Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental
Una investigación de la que participó la docente e investigadora del 3iA Marta Litter demostró que cuatro millones de argentinos habitan en zonas altamente contaminadas con arsénico en agua, una sustancia que provoca graves enfermedades tras su consumo prolongado. “No hay voluntad política para ayudar a la población”, advirtió la especialista.
Un estudio realizado por el Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS) publicado recientemente en la revista científica Science of the Total Environment determinó que cuatro millones de argentinos habitan en zonas con altas concentraciones de arsénico en el agua subterránea. Las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Chaco, Mendoza, San Juan, San Luis, Santiago del Estero y Santa Fe son las más afectadas.
El arsénico es un contaminante natural que proviene de las propias condiciones hidrogeológicas del suelo y su ingesta, en el largo plazo, puede provocar cáncer de piel, pulmón, vesícula y riñón; enfermedades neurológicas y cardiovasculares graves; y problemas durante el embarazo. Según el estudio del IECS, el 2,6 % de los habitantes de las provincias afectadas padece de arsenicosis y hidroarsenicismo crónico regional endémico (HACRE), ambas enfermedades producidas por el consumo de agua con arsénico.
Al respecto, la docente e investigadora del Instituto de Investigación e Ingeniería Ambiental (3iA), Marta Litter, que formó parte del estudio, contó que ya se reportaron casos de cáncer en Santiago del Estero y responsabilizó al Estado: “No hay voluntad política para frenar esta problemática. Debería haber una política de Estado con un plan sostenible en el tiempo, con el presupuesto adecuado para ayudar a la población y proveerla de agua segura”.
Litter, quien dicta la materia Tecnologías no Convencionales para el Tratamiento de Efluentes en la UNSAM, es investigadora del CONICET y trabaja en el Centro Atómico Constituyentes de la Comisión Nacional de Energía Atómica, cuenta que a las enfermedades más graves causadas por la ingesta de arsénico “no hay forma de detenerlas una vez que se desencadenan” y resalta que es importante trabajar en actividades de prevención.
El estudio por el IECS informa que “la mayor parte del agua de la corteza terrestre de la provincia de Buenos Aires supera el límite de arsénico de 10 µg/l, con lo cual no resulta apta para el consumo” y que, lejos de tratarse de una problemática exclusiva de la Argentina, se observa en toda América Latina y afecta a unas catorce millones de personas.
Para “hacerle frente” a esta problemática, Litter propone que el Estado consulte a los investigadores para asesorarse. “Deberían llamarnos porque somos muchos trabajando en la problemática del arsénico hace muchos años”, concluyó.
Considero conveniente publicar esta información de gran relevancia para la Salud Pública de la población argentina en Facebook.
El Estado argentino tiene la obligación de velar por la protección de la población implementando las políticas correspondientes.
Gracias por vuestro informe.
Un saludo cordial,
María Elena Napione Bergé