Santiago Canevaro acaba de publicar “Como de la familia. Afecto y desigualdad en el trabajo doméstico” (Prometeo Libros). En su investigación, el especialista indaga sobre las formas en las que se estructuran los vínculos entre trabajadoras y empleadorxs en el particular espacio del hogar, y en cómo operan las relaciones de clase en este ámbito.
“El hogar es un espacio de intimidad para unos y de trabajo para otras. Por eso, obliga a negociar y gestionar los acuerdos en un marco que tiene una gramática propia. No es una empresa, no es un trabajo ‘normal’, y ahí es donde yo centré mi mirada”, explica Canevaro, que realizó más de diez años de trabajo de campo en Buenos Aires pero también en Salta y Corrientes para desarrollar la investigación plasmada en “Como de la familia”.
Como detalla el investigador en la introducción del libro, su propuesta busca “un acercamiento descentrado de una mirada ‘progresista’ o ‘bien intencionada’ y se ubica a contraccoriente de las visiones negativas que, procurando denunciar antes que comprender, solo ven relaciones de ‘explotación’ o aun de ‘esclavitud’ “. Al respecto, Canevaro añade que “hay trabajos que sostienen que hay que tender a la profesionalización del trabajo y a la contractualización del vínculo como una manera de mejorarlo y de modernizarlo. Lo que yo encontré es que muchos de esos aspectos que estas investigaciones encuentran como negativos, son los que las propias trabajadoras ven como positivos o ventajosos dentro del universo de posibilidades que ellas tienen de conseguir trabajo”.
Canevaro destaca que, si bien el trabajo doméstico se encuentra enmarcado legalmente, y se ha avanzado mucho en los últimos años en la formalización de muchas trabajadoras, la regulación no deja de ser algo abstracto.”El Estado no puede entrar y regular el interior del hogar. La ley está por fuera por la relación, la lógica sigue estando basada en el vínculo: hace cuánto te conozco, te tengo confianza, quiero ganar más, quiero quedarme mucho tiempo”.
El libro también aborda las particularidades del trabajo doméstico en Argentina y, en particular, en Buenos Aires. En este aspecto, el especialista marca un contrapunto con la realidad de otros lugares de Latinoamérica. “En otros países el problema de gestionar la autoridad, o de cómo imponer la autoridad, no está en discusión, la autoridad existe”, subraya. Sin embargo, en nuestro país, esto no sucede de forma tan clara porque “hay una configuración plebeya que hace que las mujeres de sectores populares que trabajan en hogares puedan tener expectativas de movilidad social. Y eso -destaca Canevaro- es resultado del peronismo, que unificó a los sectores medios y les dijo a los sectores populares ‘ustedes pueden acceder a lo mismo’ “.
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