#ComunidadUNSAM, Dirección de Género y Diversidad Sexual
En el Día Internacional de la Mujer Trabajadora, la directora del Programa Contra la Violencia de Género de la UNSAM analiza las causas históricas que llevaron a la concreción del primer Paro Internacional de Mujeres, que hoy se realiza en más de cuarenta países.
Por Vanesa Vázquez Laba, directora del PCVG
Para comprender el fenómeno de este 8 de marzo, en el que más de cuarenta países de todo el mundo adhieren al International Women´s Strike/Huelga de Mujeres, es primordial apelar a la historia de las mujeres —una historia construida durante el siglo pasado— y hacer una breve genealogía recuperando a nuestras maestras y luchadoras.
La historia de las mujeres se caracteriza por un constante avance, en el marco de permanentes tensiones y luchas simbólicas y materiales, realizado en forma individual y colectiva para, por un lado, abrir el camino del reconocimiento del sujeto femenino e impulsar su entrada al espacio público y, por el otro, revisar los modelos de femineidad y masculinidad, y los estereotipos y funciones sociales en la vida privada.
La ilustrada Olympe de Gouges a fines del siglo XVIII y el movimiento sufragista a principios del siglo XX reivindican los derechos políticos de las mujeres y su estatus como ciudadanas; en 1949, Simone de Beauvoir revitaliza el pensamiento feminista con su frase célebre “no se nace mujer” y lo aparta de los condicionamientos biológicos; Monique Wittig, agrupada en les gouines rouges dentro del movimiento de liberación sexual de los setenta, expulsa la provocadora afirmación “las lesbianas no son mujeres” y devela lo político de la categoría sexo; el colectivo LGBTIQ hace estallar en la actualidad el universal binario varón/mujer y da paso a la identidad autopercibida desde sus deseos, cuerpos y sexualidades.
La historia de las mujeres es la historia del movimiento social por los derechos de las mujeres blancas, obreras, de color, lesbianas, negras, inmigrantes y trans. Es la historia del feminismo en permanente movimiento por el reconocimiento de sus identidades y derechos, por la igualdad de oportunidades y el respeto por las diferencias. Es la historia de huelgas, paros, marchas y distintas tácticas y estrategias políticas para hacerse oír y, de esta manera, revertir la historia.
La proclamación del 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora tuvo diferentes hitos en los países del norte. En 1908, en la ciudad de Chicago, un grupo de feministas socialistas realiza una jornada para hacer campaña por el sufragio femenino y contra la esclavitud. En 1909, en Nueva York, el Comité Nacional de la Mujer del Partido Socialista Norteamericano crea el Woman’s Day, como jornada a favor del sufragio femenino. Y en 1910, en Copenhague, delegadas del Partido Socialista Norteamericano presentan la propuesta de establecer el Día Internacional de la Mujer a la Conferencia de Mujeres Socialistas, apoyadas por la feminista alemana Clara Zetkin. La propuesta tiene como objetivo promover el sufragio femenino, defender los derechos laborales de las trabajadoras y manifestarse contra la Primera Guerra Mundial. La fecha también sirve para conmemorar a las obreras textiles asesinadas en Nueva York en 1857, cuando se encontraban haciendo huelga por mejoras laborales. Entre 1911 y 1915, el Día Internacional de la Mujer se celebra por primera vez en Alemania, Austria, Dinamarca, Suiza, Francia y Rusia.
La Argentina tiene una historia de protestas, huelgas y manifestaciones que comienza en 1888, con una huelga de empleadas domésticas que se oponían al uso de la libreta de conchabo. En 1903, las obreras de distintas fábricas textiles, cigarreras y tejedoras denuncian el “mal trato” sufrido por parte de capataces y patrones y hacen referencia al acoso sexual en el lugar de trabajo. En 1904, se organiza una gran movilización en el centro porteño, en la cual “las mujeres encabezaban las marchas de protesta”.
En cuanto al incremento espectacular de las huelguistas durante la primera mitad del siglo pasado, vemos que, en 1907, ya unas 5183 mujeres se manifestaban; en 1919, el número de trabajadoras que hicieron huelga aumentó a 9579; y, en 1936, se estableció un pico máximo de 15.926 huelguistas. Los reclamos de las mujeres se centraron en mejorar las condiciones de trabajo, el pedido de salarios dignos, las denuncias de acoso sexual y malos tratos, la falta de trabajo por la incorporación de máquinas en algunos oficios y el cumplimiento de la ley sancionada en 1907 y 1918 que estableció obligaciones de jornadas, descansos, higiene y seguridad para proteger el trabajo femenino.
En la actualidad, el #ParoDeMujeres de 2016 y la actual #HuelgaDeMujeres son una evidencia más de la organización y el proceso colectivo que reúne diferentes demandas de la agenda feminista: la igualdad salarial y mejores condiciones de trabajo; el derecho al aborto legal, seguro y gratuito; la defensa de las disidencias sexuales y de género; más políticas públicas y presupuesto para erradicar la violencias contra las mujeres/de género y el freno a los femicidios; la denuncia de la persecución política de mujeres militantes; la separación del Estado y la Iglesia; y el sostenimiento de los derechos conquistados en materia de salud sexual y reproductiva, educación sexual integral e identidad de género.
Este Paro Internacional de Mujeres muestra la emergencia de un feminismo internacional cuyo común denominador es la denuncia y acción frente a la violencia contra las mujeres/de género, pero que es diverso en sus demandas antineoliberales, antiimperialistas, antiheterosexistas y antiracistas. La filósofa feminista norteamericana Nancy Fraser sintetiza muy bien lo que significa este nuevo momento del movimiento feminista a nivel mundial: “No buscamos homogeneizar, sino solidaridad entre las mujeres”.
Felicito a la Dra. Vanesa Vázquez Laba por su permanente compromiso y constante lucha de defensa de la igualdad y equidad de género y el respeto por la identidad de género sin discriminación ni diferencias. Todavía hay mucho por hacer y aprender para concientizar y sensibilizar en pos de un verdadero cambio cultural.