Dominique Roux, uno de los especialistas franceses que vino a la UNSAM para capacitar a las editoriales universitarias sobre la optimización de la edición digital, asegura que aún hay reticencia entre los académicos de pasar sus libros a e-books y que la situación en Francia no es muy distinta a la argentina.
El libro electrónico es una realidad. Pese a la reticencia de los intelectuales, a las predicciones de los escritores y a la perseverancia de los fanáticos del papel, el libro en formato digital existe, se usa y tiene proyección. En países como Estados Unidos, que no tiene una red de librerías fuerte, su uso superó por varios dígitos al impreso. En países como Francia, el Reino Unido y también la Argentina, está creciendo, pero aún no -y quizá nunca- al punto de que los usuarios lo prefieran en toda ocasión. Pero circula, y cada vez más. Por eso es necesario empezar a encargarse de él, a conocer todas sus posibilidades y a optimizar su uso.
Por todo esto que UNSAM EDITA decidió organizar una capacitación sobre una herramienta tecnológica que permitirá a las editoriales universitarias trabajar de una manera más profesional, que facilitará la interoperabilidad entre diferentes plataformas y que habilitará la conversión de un único archivo en diferentes formatos. Dominique Roux, codirector del segmento “Edición” de la infraestructura BSN (Biblioteca Científica Electrónica); y Inès Secondat de Montesquieu, responsable editorial del Centro para la edición electrónica abierta (Cléo) que desarrolla el portal OpenEdition fueron los encargados de dictarla.
“Este es un curso pensado para sensibilizar a los editores del sector público universitario y optimizar el uso de técnicas de digitalización de datos que permitan desarrollar una economía de trabajo conforme al nuevo entorno de los editores”, cuenta Dominique, que además es responsable de la Editorial Universitaria de Caen.
La idea fundamental es adaptarse al cambio que han significado los últimos treinta años en el mundo de los libros y modificar el proceso de edición, empezar a quitar malos hábitos de pasado y comenzar de nuevo para desarrollar una forma que permita gestionar para un mismo texto varias formas de difusión. Separar fondo y forma. “Queremos mostrar cómo hacer una edición distinta, con un flujo único de trabajo, y después también hablar sobre todas la herramientas que hemos desarrollado para la edición electrónica y que permiten difundir libros electrónicos”, asegura Inès.
Esa es la clave: pensar contenido en forma de digitalización y después usar este contenido en varios ámbitos de difusión, con distintas formas. Papel pero también epub, sitio web y pdf. El objetivo es hacer el trabajo editorial una única vez, pese a las diferencias que cada formato representa: “Un mismo trabajo editorial va a servir para todo pese a que los libros en papel se arman de distinta manera, con índices o notas al pie, y a que el mundo digital tiene otras reglas. Pero el material de base es el mismo”, dice Dominique.
Las diferencias están y nadie trata de esquivarlas. Es cierto que las notas al pie en papel son algo fijo y que en una edición digital se transforman en enlaces a otro documento, en un link. Además, el pdf por ejemplo brinda la posibilidad de realizar búsquedas en el texto, de que los libros circulen entre sí porque en la bibliografía están los links de los artículos citados y hasta puede incluir material audiovisual.
“Sin embargo hay resistencia. Estamos en un mundo universitario donde la forma de transmisión del saber es muy codificada y los autores son reticentes a salir de estas formas porque tienen miedo de perjudicar sus carreras. Tenemos que navegar entre lo que se puede hacer y lo que se admite. Hay muchas ideas falsas sobre la digitalización y hay que dar muchos informes para tranquilizar, explicar y brindar las posibilidades reales, y no los fantasmas de lo que va a ocurrir, como por ejemplo que se pierda la figura de autor. Hay que entender que la calidad del trabajo no depende del formato sino de la tarea del editor. La edición sigue siendo la edición. Esto es lo importante”, afirma Inès.
“El papel es otra forma. Hasta ahora en los medios de comunicación digital se consulta la información, en el papel se lee. Pero la digitalización es totalmente necesaria en la universidad para la lectura lenta, el pensamiento tranquila. La circulación digital es una comunidad de difusión”, agrega Dominique para luego explicar que el libro es central, el vehículo de los contenidos, del pensamiento. La herramienta pedagógica primordial.
Por eso la importancia de dejar atrás las viejas costumbres de trabajar sobre el texto para publicarlo en papel y después volver a trabajar para adaptarlo a las plataformas digitales y de establecer y difundir reglas de trabajo para utilizar un mismo contenido en varios ámbitos de difusión.
La experiencia de los alumnos
Ignacio Artola, Editorial de la Universidad Nacional de Río Negro
Tras el encuentro, la vinculación que se estableció puede significar un profundo desarrollo para los proyectos digitales de las universidades. Es una oportunidad que debemos aprovechar como conjunto, para potenciar nuestra visibilidad y la accesibilidad de los contenidos. Hoy en día, el estado del arte de la edición digital en las universidades es bastante dispar; hay editoriales que ya están trabajando en este paradigma mientras que otras todavía ven este mundo con algún recelo. Por eso un evento como este es importante.
Gustavo Martínez, Editorial de la Universidad Nacional de Entre Ríos
Durante el curso, pudimos trabajar con herramientas muy interesantes y recibimos la capacitación de profesionales que conocen mucho del proceso de edición. Se sembró la semilla de un una red para continuar avanzando por este camino, que resulta de suma importancia para editoriales que se iniciaron en la edición multiformato.
María Laura Alori, UNSAM EDITA
Este curso nos permitió conocer un sistema de trabajo integrado para la producción de libros en formato digital y papel, algo muy diferente a lo que hacemos en nuestra editorial hoy. Lo bueno es que el sistema está pensado para trabajar con texto académico, que tiene muchas particularidades y no puede tratarse con plantillas estándar. Por otra parte, se basa en un entorno informático amigable y de uso gratuito. Lo cual achica la brecha tecnológica y esto, creo, es un efecto muy positivo.