Atravesar cortinas de nieve para llegar a la facultad, conocer las escuelas suecas desde adentro y compartir charlas con compañeros de todo el mundo, son algunas de las experiencias que relatan Milagros Ricci (24 años) y Madeleine Currais (33 años), estudiantes de la Licenciatura en Educación y del Profesorado en Ciencias de la Educación de la Escuela de Humanidades (EH). Ambas realizan una estadía de intercambio durante diez semanas en la Universidad de Gävle, Suecia, participando en el programa Linnaeus-Palme que desarrolla la universidad nórdica en conjunto con la UNSAM.
La colaboración, que lleva por título “Educación, democracia e inclusión”, se puso en marcha en 2018. Involucra a docentes, estudiantes e investigadores del área de Educación de las dos instituciones y está financiado por la Cooperación Sueca para el Desarrollo (Sida, por sus siglas en sueco).
“Estamos tomando nuestros cursos junto a gente de todo el mundo. Nuestrxs compañerxs son de Bélgica, España, Nigeria, Alemania, Finlandia, Pakistán, Italia y Grecia, entre otros países”, nos cuenta Milagros por correo electrónico desde Suecia. Agrega que ella y Madeleine son las únicas latinoamericanas del grupo. “Nos encanta contarles a lxs demás sobre Argentina y Latinoamérica, mostrarles fotos de los paisajes increíbles que tenemos, comentarles sobre nuestra cultura, y lo más divertido, hacerles probar el mate, el cual debo decir, no les gusta mucho”, comenta.
Además de asistir a clases en la Facultad de Educación y Negocios, tanto Milagros como Madeleine están realizando prácticas docentes en escuelas suecas, en el marco de la materia “El sistema educativo sueco”. Madeleine, que trabaja como docente de educación especial, tuvo la oportunidad de insertarse en dicha área en una escuela primaria, experiencia que le resultó muy enriquecedora: “Descubrí que a diferencia de lo que suele suceder en Argentina, en esta escuela hay muchxs niñxs que están incluidos en los diferentes grupos, y las docentes de educación especial acompañan a las de grado, trabajando dentro y fuera del aula. Me sorprendió que no solo trabajan con personas con discapacidad, sino con cualquier estudiante que necesite de su apoyo, principalmente en matemática y sueco. Son ellas junto a los y las docentes de cada grado, quienes deciden qué estudiante requiere de su ayuda, y de qué manera es más conveniente brindarla”.
El Programa Linnaeus-Palme promueve la movilidad de docentes y estudiantes para fomentar el intercambio de conocimientos, ideas y perspectivas entre instituciones de Suecia y de países de ingresos medianos y bajos, así como la cooperación interinstitucional a largo plazo.
Uno de los resultados esperados es que lxs estudiantes, investigadores y docentes que participan en el programa desarrollen interés y capacidad para trabajar en pos del cumplimiento de los objetivos establecidos en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por la ONU.
Milagros, a su vez, está realizando sus prácticas en el primer grado de una escuela pública, donde la mayoría de los niños son inmigrantes. “Lxs niñxs tienen 7 años y son aproximadamente 44, divididos en dos grupos. Cuentan con 4 docentes, una de ellas docente especial de lengua arábica para la correcta inclusión de lxs niñxs provenientes de países con esta lengua”, comenta. Agrega que le llama la atención desde los espacios de aprendizaje, la didáctica y pedagogía aplicada, hasta el trato entre alumnxs y docentes y la libertad de lxs niñxs al moverse por la escuela. “Una de las cosas que me resulta más significativa es el respeto a la identidad propia de cada alumnx ya que está absolutamente prohibida la discriminación. Cada niñx tiene la libertad de vestir como desee, identificarse, percibirse y comportarse de la manera que desee, siendo completamente respetado e indiscutiblemente incluido en todos los aspectos”, cuenta.
La experiencia en la escuela también les da la oportunidad a Madeleine y a Milagros de practicar alguna que otra palabra en sueco, lengua que están estudiando en un curso de la universidad. Ambas coinciden en que tener la posibilidad de vivir el día a día de una escuela en otro país y estar en contacto con realidades y maneras de pensar diversas lleva a aprendizajes significativos, tanto para la formación profesional como para la vida.
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