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La coordinadora del Centro de Estudios en Antropología del Instituto de Altos Estudios Sociales reflexiona sobre los impactos comunes y dispares de la pandemia en la Argentina.
¿Cuáles son los efectos sociales de la pandemia?
Es importante reflexionar sobre el contexto social económico, y geográfico de las personas afectadas. Quienes somos profesores y profesoras universitarias o estudiantes en general tenemos una serie de tareas que habíamos proyectado, que no vamos a poder hacer afuera, pero sí adentro. Tenemos mucho que leer y estudiar. A todos nos está costando concentrarnos y hay mucha angustia e incertidumbre, pero en general tenemos algo que hacer, un espacio donde hacerlo y un sueldo que ayuda muchísimo. Lo que me preocupa es otro contexto. Esta semana estuve hablando con gente en Salta que vive de changas y que su subsistencia depende de salir de su casa a hacer tareas como albañilería, panadería o ventas. Eso no lo pueden hacer, así como tampoco las prácticas sociales de visitar a otras personas, ir a la iglesia, entre otras. Hay muchos lugares sin acceso a computadoras o conexión. Todo esto desestabiliza mucho. Además, están surgiendo problemas de hacinamiento entre personas que viven en espacios muy pequeños y que tienen prácticas de usos del espacio diferente. El estar juntos en un mismo espacio promueve situaciones de violencias de género o intrafamiliar y un incremento del consumo de sustancias que tiene un impacto sobre todos los miembros. Estos impactos son un problema mayor.
¿Identificás alguna tendencia favorable?
Es muy interesante que las personas se están comunicando muchísimo más por celular. Se está llamando a gente que no se veía o con la cual no se hablaba con frecuencia, simplemente para ver cómo están y apoyar. Esta situación está potenciando vínculos de solidaridad. Conversé con gente que está preocupada por abastecer a las viudas o la gente mayor que no tiene sustento; o vecinos que empezaron a hacer barbijos con el apoyo de municipios. Es decir, hay lazos fuertes preestablecidos que se activaron a partir de esta situación de incertidumbre e inestabilidad.
¿Qué pautas de comportamiento novedosas pudiste apreciar hasta ahora?
La extensión de la cuarentena promueve el desarrollo de una serie de destrezas por parte de la gente, que ahora tiene que resolver sus problemas cotidianos sin recurrir a otras personas. Destrezas para aprender a convivir con las limitaciones e ir incorporando nuevos hábitos de cómo debemos salir a la calle y retornar a nuestros hogares. Como un cuarto punto destaco que las personas tenemos una preocupación más global. Estamos más pendientes de lo que pasa en China, Italia, España, Brasil, Chile. Esa conexión es algo nuevo.