquista en balsas de telgopor para ir a buscar basura de noche para que no los vea la policía y los corra. En el CEAMSE, que es una empresa creada por los milicos en la dictadura, a Diego y a su hermano Federico los tapan con basura con una pala mecánica. Fede logra salir, pero Diego no solo no lo logra, sino que además desaparecen su cuerpo.
Con la masacre de Carcova pasa un poco lo mismo. Son dos pibes fusilados por la espalda, por la policía, cuando iban a cirujear a un tren descarrilado. Nuestra república ciruja tiene muchos de esos casos y por eso la Escuela Secundaria UNSAM, la asociación Diego Duarte y la cooperativa Bellaflor armaron una instalación en una de las salas de la muestra (sala del CEAMSE) y los mismo pibes salen con un stencil de Diego a pintarlo en las paredes de todos los barrios del área Reconquista, para devolverlo al barrio.
¿Qué repercusiones está teniendo el festival?
El festival no solo tiene el desafío de montar esa muestra donde hay 578 autores, donde la mayoría nunca fue a un museo, también tenemos que traerlos a todos y a todas sus familias, sus barrios y sus instituciones. Entonces armamos una superagenda con muchas actividades y fuimos armando eventos durante marzo, que es un mes muy movilizante. Están viniendo muchísimos compañeros y durante la semana organizamos visitas guiadas para jardines (sobre todo La Colmena que es el jardín comunitario que más participa), para que vengan todos los gurises. Hay visitas guiadas para escuelas secundarias y centros juveniles teatralizadas por el grupo de mujeres Osadía del Teatro de José León Suárez. Los sábados hacemos un evento de todo el día para compartir saberes con compañeras migrantas de un montón de colectividades, madres de víctimas de femicidios del distrito y muchas organizaciones donde hacemos talleres de canto de copla con caja, telar andino, rondas de charlas, bailes y degustación de comidas típicas. Intentamos que cada encuentro tenga un compartir fuerte de saberes.
¿Cómo logran articular esas redes de saberes entre la academia y los saberes populares y ancestrales anclados en las migrantas y el territorio?
Todo se logra en el hacer, porque cuando tenés que resolver un problema tenés que recurrir a ese diálogo entre las necesidades y las luchas de los barrios y lo que tiene la academia para ofrecer. La Universidad es parte del territorio y a veces no tomamos conciencia de eso desde el Campus. Para los vecinos de José León Suárez la Escuela Técnica es la UNSAM. Hay una cuestión en la que habitar la Universidad se vuelve central.
¿Cuál es la situación del territorio tras atravesar dos años de pandemia?
Está muy golpeado. Hoy en las infancias se registra un 65 por ciento de pobreza. Toda esta red sirve para garantizar acceso a derechos y la comunidad se organiza para eso. Por eso está la consejería migrante, porque para una compañera mujer indígena migrante claramente hay una situación de muchísima mayor vulnerabilidad que para un hombre blanco de Capital Federal. También lo vemos con nuestros pibes, con sus proyectos de vida. Tienen saberes y particularidades de las cuales tenemos que aprender mucho, porque a veces hay investigaciones que quedan en un cajón y saberes que quedan en la oralidad. Entonces, tenemos que, como Universidad, asumirnos territorio y empezar a entender que, por ejemplo, en los sabores que transmiten las mujeres paraguayas está la historia del maíz. Muchos de los saberes migrantes no se traspasan al papel, sino a un sabor, una música, a un cuadro, a un tejido.. la idea es rescatar esos lenguajes.
¿Cuál es el alcance político del Área Reconquista y por qué se lo reconoce como espacio de resistencia?
Nuestro territorio es un lugar lleno de trabajadores y trabajadoras que está anclado en el relleno sanitario más grande del país sobre la cuenca de un río hipercontaminado. Muchos de los asentamientos se arman sobre basurales a cielo abierto por esa lucha de acceso a la tierra y a la vivienda. Ya desde el comienzo el territorio está parido por la olla popular. En el territorio se hace todo: No hay jardines, hacemos jardines; no hay escuelas, hacemos escuelas; no hay trabajo, armamos cooperativas de reciclado y textiles y ferias. Las mujeres son el corazón de esas luchas, son las guardianas del territorio.