#OrgulloUNSAM, Escuela de Ciencia y Tecnología, Notas de tapa, UNSAM Sustentable
Con solo 19 años, Jerónimo Batista, estudiante de la Licenciatura en Biotecnología (ECyT/IIB-INTECH), participó en junio de la Cumbre de Jóvenes del G20, en la que mantuvo una reunión con Angela Merkel.
Por Ximena Hernández y Gaspar Grieco | Fotos: Pablo Carrera Oser
Durante la primera semana de junio y en el marco de la cumbre del G20 —que se llevará a cabo los días 7 y 8 de julio en Hamburgo (Alemania)—, Jerónimo Batista, estudiante de la Licenciatura en Biotecnología de la UNSAM, fue parte en junio de la Cumbre de Jóvenes (Y20).
En el transcurso de sus primeros dos años de cursada, Batista demostró ser un estudiante con una gran preocupación por el medioambiente y con la capacidad de gestionar proyectos para contribuir a su cuidado. A los 19 años, obtuvo el primer premio del concurso NAVES (una competencia nacional que ofrece formación, mentorías y networking para emprendedores) por su invento Sorui, una máquina que diseñó en su último año de cursada en la Escuela ORT y que fabrica vasos descartables (y comestibles) a partir de un alga japonesa. Además, ha sido becado en programas científicos y de liderazgo internacional, y ha participado en olimpíadas científicas en países como Chile, Inglaterra, Israel e India.
“Fue una experiencia increíble”, dijo a su regreso del encuentro mundial, en el que compartió algunas de sus ideas y proyectos de investigación para el cuidado del medioambiente.
¿Cómo quedaste seleccionado para participar en la Cumbre de Jóvenes del G20?
No me postulé. Me contactaron gracias a mis iniciativas y a algunas entrevistas que se difundieron bastante. Me dijeron que estaba preseleccionado para ser el delegado y representar a la Argentina en el G20 y me pidieron que les enviara un CV y una carta de motivación. Días después, me contactaron del Ministerio de Desarrollo Social para informarme que había quedado. Tuve una entrevista y quedé elegido.
¿Cómo fue la experiencia?
Fue increíble: debatí e intercambié ideas con estudiantes de todo el mundo. Primero trabajamos en la producción de un comunicado oficial que incluyó nuestra perspectiva sobre diversos temas ambientales y después nos organizamos para presentarlo ante las autoridades del G20. Nos reunimos con ministros y secretarios de Estado y, el último día, tuvimos la reunión con la canciller Angela Merkel. Para dar el discurso de presentación de nuestro trabajo me eligieron a mí y todo salió muy bien; se generó un debate interesante en el que pudimos interactuar con ella. Hablamos sobre cambio climático, ambiente y energías, que fueron los tópicos que habíamos tratado con el grupo, e hicimos algunas recomendaciones y sugerencias para que Merkel los presente en julio en los debates con los líderes del G20. Mi intención fue reflejar la perspectiva de los jóvenes argentinos, a quienes representé. Mi objetivo también fue transmitir esas opiniones a los líderes mundiales y contrastar la visión de los otros países presentes.
¿Fuiste en representación de los jóvenes argentinos?
Sí. Hubo representantes de 19 países y de otras organizaciones internacionales. En total, fuimos 70. Sobre una propuesta de 10 temas, primero participamos de asambleas generales y después armamos los grupos para cada uno. En paralelo, Donald Trump anunció que los Estados Unidos se retiraban del Acuerdo de París y hubo mucho debate sobre ese tema en todos los grupos, particularmente en el nuestro.
¿Qué opinión te merece que una cumbre tan importante como el G20 tome en cuanta las opiniones de los jóvenes?
Me parece muy positivo que busquen no solo hacernos participar, sino también integrarnos al proceso del foro, en el que la información y las perspectivas consideradas afectan a jóvenes de todo el mundo. Es muy importante que se nos considere ahora y en vistas a lo que se viene.
¿Cómo sintetizaste la perspectiva de los jóvenes argentinos en la Cumbre?
Armé un sitio web para que todos los interesados pudieran enviarme sus propuestas y preocupaciones. Lo creé una semana antes de irme, pero lo pude difundir bastante. Hablé con el humorista de Instagram Grego Rosellos, que tiene casi un millón de seguidores, y lo compartió. Resultado: se me saturó el servidor, la página se cayó y tuve que contratar un hosting para poder mantenerla. Hubo cientos de miles de personas entrando, pero mensajes concretos me llegaron pocos. Fue todo muy rápido, tuve poco tiempo; recién en abril me avisaron que viajaba.
¿Qué es Sorui?
Es un proyecto que encara la problemática ambiental ocasionada por el uso masivo de vasos de plástico descartables, que tardan varios años en degradarse. Los vasos que fabricamos con Sorui tienen una vida útil muy corta y surgen para proponer una alternativa contra los efectos contaminantes que genera el plástico. En lugar de usar vasos plásticos (que se usan durante unos minutos y después tardan cientos de años en degradarse), con Sorui propongo una máquina que procesa y dispensa vasos completamente biodegradables, que pueden usarse para cualquier tipo de bebida. Después se tiran y, en menos de dos semanas, desaparecen completamente. Están hechos a base de fibra vegetal. Lo ideal es seguir innovando. Ahora estoy diseñando unos vasos comestibles con sabor a café pensados para evitar la generación de más desechos.
¿Qué problemática ambiental genera el plástico o los vasos de plástico?
Los vasos que se usan para bebidas frías son de polietileno, un material que tarda unos trescientos años en degradarse, emite sustancias tóxicas y acumula residuos que van a parar a los océanos y la tierra, y afectan distintos ecosistemas. Esto perjudica a las economías regionales basadas en la pesca y las plantaciones. Se trata de un residuo que tiene un impacto tremendo, por lo masivo de su uso y lo duradero en el tiempo.
¿Cómo fue el proceso de desarrollo de los vasos?
Primero trabajé con el material para lograr que fuera biodegradable y tuviera las mismas propiedades que un vaso de plástico. Después de obtenerlo, trabajé durante todo un año en el diseño de la máquina para adaptarla al producto, que debe producirse inmediatamente antes de su uso porque se degrada muy rápido. Empecé el diseño del dispenser en mi casa y después seguí con el prototipo en el colegio. Cada máquina tiene una especie de cartucho de tinta de impresora al que se le carga una solución hecha a base de un alga japonesa, que después la máquina procesa para fabricar el vaso.
¿Seguís perfeccionando el proyecto en la UNSAM ?
El año pasado participé en una competencia británica y me fue bien. Entre los jueces estaba el presidente de la Fundación Argentina de Nanotecnología (FAN), Daniel Lupi, con quien me reuní hace poco. En la FAN podrían brindarme un espacio para continuar con el desarrollo del proyecto y comercializarlo. En 2016 participé del concurso NAVES de la Universidad Austral, para el que desarrollé un plan de negocios. Ellos me ayudaron en la parte comercial, ahora lo que me interesa es lograr una versión del prototipo que se pueda producir industrialmente. Lo bueno es que es económicamente accesible, porque el costo de producción de los vasos ecológicos está en el mismo rango que el de los vasos plásticos. Cuando hablamos de sustentabilidad, solemos pensar solo en lo ambiental, pero en realidad lo sustentable también implica la viabilidad económica e inclusiva.
¿De qué manera la Universidad puede contribuir al mejoramiento del medioambiente?
Los espacios de investigación son claves, porque ahí se construyen e intercambian nuevos conocimientos y se ejecutan ideas para la solución de dificultades. En las áreas de biotecnología y tecnología hay muchas herramientas que a mí particularmente me motivaron a estudiar esta disciplina.
¿Cuáles son las prioridades mundiales en materia ambiental?
Hay muchos aspectos que afectarán a las generaciones futuras, como el cambio climático, que, si bien tuvo un cierto tratamiento, sigue con muchas cuestiones sin resolver. Sin embargo, creo que sí se ha comenzado a asumir la responsabilidad del impacto del factor antropogénico (resultado de las actividades humanas), que es en lo que realmente hay que trabajar. Para eso, el desarrollo de las energías alternativas y la gestión integral de los residuos son acciones fundamentales. Junto con un grupo de estudiantes de la UNSAM, estamos llevando adelante una investigación de gestión integral de residuos sólidos urbanos. Buscamos entender la situación de la producción y el tratamiento de esos residuos desde una perspectiva interdisciplinaria que amplíe la visión que tenemos de esas prácticas en el marco de su inserción social.
¿Qué consecuencias tendrá la salida de los Estados Unidos del Acuerdo de París?
Afortunadamente, hubo un manifestación global de repudio. Si bien Estados Unidos no ratificó el acuerdo y quedó afuera (tienen que pasar tres años hasta quedar afuera definitivamente), muchos estados, como California, decidieron quedarse y fijar sus propias contribuciones. Es decir, hay muchas gestiones de menor jerarquía que siguen apoyando el acuerdo, lo cual es muy positivo. Desde la Argentina, la contribución no es muy ambiciosa, podría ser mejor. Sin embargo, nuestro país no influye mucho en el cambio climático. Estados Unidos es uno de los principales emisores de contaminación y es clave que el resto de los países adopten una posición de repudio.
Escuela de Ciencia y Tecnología