#OrgulloUNSAM, Instituto Dan Beninson
Ricardo Ramos, coordinador de la Ingeniería Nuclear con Orientación en Aplicaciones del Instituto Dan Beninson, se convirtió en el tercer doctor en Tecnología Nuclear de la UNSAM y recibió la Mención de Honor “Gral. José de San Martín” del Senado de la Nación.
Ricardo Ramos es de Las Rosas, un pueblo santafecino de 15000 habitantes. “De chico era muy bueno en matemáticas, física y química”, recuerda. Cuando tenía 16 años participó en las Olimpíadas Argentinas de Química en el Instituto Balseiro de Bariloche. Ese fue su primer acercamiento a la energía nuclear. Cuando terminó la secundaria ya estaba decidido: iba a ser ingeniero nuclear. El Instituto Balseiro era el único lugar donde podía cursarse esa carrera, pero la institución requería rendir un examen y tener dos años de estudios en una carrera afín para poder ingresar. Ramos se mudó a Rosario y comenzó sus estudios en la Universidad Nacional. Dos años después se fue a vivir a Bariloche y entró al Balseiro. “Yo no tenía ni idea de lo que era el Plan Nuclear en ese momento, a mí me interesaron los contenidos de la carrera”, dice.
El jueves 28 de marzo Ricardo Ramos recibió la Mención de Honor “Gral. José de San Martín” del Senado de la Nación. El reconocimiento fue propuesto por la senadora nacional por Santa Fe María de los Ángeles Sacnun. Semanas antes se connvirtió en el tercer doctor en Tecnología Nuclear de la UNSAM, donde coordina la carrera de Ingeniería Nuclear con Orientación en Aplicaciones del Instituto Dan Beninson. “Estoy re contento. La verdad que me da un poco de vergüenza, pero ya fue, me relajo y disfruto”, celebra.
La terapia por captura neutrónica en boro se utiliza para eliminar tumores infiltrantes y melanomas. Consiste en inyectar boro (un elemento químico presente en la naturaleza) en las células tumorales de un paciente y luego irradiarlo con haces de neutrones. Los neutrones producen una reacción nuclear cuando entran en contacto con el boro y eliminan la célula tumoral, minimizando el daño al resto del organismo.
“Para mi tesis doctoral yo estudié la forma de optimizar los cálculos de las dosis de neutrones. Si querés matar un tumor y le tirás un montón de radiación el tumor va a morir, pero la persona también. La idea es hacer un buen cálculo, por eso trabajé en cómo calcular esas dosis de radiación que se depositan para eliminar el tumor sin dañar el tejido sano”, dijo Ramos, que hizo experimentos en los reactores nucleares RA3 del Centro Atómico Ezeiza, RA6 del Centro Atómico Bariloche, ambos de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), y en el TRIGA MARK II de la Universidad de Pavia Mark II (Italia).
La boroterapia hoy está en auge a nivel mundial. Si bien existen centros de salud especializados en varios países del mundo, en la Argentina aún continúa siendo una terapia experimental. La CNEA estudia y realiza análisis clínicos con esta terapia en los centros atómicos Constituyentes, Ezeiza, Bariloche y en el Instituto de Oncología Ángel H. Roffo. A fines de 2017 se inauguró el Centro Integral de Medicina Nuclear y Radioterapia en Bariloche.
La CNEA enfrentó durante los últimos años una seria reducción presupuestaria, con una asignación de 5.102 millones de pesos para el año pasado, que implicó un aumento nominal de su presupuesto de solo el 4% respecto de 2017, en un año que cerró con una inflación del 48%.
Para este año, los 6.808 millones asignados implican un aumento del 25% y todavía se están negociando las partidas para el proyecto CAREM, el reactor RA-10 que se construye en Ezeiza. A esto se suma la cancelación del proyecto de la cuarta central nuclear, conocida como Atucha III, que iba a continuar la tecnología que la Argentina viene desarrollando desde hace décadas como parte de su plan nuclear. “El plan nuclear quedó bastante parado y para el desarrollo de nuestra profesión estaría buenísimo que se reactive”, dice Ramos, quien ve con preocupación que algunos de sus colegas hayan emigrado.
Como coordinador de la carrera de grado del Instituto Dan Beninson (IDB), Ramos resalta la importancia de la Ingeniería Nuclear con Orientación en Aplicaciones: “Hay una necesidad de contar con profesionales en el área. Generalmente la gente estudia otra ingeniería y después termina haciendo un posgrado en nuclear porque hay un déficit en lo que son las carreras de grado. Antes, los que no podían ir a Bariloche no tenían la posibilidad de estudiar en grado. Contar en la UNSAM con esta carrera y que sea accesible para toda la gente ayuda a bajar lo nuclear de su pedestal. Porque esta carrera no es para ninguna elite, es para cualquiera que la quiera estudiar”.
¿Uranio natural o uranio enriquecido?
Con más de 60 años de historia, la CNEA se especializa, entre otras cosas, en la producción y ejecución de reactores nucleares que funcionan gracias a la tecnología basada en uranio natural y agua pesada. Para ello, cuenta con la Empresa Neuquina de Servicios de Ingeniería (ENSI), una sociedad del Estado para la producción de agua pesada, y fabrica los reactores junto con la empresa nacional Nucleoeléctrica Aregentina S. A. (NA SA).
Hoy, a diferencia con la CNEA las principales potencias nucleares del mundo utilizan la tecnología de uranio enriquecido y agua liviana, para el que utilizan reactores PWR (Pressurized Water Reactor). En mayo de 2018, la Argentina manifestó su interés de mudarse hacia esta tecnología.
“Yo pienso que es mejor usar las cosas que tenemos acá y todo el desarrollo nacional que ya hay. Si se conserva todo lo que hay y hay trabajo para la planta de agua pesada, pero además queremos hacer otra incursionando en nuevas tecnologías sería perfecto. Pero con toda la experiencia que hay ganada y todo el terreno recorrido, de golpe decir que no lo queremos usar más, no me parece adecuado. Los reactores PWR, que son los que usan uranio enriquecido y agua liviana, son tecnología de punta en el mundo. Sería bueno incursionar en esta tecnología, pero ¿en qué condiciones? Todo lo que sume está bueno, pero siempre y cuando no destruya lo que se logró”, concluyó Ramos.