#UNSAMInternacional, Honoris Causa, Notas de tapa
El martes 18 de octubre, el destacado especialista en ciencia y tecnología para la conservación y la restauración del patrimonio recibió en el Teatro Tornavía del Campus Miguelete el máximo reconocimiento que otorga la UNSAM.
“Hoy es un día de gran alegría porque celebramos en la persona de Antonio Sgamellotti el misterioso cruce entre las ciencias y las artes, y el apoyo que dio a TAREA desde sus inicios”, sostuvo el rector Carlos Ruta al inaugurar la ceremonia de entrega del título de doctor Honoris Causa a Antonio Sgamellotti, pionero en aplicar la física teórica e instrumental a la investigación básica de los procedimientos de conservación de patrimonio cultural.
Desde el atril del Teatro Tornavía y ante la presencia del agregado cultural de la embajada italiana, José Kenny; miembros del Instituto de Investigación sobre el Patrimonio Cultural de la Universidad (TAREA-IIPC); autoridades; y otros integrantes de la Comunidad UNSAM, el rector recordó: “Yo era decano de la Escuela de Humanidades cuando Burucúa me acercó la propuesta de presentarnos a la licitación internacional para hacernos cargo del taller creado por la fundación estadounidense Antorchas”. Ruta se refirió además a “la poesía de las manos que restauran” y a la necesidad de “repensar la tarea de resguardar la belleza y la verdad del patrimonio en un horizonte de banalidad y barbarie”.
José Emilio Burucúa, historiador del arte y primer director de TAREA después de su incorporación a la UNSAM, estuvo a cargo de la laudatio. El investigador aseguró que “hay un antes y un después de Sgamellotti” y que “es impresionante todo lo nuevo que hemos incorporado a la historiografía del arte occidental gracias al novel doctor de la UNSAM”. Además añadió: “La experiencia acumulada por el profesor Sgamellotti lo convirtió en una autoridad mundial en el terreno de la restauración y conservación de los bienes culturales de la humanidad”.
Luego de la entrega del diploma de doctor Honoris Causa, junto con el distintivo de esta casa y un obsequio especial (dos tornillos de las vías del ferrocarril que todavía están en el Campus), Sgamellotti aseguró estar muy emocionado. “Soy hijo de padre ferroviario. Viví hasta los 25 años cerca de los trenes. Para que entiendan lo que significan para mí, les digo que cuando me mudé no podía dormir porque no los escuchaba. Venir a una universidad tan vinculada con los trenes me emociona”, explicó.
Sgamellotti presentó luego su iniciativa MOLAB: el primer laboratorio móvil del mundo dedicado a la realización de estudios no invasivos e integrales de obras de arte. “Con el MOLAB, una camioneta equipada con diversos instrumentos, recorrimos 200.000 kilómetros en 10 años”, reveló. Luego de repasar algunas de las experiencias más destacadas, como cuando estudiaron la escultura Giotto, de Miguel Ángel, Sgamellotti dijo que gracias al laboratorio móvil aprendió a trabajar de manera interdisciplinaria: “Cuando estábamos en campo y teníamos que tomar decisiones era fundamental la interacción con historiadores, filósofos y restauradores”.
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