Acompañado por su familia, autoridades de la Universidad, agentes penitenciarios e internos de la Unidad Penal N.º 48 de San Martín, Altamirano defendió su tesis de grado y se convirtió en sociólogo. “El CUSAM aporta una verdadera inclusión social. Allí encontramos un lugar de pertenencia”, aseguró.
Por Gaspar Grieco | Fotos: Pablo Carrera Oser
Cuando la directora del CUSAM Natalia Ojeda dijo: “La nota de Rodrigo Altamirano es un diez”, los aplausos se adueñaron del Edificio de Ciencias Sociales de la UNSAM. Con la presencia del vicerrector Daniel Di Gregorio, autoridades del Servicio Penitenciario Bonaerense, agentes penitenciarios, internos, exdetenidos y familiares, el nuevo sociólogo presentó su trabajo final de grado “Experiencia CUSAM: Usos y sentidos de la educación en contextos de encierro. Un estudio de caso”.
Durante su exposición, Altamirano recordó sus primeros pasos en la educación universitaria en 2009 (primera cohorte de estudiantes del CUSAM) y destacó que “esta experiencia da origen a nuevos sujetos reflexivos y rompe la lógica carcelaria”.
¿Qué significa para vos este logro?
Sacrificio, orgullo, contención familiar y el apoyo de la UNSAM y del Servicio Penitenciario. Es un proyecto del cual no tuve dudas en participar ni bien se inició, así que ahora estoy disfrutando de la finalización de esta etapa novedosa e inédita, lo que le da un plus a todo esto.
¿Por qué decidiste estudiar Sociología en el CUSAM?
Fue algo que surgió. Si bien mi hermana es socióloga recibida en la Universidad de Buenos Aires, yo desconocía la ciencia y no estaba al tanto de lo que abordaba. Fui descubriendo la sociología a medida que pasaban las materias. Fue una oportunidad para no desaprovechar. Poder estudiar en el lugar en donde se trabaja es un privilegio que no cualquier persona tiene.
¿Cómo fue la experiencia de estudiar en el CUSAM junto con los internos?
Fue increíble. Siempre me sentí un estudiante y nunca pensé que al lado tenía un interno o un compañero del servicio. Disfruté las materias, adquirí conocimiento y aproveché la calidad de los profesores, que eran uno mejor que el otro. Además, la relación con mis compañeros fue excelente. Nunca hubo inconvenientes. Al principio fue raro, había mucha expectativa. Pero después, todo eso fue desvaneciéndose y adquirimos la identidad universitaria.
¿A qué conclusiones llegaste con tu tesis?
Una de las conclusiones a las que arribé durante el proceso de investigación fue el hecho de que, con el paso del tiempo, surge en los estudiantes una identidad universitaria que rompe con la lógica de los grupos supuestamente antagónicos de los agentes penitenciarios y los internos. En el CUSAM, todo eso desaparece por medio de esta identidad universitaria que se forja.
Andrea Lombraña (jurado), Natalia Ojeda y Rodrigo Altamirano.
Entonces, ¿qué es el CUSAM para vos y qué posibilidades aporta?
Lo que aporta es una verdadera inclusión social. Allí encontramos un lugar de pertenencia. Una de las cuestiones que me motivaron en mi rol de agente penitenciario fue ver que la población alojada en la Unidad 48 tiene un alto porcentaje de internos sin instrucción educativa. Hay personas que no finalizaron los estudios primarios o secundarios, y una gran cantidad de analfabetos. Por parte del personal penitenciario también hay un alto índice de agentes que no finalizaron sus estudios. Todo esto me llamó mucho la atención y decidí que mi investigación abordara la educación en contextos de encierro.
¿Qué le aporta un agente penitenciario sociólogo a la relación entre agentes e internos?
Ese es el desafío que tengo que encarar ahora. Lo que veo es que, a personas que estaban privadas de su libertad, se les proveyeron herramientas y conocimientos, y luego consiguieron trabajos importantes en la UNSAM y otras instituciones. Se logra una verdadera inclusión social por medio de la identidad universitaria.
¿Por qué decidiste ser agente penitenciario? ¿Imaginaste que terminarías siendo sociólogo?
La verdad que no me imaginaba esto. Mi ingreso al servicio fue parecido al del CUSAM. Supe que estaban tomando gente y, a los pocos días de presentarme, ya estaba trabajando en un lugar que desconocía. Hoy me recibí de sociólogo y, por suerte, pude concretar todo bastante bien.
¿Qué le recomendarías a otros internos y agente penitenciarios que no pasaron por el CUSAM?
Mi consejo es que se inscriban y empiecen a estudiar; que se animen a formar parte de esta experiencia porque van a sumar mucho y van a encontrarse con un montón de experiencias, anécdotas y conocimientos. Hay que nutrirse de herramientas para llevar la vida de mejor manera, ya sea como agentes o como detenidos.