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El especialista en energía de la UNSAM es uno de los colaboradores del equipo de Arthur B. McDonald (premio Nobel en Física), que fue distinguido con el prestigioso galardón. El reconocimiento es por haber participado en el descubrimiento de la oscilación de los neutrinos, una de las anomalías más notables del modelo de la física de partículas, que tiene implicancias en la comprensión de cómo evoluciona el universo.
Por Alejandro Zamponi | Foto: Pablo Carrera Oser
“Recibir este premio es una gran sorpresa, toda una serendipia, porque pasaron más de quince años desde mi participación en el Sudbury Neutrino Observatory (SNO). Ni mi compromiso con los experimentos ni el entusiasmo por investigar se alimentaron de la idea de ganar este premio, que en esa época no existía, pero lo recibo con agradecimiento porque es un reconocimiento a un proyecto en el que invertí muchas horas de mi vida”, asegura Salvador Gil, físico especialista en eficiencia energética de la UNSAM, quien además dirige la única carrera de Ingeniería en Energía del país.
El Premio Breakthrough en Física Fundamental fue creado en 2012 por el emprendedor tecnológico y físico ruso Yuri Milner para reconocer a aquellas personas que hicieran contribuciones al conocimiento humano. El premio está abierto a todos los físicos —teóricos, matemáticos y experimentales— que indagan en los misterios más profundos del universo y consiste en tres millones de dólares y una estatuilla. El ganador es elegido por un comité de pares conformado por científicos anteriormente premiados.
En 2016, el premio fue dividido en partes iguales entre cinco investigaciones experimentales sobre las oscilaciones del neutrino. Los equipos incluidos fueron Daya Bay (China), KamLAND (Japón), K2K/T2K (Japón), Sudbury Neutrino Observatory (Canadá) y Super-Kamiokande (Japón). El premio fue aceptado por los líderes de grupo Yifang Wang y Kam-Biu Luk (Daya Bay), Atsuto Suzuki (KamLAND), Koichiro Nishikawa (K2K/T2K), Arthur B. McDonald (SNO) y Takaaki Kajita y Yoichiro Suzuki (Super-Kamiokande). En total, los cinco equipos suman 1300 físicos.
“El aporte de mi grupo fue el diseño del observatorio de neutrinos SNO. En particular, fue la idea de amplificar la radiación azulada, la radiación de Cerenkov, que se produce cuando un electrón es impactado por un neutrino de alta energía y supera la velocidad de la luz en el medio en el que está inmerso”, explica Gil. “El desafío para el diseño del observatorio era utilizar una cantidad reducida de tubos fotomultiplicadores, que son muy costosos. En ese momento, disponíamos de recursos moderados para financiar el proyecto, por lo que el reto fue llevarlo a cabo con los recursos disponibles”.
Observatorio de Neutrinos (SNO) | Esfera geodésica de 12 metros de diámetro y capacidad para 1000 toneladas de agua pesada construida con 10.000 tubos fotomultiplicadores
Los resultados de este experimento no solo corrieron las fronteras del conocimiento, sino que permitieron comprender el origen de la energía del Sol a partir de las reacciones de fisión nuclear que ocurren en su centro y en el de las estrellas. Esta radiación solar es la principal fuente de vida y energía en la Tierra; décadas atrás, esto era solo una hipótesis, pero hoy tiene un base empírica sólida. “Antes de nuestra investigación, se creía que los neutrinos no tenían masa, pero nuestros experimentos sugirieron que sí la tienen”, resume el autor de “¿Por qué brillan las estrellas?“.
La participación de Gil en el experimento SNO se inició con una experiencia posdoctoral en Canadá entre 1991 y 1993. Luego, el especialista continuó su investigación desde la Argentina.