#InvestigaciónUNSAM, Escuela IDAES, Notas de tapa
Un equipo de investigadores liderado por Rosana Guber, directora de la Maestría en Antropología Social del Instituto de Altos Estudios Sociales de la UNSAM y del Instituto de Desarrollo Económico y Social, se reúne con miembros de la Armada de la República Argentina para reconstruir la Guerra de Malvinas a partir de sus relatos. Es en el marco de un proyecto que busca relevar las experiencias de soberanía desde el mar durante el conflicto anglo-argentino por las Malvinas e Islas del Atlántico Sur.
La Guerra de Malvinas se desarrolló en un escenario naval, un territorio marítimo poblado por algunos archipiélagos como las Georgias del Sur y las Malvinas —que los británicos llaman South Georgias y Falkland Islands—. Sin embargo, por alguna razón, el foco de atención de la mayoría de los textos sobre la contienda militar siempre estuvo puesto en el territorio insular, con excepción del acontecimiento que más muertes provocó durante el conflicto: el hundimiento del crucero ARA General Belgrano (que causó la muerte de 323 de los 649 combatientes argentinos que fallecieron en accidentes y enfrentamientos aéreos, navales y terrestres ocurridos entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982).
¿Cómo fue la Guerra de Malvinas en el mar? ¿Cómo operaron los distintos componentes de la Armada Argentina? ¿Cómo recuerdan la experiencia los veteranos?
Para abordar estos y muchos otros interrogantes, un equipo de investigadores liderado por Rosana Guber —directora de la Maestría en Antropología Social del IDAES— lleva adelante el proyecto “Mar de guerra. Estudios sobre experiencias de soberanía en el conflicto anglo-argentino de 1982”. La iniciativa se desarrolla en el marco de la convocatoria “Malvinas en la Universidad”, lanzada en 2015 por el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de Educación de la Nación para impulsar proyectos de investigación sobre Malvinas.
Para conocer las historias de todos los componentes de la Armada Argentina —Flota de Mar, Fuerza de Submarinos, Infantería de Marina y Aviación Naval— y acceder a los registros de guerra de la fuerza, el equipo de investigación visitó la Base Naval Puerto Belgrano, la Base de Infantería de Marina Baterías y la Base Aeronaval Comandante Espora (ubicadas entre las ciudades de Bahía Blanca y Punta Alta), la ciudad de Río Grande (donde se ubican la base aeronaval homónima y el Batallón de Infantería de Marina 5), la ciudad de Mar del Plata (que alberga la Base de Submarinos, Buzos Tácticos y Comandos Anfibios) y la Base de Punta Indio (donde funciona la Escuela de Aviación Naval).
“El objetivo es analizar las experiencias marítimas durante la guerra. Para eso intentamos reconstruir los diversos escenarios de Malvinas a partir de los relatos de los veteranos sobre esa experiencia. Primero debemos entender qué era la Armada en ese momento y cómo pensaban y vivían los miembros de sus distintas unidades”, adelanta Guber sobre el proyecto.
Una Armada, muchos objetivos
Con el propósito de conocer qué significó la guerra para quienes participaron de la contienda en diversos ambientes y con distintos medios —aviones, submarinos, vehículos de desembarco y buques de distinto tamaño y capacidades, entre otros—, el equipo de investigación de la UNSAM dialoga con el personal a cargo de cada uno de los componentes que integraron la fuerza. Sobre la experiencia de los miembros de la Aviación Naval, Guber cuenta: “Tenían diferentes aviones con diferentes misiones: el Super Étendard, un cazabombardero que lanzaba misiles Exocet a 40 kilómetros de distancia del blanco; el A-4Q, que arrojaba bombas sobre las fragatas británicas; aviones de exploración como los Neptune y los Grumman Trackers; o helicópteros Sea King que detectaban submarinos enemigos… ¿Qué les pasaba a estas personas que piloteaban contra la amenaza británica y las fragatas que atacaban Puerto Argentino o protegían el desembarco de sus tropas en el Estrecho San Carlos?”, se pregunta la antropóloga.
Por su parte, el capitán retirado del Ejército Argentino y veterano de guerra artillero Héctor Tessey se centra en el estudio de las fuerzas de Infantería de Marina, los buzos tácticos y los comandos anfibios. “Los infantes son la proyección del poder naval en la tierra y utilizan el agua como medio de paso. Lo que queremos saber es qué sucedió con todos ellos y especialmente con los hombres de la Infantería de Marina. Hay muchas versiones, pero es necesario que la sociedad sepa quiénes fueron estas personas y que las Fuerzas Armadas también las reconozcan”, señala Tessey.
A su vez, el investigador Hernando Flórez estudia la Fuerza de Submarinos a partir de las vivencias de los tripulantes del ARA San Luis. “Buscamos entender la vida dentro de un submarino, donde el silencio es un hecho constitutivo. Establecimos un vínculo muy cercano con los submarinistas y vimos que, si bien muchos de ellos no abordan un submarino desde hace años, todos los días piensan en su buque”, explica.
En tanto, la investigadora María Jazmín Ohanian trabaja con los suboficiales, quienes se formaban en la Escuela de Mecánica de la Armada para encargarse de la reparación y el funcionamiento de los buques de guerra: “En los suboficiales hay algo del saberse subalternos con respecto a los oficiales, pero también algo asociado al manejo de saberes técnicos. El subalterno suele ser percibido como el sirviente, el que no sabe. Pero los suboficiales no se conciben a sí mismos de ese modo, porque consideran esa posición según un ordenamiento de saberes que es necesario para el buen funcionamiento del cuerpo jerárquico”.
Asimismo, las investigadoras Laura Marina Panizo y María Cecilia García Sotomayor investigan las historias que convergieron en el crucero ARA General Belgrano —sus 323 muertos y sus 670 sobrevivientes— no solo en el mar sino en el continente. Además, indagan las vivencias de sus familias durante la guerra y en el presente.
Por último, se suman al interés de la investigación los buques pequeños de apoyo marítimo y de la Flota de Mar. Alejandra Barrutia analiza la presencia de los llamados buques auxiliares que fueron confiscados en el continente y en las islas —Yehuin, Forrest, Penelope, Monsunen— y que desempeñaron un rol clave a lo largo del conflicto rescatando náufragos y heridos y proveyendo combustible, alimentos, armamento y municiones en las posiciones argentinas.
Rosana Guber: “La academia sabe poco de la Armada en Malvinas”
Guber estudia la Guerra de Malvinas desde hace años. Su experiencia en el tema la llevó a conocer en profundidad muchos aspectos de la contienda, por lo que se muestra muy crítica con el ámbito académico: “Con respecto a la Armada, la academia sabe poco y nada. El Ejército tampoco se estudió con detenimiento. La literatura sobre las dos fuerzas es generalmente testimonial, mientras que los análisis académicos suelen concentrarse en los soldados. ¿Por qué no fueron abordados los marinos, los pilotos, los infantes, quiero decir, los profesionales de la guerra? Quizá porque todas las preguntas ya estaban respondidas de antemano. ¿Para qué vamos a preguntarles si total Malvinas fue la extensión de los campos clandestinos de detención durante el terrorismo de Estado?”
En esa línea, Tessey discute la idea de que la ocupación argentina de las islas fue un intento del Gobierno militar por recuperar el prestigio perdido: “Siempre se habla de la Guerra de Malvinas como un ‘manotazo de ahogado’ de un ‘general borracho’ y de ‘los chicos de la guerra como carne de cañón’. Pero los soldados que combatieron cuerpo a cuerpo ¿lo hicieron solo por miedo a ser estaqueados? ¿Por qué se entregaron tanto? ¿Por qué siguen formando asociaciones y por qué están orgullosos de haber estado en el campo de batalla? Esas son algunas de las preguntas que debemos formular”.
En paralelo, Ohanian plantea una crítica con respecto a la mirada “porteño-céntrica” con la que suele estudiarse el conflicto bélico. “Las Malvinas se piensan desde la Ciudad de Buenos Aires, pero la gente de las ciudades próximas como Punta Alta, ubicada junto a la Base Naval Puerto Belgrano, vivieron otra guerra, otro escenario cargado de amenazas de bombardeo. ¿Qué fue la guerra para esas poblaciones?”, se pregunta.
Al respecto, Guber señala que la concepción actual sobre Malvinas responde a una falta de compromiso y de responsabilidad: “Todo el mundo quiere quedarse con la idea del ‘manotazo de ahogado’ porque es lo establecido y porque es una manera de no hacernos cargo como argentinos de todo lo que nos toca. Malvinas logró reunir a los civiles, a los militares y a la gente de las islas en los buques y en el continente. La demonización de lo militar es una gran enemiga de nuestra comprensión académica y de nuestra política, nuestra historia y nuestra sociedad”.
Excelente, es necesario un estudio serio e integral de la Armada.
Éxitos en el trabajo y espero poder verlo plasmado en un libro.