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“Titi” Melgarejo, de la Secundaria UNSAM a la Selección Argentina

Stephanie “Titi” Melgarejo, egresada de la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM, juega como lateral defensiva de la selección sub 20 y titular de River Plate. Una historia marcada por la tenacidad y la fe.

Por Gaspar Grieco

La arquera sale por arriba a la banda derecha. Stephanie “Titi” Melgarejo espera que baje la pelota atenta a la delantera boliviana que se acerca a presionar. Cuando la pelota cae, ella la recibe con el pie derecho y la pasa a su compañera mediocampista. Se manda al ataque. La delantera boliviana se da vuelta y ve alejarse un 4 negro sobre una camiseta celeste y blanca. Titi recibe la pelota en el extremo derecho del área grande y tira un centro que recibe la centrodelantera en el punto del penal. La pelota pasa cerca del palo. Titi vuelve corriendo a su posición. “¡Vamos che, que ellas también están cansadas!”, grita sobre la banda.

Jugadora titular de River y lateral por derecha de la selección argentina Sub 20, Titi es egresada de la segunda camada de la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM y vive con su familia en el barrio Independencia de José León Suárez.

—Cuando jugás en la selección se siente algo tan hermoso que quizás no se encuentren las palabras. Te sentís privilegiada. Soy la que viste esta camiseta, entonces de mí tiene que salir lo mejor.

 

11 años, un metro cuarenta, una escuela técnica

Cuando el potrero estaba ocupado, la calle de tierra se convertía en cancha. Los pibes armaban arcos improvisados con buzos y adoquines. Algunos la movían bien, los más rústicos la peleaban, pero todos querían ganar. Entre medio de adolescentes varones con camisetas transpiradas de Chacarita, Boca y River, corría una nena de 11 años -apenas llegaba al metro cuarenta- tratando de ganar la pelota.

Titi cuenta que empezó a jugar al fútbol con unos de sus cinco hermanos: “Él entrenaba en el Malvinas, un club del barrio, y era uno de los mejores. Yo me sorprendía de cómo hacía goles, la pisaba y jugaba”, recuerda.

En ocasiones, su hermano entrenaba solo y Titi trataba de sacarle la pelota. En esos momentos, ella se comió todo tipo de amagues, pisadas, gambetas y humillaciones futboleras. Cuando conseguía hacerse de la pelota, era cuestión de minutos para que su rival se la sacase.

—Yo me cansaba de correrlo porque nunca se la podía sacar. Lo tenía que agarrar o empujarlo, pero él era más fuerte. Me gustaba pero me enojaba mucho. Yo lloraba y volvía a mi casa y decía que no iba a jugar más y a los dos días ya estaba jugando de nuevo con él. Fue como mi primer entrenador. Yo lo veía a él y me daba alegría y creo que ahí fue que me empecé a apasionar por lo que es una pelota.

Titi hizo la primaria en la Escuela N.º33 de José León Suárez e integró el equipo de fútbol femenino. Ella y una compañera eran las más chicas de un plantel conformado por mamás de alumnos y estudiantes de la escuela secundaria. “Gracias a Dios pude pegar buena onda a pesar de ser más chica y ahí empecé a entrenar con ellas”.

Un día, Titi estaba en la escuela y aparecieron unos desconocidos repartiendo folletos en las aulas. Eran directivos y profesores de la nueva Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM y estaban invitando a los estudiantes de sexto año a inscribirse. “Yo ni loca me anoto en esa escuela porque es técnica”, dijo Titi en su primera reacción. Unos meses después, la directora de la 33 la convenció para que curse sus estudios secundarios allí.

—Me encantaba porque es una escuela diferente. Yo llegaba y ahí estaba Lalo con el mate abrazándote temprano, y eso es muy lindo porque recibís amor. Entonces te sentís cómoda y aprendés muchísimo y se nota que todos buscan que avances. A mi me fue re bien todos los años porque desde un primer momento entendí que en la escuela yo tenía la posibilidad de hacer el deporte que amaba y amo, porque me daba la oportunidad de poder ir a entrenar a la tarde.

La Escuela Secundaria Técnica nació en 2014 por la iniciativa conjunta de la UNSAM, las organizaciones sociales que trabajan en los barrios del Área Reconquista y el Ministerio de Educación de la Nación por medio del Programa de Creación de Nuevas Escuelas Secundarias con Universidades Nacionales. La escuela tiene modalidad de doble jornada, pero Titi tenía permitido irse a la tarde a entrenar.

—Como yo me iba temprano, en la parte de cocina siempre me hacían una vianda aparte, podía comer un toque antes para ir a entrenar, siempre me sentí muy bien en la escuela. Ellos te ofrecían amor y vos también te esforzabas porque tenías las posibilidades. La escuela era mi casa para mi.

 

La Fiesta de 15 de una jugadora

“Yo me encariñé mucho con ella porque en la escuela fue fundamental, fue pieza clave. Una piba recontra humilde, compañera, amiga. Se la jugaba por el curso, por el grupo y defiende la escuela a muerte. Con unos valores y unos códigos increíbles que mantiene desde chiquita”, dice Lalo Orta, preceptor de la Escuela.

Andrea Biscione, vicedirectora socioeducativa de la Escuela Secundaria Técnica de la UNSAM cuenta que Titi es la “estudiante destacada que todo docente quisiera tener”, pero a la vez la más temida: “Te interpela todo el tiempo y la viveza de la calle le hizo sacarte la ficha al toque. Es desafiante y generalmente lo que dice ella es así como ella lo dice. Es de muy pocas pulgas y se enoja mucho. Es muy valiente, de avanzar sin pisar cabezas, sino mirando a los demás y acompañando. Es de esas personas que ayudan a empoderar. Una figura entrañable que cualquier docente y cualquier director técnico quisieran tener en sus grupos”.

Para Andrea, un episodio que “la pinta a Titi de pies a cabeza” fue la organización de su cumpleaños de 15. Titi quería su fiesta de 15 como sea, pero la situación socioeconómica de su familia no le permitían ningún tipo de festejo. “Ella sola con 14 años se hizo la fiesta. Nos pidió los platos y los vasos de la escuela, a la directora de la primaria le pidió la torta, a una de sus profes que estaba casada con un fotógrafo le pidió cubrir la fiesta, consiguió un espacio del club, los pollos, el vestido, las mesas”.

Titi egresó de la escuela en 2019 y pertenece a la segunda camada de graduados de la institución. Siendo jugadora de primera división y estudiante del Profesorado en Educación Física en River, sigue en contacto con la escuela.

—Hoy cuando puedo subir una foto a Instagram o a Facebook, los profes siempre tan lindos me comentan y me fueron a ver jugar un par de veces. Siempre están atentos a lo que es mi profesión, mi vida. Siempre apoyándome, ayudándome. Todos los recuerdos que tengo son buenos y siempre fueron para crecer y para mejorar. Mi secundaria fue lo mejor.

De 9 a 4, de River a la Selección

Cuando tenía 14 años , Titi se enteró por una amiga futbolista que en River estaban probando nuevos talentos femeninos para sus equipos de fútsal. Ambas fueron en colectivo hasta el club y se presentaron para la prueba, pero a ella no le fue bien. Frustrada, volvió a su casa y siguió entrenando en el equipo de su escuela primaria.

Al año siguiente lo volvió a intentar y quedó. Todo el año 2016, Tití entrenó y jugó en el equipo de futsal de River, hasta que decidió probarse en cancha de 11. Como en futsal jugaba arriba y “tenía gol”, decidió probarse de 9. Pero claro, la cancha de 11 y la de 5 son muy diferentes. “Yo no pegaba una porque nunca había jugado en cancha grande. De todas las 9 que había en la prueba yo era la peor y no me fue bien”, recuerda. En la próxima prueba decidió convertirse en muralla: “Me probé de central, de 2, y ahí me fue mucho mejor. Me gustó porque saqué un montón de pelotas y rechacé bastante”. Ese día, Titi comenzó a formar parte del plantel de las inferiores de River. A lo largo de los entrenamientos, los entrenadores notaron su capacidad de corte, relevo y ataque y decidieron probarla como lateral defensiva. Así, tan solo cuatro meses después, llegó por la banda a entrenar con el equipo de primera división.

—Fui a la pretemporada con la primera y fue todo diferente porque yo en ese momento era re flaquita y gané mucha masa muscular y aprendí bastantes cosas. Gracias a Dios me empezaron a poner más tiempo en los entrenamientos y a darme más rodaje. Hasta que llegó el día que citaron para un partido contra Independiente. Debuté con la 12, la de la arquera suplente, y ganamos.

Con el correr de los partidos y los entrenamientos, Titi logró convertirse en la 4 titular del equipo y al poco tiempo fue convocada para el seleccionado argentino sub 17. “Me sentí muy bendecida por Dios porque yo no lo esperaba y siempre me sorprendió. Le tengo que dar la gloria a él porque creo que yo sola con mis fuerzas no lo hubiera alcanzado. Yo creo en él y sabe mis anhelos y se que ese momento era para mi porque estaba en un buen momento futbolístico. Fue un momento muy pero muy sorprendente y feliz”.

Titi Melgarejo destaca el crecimiento que tuvo el fútbol femenino en los últimos años, pero señala que falta mucho camino por recorrer: “Creo que falta que crezca más, pero de a poco se van dando las cosas. No lo voy a comparar con el masculino porque es totalmente diferente en sueldo, herramientas, lugar de entrenamiento, vestuario, es todo diferente. Pero creo que de a poco se va mejorando cada situación que se nos presenta”.

¿Se puede vivir del fútbol femenino?

—Si pagás alquiler, si tenés que pagar la comida, el viaje o tenés hijos, no podés vivir del fútbol. Es así. Yo tengo la suerte de que vivo en mi casa con mi familia, la comida me la da el club y no gasto en transporte. Vivo de eso. Pero si tenés que vivir sola, no podés vivir del fútbol femenino. Tengo una compañera que es policía, una que tiene una verdulería, otras que es veterinaria… Hay muchas que trabajan y son jugadoras.

Gracias a su profesión, Titi pudo viajar y conocer varias provincias argentinas y otros países, como cuando le tocó viajar a Bolivia y Paraguay. “El fútbol es lo que me hace feliz. Algo que se enciende apenas me despierto a la mañana. No diría que es todo, porque en realidad no llena todo mi corazón, pero sí una parte de él. Es eso que cuando no lo practico me falta, eso que necesito hacer para sentirme bien”.

Nota actualizada el 17 de octubre de 2022

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