Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental
En el Día Mundial de la Naturaleza, el docente e investigador del 3iA habla de la conservación de la flora y la fauna silvestres desde una perspectiva ambiental.
Estudiar las imágenes de animales captados por una cámara trampa durante horas o registrar los sonidos que producen las ranas y los sapos de la mesopotamia argentina son tareas habituales para Facundo Schivo, investigador y docente de la Ingeniería Ambiental de la UNSAM.
En el Día Mundial de la Naturaleza, el doctor en Biología del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA) habla de la importancia del ambiente para la conservación de la flora y la fauna. “Las principales amenazas a la biodiversidad en el mundo son la degradación y la pérdida de hábitats”, dice Schivo. “Los animales tienen cada vez menos espacios para vivir y los pocos que les quedan sufren una degradación interna. Esa degradación es producto de la contaminación de los suelos, las aguas y la atmósfera”, asegura.
Es claro que esos cambios son consecuencia de la acción humana. “Si bien el cambio climático es un proceso natural —la temperatura de la tierra siempre osciló entre períodos más cálidos y más fríos—, hoy las alteraciones ocurren mucho más rápido”, amplía Shivo. “El fenómeno de la extinción siempre existió; todos los años se pierden especies de forma natural, producto de la selección. Pero hay extinciones que se dan masivamente, y no por una adaptación al ambiente. Las actuales se deben a un cambio ambiental de origen antrópico: el ser humano es el agente de ese cambio”.
Schivo estudia los animales y los ambientes de la zona mesopotámica de la cuenca del Plata, con foco en el delta del Paraná, la zona central del río Uruguay (Entre Ríos), el Parque Nacional Murucuyá y los Esteros del Iberá (Corrientes). Carpinchos y anfibios en la zona de Corrientes y mamíferos carnívoros en Entre Ríos. Con su trabajo busca preveer los posibles escenarios climáticos para evaluar los cambios en la distribución de las especies y la conectividad de los suelos.
“Más allá de las especies de cada ambiente, lo que me interesa es la unidad fisionómica del bosque, el pastizal o el humedal como elemento que compone el paisaje, ya que las modificaciones en dichas coberturas impactan directamente en la fauna”, explica el joven biólogo.
Corredores Biológicos
La expansión agrícola, el crecimiento urbano y las redes de infraestructura modifican y achican los ambientes naturales. Animales y plantas encuentran sus ambientes degradados, lo que impide la evolución de sus ciclos de vida.
Schivo destaca la importancia de la preservación de espacios o relictos adecuados a las necesidades de cada especie. “Los relictos suelen estar cerca unos de otros, a veces a 300 o 400 metros. El problema es lo que hay en el medio; dependiendo de eso, las especies logran cruzar de un espacio a otro o no”, dice el investigador, que se dedica a evaluar la conectividad entre esos ambientes para luego diseñar corredores biológicos adecuados al tránsito de los animales.
Los corredores no solo tienen la función de evitar el hacinamiento. Según el especialista, el traslado de especies activa el flujo génico, algo que favorece la variabilidad genética y potencia la capacidad de adaptación. “Los corredores son una alternativa para la conservación, no solo de las distintas especies animales, sino también vegetales, dado que protegen a los polinizadores de flores y a los animales dispersores de semillas”.
Corredores Biológicos, Día Mundial de la Naturaleza, Ecohábitats, protección de especies